Opinión pública, propaganda y cortinas de humo
La acción comunicativa tiene como objetivo lograr la búsqueda de consensos para llegar a acuerdos, pese a los disensos. El término “opinión pública” alude a diferentes fenómenos relacionados con la dinámica del poder, especialmente cuando está referida a aspectos políticos y económicos. El público, son personas con o sin proximidad física, que comparten intereses, aunque no opiniones similares, que pueden ser generadores de opinión, por tradición, liderazgo o carisma, pueden llegar a las multitudes y son éstas finalmente quienes otorgan y sostienen el poder.
Cada opinión conlleva una conclusión o juicio formado sobre una situación problema, que pone de manifiesto ideología, valores, anclajes, inclinaciones, prejuicios, temores y amenazas. Muchas veces solamente manifiestan la hosquedad de quien repite lo que otros mandan a decir y ni siquiera pueden repetir un discurso que no entienden, exhibiendo sus complejos neuróticos, psicológicos y hasta sociológicos que acumulan en su historia individual. Es así, que las opiniones personales e individuales no cuentan como opinión pública, a no ser que se atribuyan la representación de un grupo importante o a los intereses de grupos de poder.
En el caso del Estado en cualquiera de sus niveles de gobierno, intentan generar discusión y mantener el dominio a través de la publicidad y la propaganda, para forjar adhesiones, sentimientos e intereses comunes con los ciudadanos a los que les toca gobernar. La propaganda, implica un esfuerzo permanente para manejar la opinión pública, de varias técnicas para influirla y diferentes formas de controlarla, con altos costos económicos al aparato estatal.
El fenómeno de las cortinas de humo, supone un conjunto de circunstancias o de hechos para desviar la atención de las multitudes, a través de la creación de falsos criterios de opinión pública, la generación de situaciones problema con fecha de caducidad y métodos de salida, a través de morbo, circo político y la exposición de la vida privada de las personas para apañar, ocultar y ajustar problemas importantes, que si no se cubren pueden cambiar los criterios de aprobación o desaprobación de una gestión de gobierno.
Los medios de comunicación son las herramientas para sembrar cortinas de humo, a través de las cuales se interiorizan valores y antivalores en forma de telenovelas, adiestrando a las audiencias sobre gustos y tradiciones foráneas. Las canciones, la moda y la farándula que día a día inoculan en la retina fomentando el consumismo. Ahora, hasta los fenómenos de la naturaleza son beneficiosos como “cortinas de humo”, ya que las sequías o inundaciones sirven para tapar la corrupción, la represión, los hurtos y el incremento de la violencia.