¿Sin Lara no hay Paz?
Rodrigo Paz y Edmand Lara formaron una dupla en elecciones por pura casualidad y llegaron a los cargos que hoy ocupan por azares de la crisis. En esta dupla accidental el “mérito” de uno, Paz, fue conseguir la sigla (PDC) para participar en las elecciones y el del otro, Lara, canalizar el voto del “bloque popular”. La determinante gravitación electoral del segundo, quien “puso” los votos, no modifica el papel formalmente establecido que debe cumplir el primero, quien “puso” la sigla.
Pero la cuestión no se reduce a la formalidad ni se puede dejar de lado la “anomalía” que se arrastra: la gravitación electoral del acompañante de una candidatura presidencial irrelevante en una situación en la que el “bloque popular” votó contra los representantes explícitos de la restauración señorial (Doria Medina y Tuto Quiroga). Está anomalía podría ser “gestionada” o, cono está pasando, puede ser convertida en un problema contra el propio gobierno.
No se trata simplemente de Lara, que como vicepresidente tiene atribuciones determinadas, sino del electorado que puso al gobierno, cuyas expectativas y ánimos no parecen importarle a Paz. Podría decirse que eso es muy irresponsable de su parte, pero su actitud no sorprende.
Paz ya mostró que el ser responsable no le interesa, no solo porque cuando fue senador (2020-2025) de Carlos Mesa no hizo su trabajo de fiscalización sobre temas que hoy denuncia. En varias oportunidades ha lanzado loas a la meritocracia y a los técnicos, contraponiéndolos a los políticos y sus discursos “ideológicos”; pero cuando salió a denunciar que se han robado 15.000 millones de dólares no dio ninguna explicación técnica y dejó todo en ambigüedades propias de un discurso “ideológico”. ¿Su meritocrático equipo no funciona? Tal vez eso de la meritocracia es solo un discurso vacío, como la mitad de las cisternas que arribaron a la cabeza de Rodrigo Paz el 9 de noviembre.
Podría esperarse algo más de un tipo que vive del Estado colgándose de aquí y de allá. Claro que su experticia en ese terreno la ha formado desde el gobierno de Banzer (1997-2002). Además, fue diputado de Goni, de Tuto, concejal y alcalde de Tarija, senador de Carlos Mesa. Entonces, ¿para quienes “se acabó eso de vivir del Estado”? ¿Seguirá lanzado consignas “ideológicas” en lugar de información sustentada técnicamente por un equipo “meritocrático”? Se esperaría que una persona con su trayectoria en vivir del Estado muestre cierta capacidad para relacionarse y resolver problemas con su vicepresidente; pero eso no se ve.
Ante el ninguneo, Edmand Lara se refugia en el medio que le permitió llegar directamente al “bloque popular”: Tik Tok. Su experiencia política y sus límites en ese terreno surgen de su trayectoria como tiktoker. Pasó de las redes sociales a ser candidato y luego vicepresidente. A diferencia de su rival, Paz, su familia no tiene trayectoria política nacional ni él tiene experiencia en el manejo estatal. Encara la política, entre la ingenuidad y la impotencia, desenvolviéndose como lo ha hecho desde hace un par de años atrás, por Tik Tok.
Pero no basta con las visualizaciones o los “me gusta”, ni con despertar expectativas lanzado ofertas al gusto del consumidor. En las disputas políticas también juegan otros factores. Paz está gobernando con quienes perdieron las elecciones, claro, dándole la espalda al electorado que lo puso como presidente y apostando por el respaldo de las élites. ¿Qué hace Lara? Videos, porque eso aprendió en su experiencia política. Pero su base electoral no solo consume Tik Tok, también tiene formas de agregación social en diferentes niveles y con distintas funciones. Parece que Lara solo los ve como seguidores y no como estructuras de deliberación y acción. Es decir, “el capitán” ha canalizado el voto de un electorado masivo al que no termina de comprender y que está siendo dejado de lado por el gobierno.
Paz nunca pensó en ser presidente, ni siquiera presentó un plan de gobierno serio. Por eso no está gobernando con un equipo propio, sino con un equipo que responde a Doria Medina y la agroindustria. Por su parte, Lara confió en que su llegada en el “bloque popular”, mediante redes, sería suficiente para que lo tomen en serio; pero los “tradicionales” ya le han rayado la cancha. Entonces, ¿sin Lara no habrá Paz? Lo que hay que ver es lo que está pasando con el electorado que puso al gobierno, que también ha sido ninguneado, en relación a las medidas que vaya a tomar Paz. En ese terreno se juega la paz del gobierno, con o sin Lara.