Política, Prensa, Democracia y Bancos

Oswald Spengler y el proceso de cambio

Jhonny Lazo Zubieta

Oswald Spengler escribe La Decadencia de Occidente entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Aunque murió un año antes de la Segunda, no deja de sorprender su extraordinario análisis prospectivo sobre ese acontecimiento y muchos otros aspectos que hacen a la vida de las culturas, naciones y civilizaciones[1].  En el presente artículo nos referiremos a la observación que realiza sobre la política, la democracia, la prensa y el capitalismo financiero. Análisis que nos permitirá reflexionar sobre el entorno político boliviano y el capital financiero.

Spengler, no es un autor tradicional que gusta a todo el mundo. Desde  la aparición de su obra, hubo y hay críticas. Dentro y fuera de Alemania. Unos por su posición política y la crítica que hace al capitalismo financiero. Aunque – estos – no lo admiten y lo disfrazan con cierto academicismo. Entonces, podemos no estar de acuerdo con ciertos aspectos de la obra de este gran filósofo alemán de la historia; pero, otros aspectos – como los que observaremos en el presente ensayo –  son ineludibles para entender la materialidad de la democracia: las elecciones, la economía y la libertad de expresión entre otros.

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  1. Crítica a la historia, a la política interna y externa

Spengler, niega la historia universal única, lineal,  gradual, racional y causalmente comprendida. Al que todos nos adherimos como parte de esa historia única. Al contrario, el filósofo alemán, bosqueja  el Universo como historia del “sino”, del “destino”, de la vida como energía, como fuerza vigorosa, como voluntad de poder. El estudio del fin último de la historia, será para Spengler  una deformación de la idea del “sino”. Esta perspectiva histórica es propia de nuestra cultura – dirá Spengler – refiriéndose a la cultura de occidente en contraposición, por ejemplo, a la clásica civilización griega. Con Spengler, la historia que todos la conocemos a través de los diferentes historiadores y que se nos enseña en la escuela y universidades, cuyo eje central es occidente con sus tres fases: antigua, media y moderna, no es correcta. Porque la historia no es objetiva dirá Spengler; además, no sirve para entender otras culturas. Es esta visión sesgada de la historia, con su centro en Occidente, que niega el filósofo alemán.

Entonces para esa otra concepción del mundo – no racional, no causal – orgánica[2], utilizará conceptos de: “nación”, “cultura”, “civilización” “sino” y “destino”. Este planteamiento no puede ser interpretado desde un enfoque racional universal de verdades e ideales abstractos: “La visión “lineal” de la Historia debe ser abandonada a favor de una visión cíclica. Hasta ahora la Historia, y en especial la de Occidente, ha sido considerada como una progresión lineal de lo bajo hacia lo alto, a modo de peldaños de una escalera, llevando hacia una progreso ilimitado. De este modo, la Historia de Occidente termina siendo considerada como un desarrollo progresivo: tenemos Historia griega, romana, medieval y moderna; o bien antigua, medieval y contemporánea”[3]. Este registro de la historia sólo representa el ego occidental. Más adelante, dirá, nuestro autor, que Europa pretende que todo el pasado sirviera a un solo propósito, como antesala para la emergencia  de la cultura y civilización occidental: heredera “… más perfeccionada de la cadena evolutiva”.

Contra esta mirada sesgada de la historia, Spengler plantea una Historia que se mueve por ciclos delimitados, perceptibles e independientes. El filósofo alemán no es el único ni el primero en ver esta perspectiva cíclica de la historia. Entre otros destacan: Herodoto, Giambattista Vico, Danilevsky, Toynbee, Pareto y Sorokin. Entre los actuales: Wallerstein, Ferguson, Inglehart y Huntington. Esta perspectiva distingue el cambio social[4] no como una línea recta de incesante ascenso que despunta con la modernidad. Al contrario, observa la historia como un proceso de ciclos en la que lo moderno es percibido como una etapa más en el círculo de la historia de la humanidad. Aquí, se percibe la aparición, desarrollo y caída de diversas sociedades o culturas. En el caso de Spengler, toda cultura lleva el “sino” de la civilización; esto es, que cada cultura declina y perece en la civilización.

“Con la fase de la civilización viene el gobierno del dinero y sus herramientas gemelas: la democracia y la prensa. El dinero gobierna al caos y sólo el dinero saca provecho del mismo. Pero los verdaderos portadores de la cultura – las personas cuyo espíritu todavía se identifica con el alma de la cultura – sienten repugnancia ante este poder plutocrático y sus felahs servidores. Consecuentemente, se movilizan para quebrar este poder y tarde o temprano tienen éxito en su empresa pero dentro del marco de una sociedad ya masificada. En este periodo, la dictadura del dinero desaparece junto con la civilización y termina dando lugar a la siguiente, dónde grandes hombres se hacen de un gran poder. El surgimiento de los césares marca el regreso de la autoridad y del deber, del honor y de la estirpe de “sangre”, y el fin de la democracia”[5]. No hay fechas o momentos precisos en esta visión cíclica de la historia. El deceso de una cultura,  puede alargarse por algunos siglos y/o también puede ser resultado de una muerte súbita, por factores externos a esa cultura; tal cual aconteció con la cultura mejicana o con todas las culturas precolombinas.

Porque, los pueblos, como “culturas”, son el destino, los impulsos, las energías del acontecer humano, y estos vienen fundados por la unión de individuos con la unidad del alma. Cada integrante se transforma cuando se une a su pueblo. La sangre de estos pueblos y sus luchas entre sí son el motor de una historia que se identifica con la vida, el poder y no con los ideales de moral, verdad o justicia.

La “historia auténtica” para Spengler es la producida por “hombres de acción”: Alejandro Magno, Napoleón Bonaparte entre ellos. Porque forjaron la historia a partir de “instintos de posesión”, “voluntad de poder”.  Esta es la historia de los hechos, historia de los pueblos vivos. En este escenario político los problemas se solucionan creando organizaciones prácticas. No hay verdades en la historia al margen de los hechos prácticos. Por tanto, el historiador debe estar atento al mundo fáctico, donde las culturas, brotan, desarrollan y decaen. No existe luchas ideales o que buscan conquistas ideales.: “Los poderes de la sangre, los impulsos primordiales de toda vida, la inquebrantable fuerza corporal, recobran su viejo señorío… Apoderase del gobierno del mundo y el imperio de los libros y de los problemas se anquilosa o se sumerge en el olvido”[6]

Entonces no existen verdades universales, conceptos generales sagrados  como: “libertad”, “derecho”, “humanidad”, “progreso”, “razón”, “finalidad última”. Éstas, son para Spengler “supuestos abstractos”, “hipótesis ideales”; que, por más profundos y lógicos que sean, no tienen correlato con la certeza de los hechos. Es decir, no existen independientes de las condiciones materiales y espirituales impuestas por la sangre y por la historia. Nada perece en absoluto; la vida misma no termina si no con la muerte. Spengler no predicó ningún fatalismo, ni manifestó tampoco una ciega resignación ante el destino. En un ensayo publicado en 1922 insistió en que los hombres de Occidente tenían que seguir siendo hombres y hacer todo lo que estuviese a su alcance para aprovechar las enormes posibilidades que todavía tenían disponibles. Por sobre todo, debían aceptar un imperativo absoluto: destruir el dinero y la democracia, especialmente en el terreno de la política que es, por antonomasia, el territorio de las empresas de gran envergadura.

Respecto a los derechos – señala que – son manifestaciones de fuerza de la “voluntad de poder”; de la misma forma los tratados. Al contrario de las “costumbres”, que brotan inconscientemente del ritmo y curso vital. Si la política es una guerra sin armas – señala Spengler – “el derecho al derecho” es el botín del grupo vencedor. No hay forma de evitar la severidad de estos hechos. En consecuencia, en toda guerra, interesa saber quién gobernará al conjunto. Siempre será lo eficaz. Una vida; jamás una idea, un sistema, ley o programa. Nunca precepto alguno ordenó el curso de la historia. Sobre la prensa escribe Spengler: podrá el hombre común dormir tranquilo con la idea de que es constitucionalmente una “prensa ‘libre’”. En cambio el hombre superior, se preguntará: ¿A la disposición de quién está?

Respecto de la política, afirma que ésta “… es, por último, la forma en que se cumple la historia de una nación dentro de una pluralidad de naciones. El gran arte consiste en mantener la nación propia ‘en forma’ interiormente, para afrontar los acontecimientos exteriores”[7]. Esto corresponde, no únicamente a los pueblos, Estados o clases sociales; sino, a “Toda Unidad Viva”. La política interior existe exclusivamente para la política externa. Nunca al contrario. “El genuino demócrata suele considerar la política interior como un fin en sí; el diplomático de término medio no piensa más que en la política exterior. Por esta razón los éxitos de uno y de otro están todos en el aire. El maestro político se muestra sin duda del modo más visible en la táctica de reformas interiores, en su actividad económica y social, en la habilidad para mantener la forma pública del conjunto, los ‘derechos y libertades’ armónicos con el gusto de la época y al mismo tiempo dotados de capacidad de ejercicio, en la educación de los sentimientos, sin los que es imposible que un pueblo permanezca ‘en forma’: confianza, respeto a la dirección, conciencia de la fuerza, contento y, si es necesario, entusiasmo”[8].

Todo esto tiene validez cuando se refiere a la “historia superior de un pueblo”. Y, cuando este pueblo tiene consciencia que no “está solo en el mundo”. Por tanto su futuro, no depende únicamente de este pueblo; sino,  “decide la proporción de sus fuerzas respecto de los demás pueblos y no la mera ordenación interna”[9]. Y como la capacidad de percibir estas fuerzas de la historia, no está al alcance del hombre común,  ha de poseer esa visión perspicaz – como en muchas otras cosas – la minoría gobernante. Esa minoría, donde el hombre de Estado acude para proyectar sus acciones. Distinta de esa masa amorfa de plurinacionales judaizados, cretinizados y cleptómanos.

En un espurio “Estado Plurinacional”, donde cohabitan una “democracia corrupta” junto al “dinero en las urnas” y los “bonos publicidad a la prensa”; donde la horda tomó por asalto los curules, no es posible: o, mejor, es imposible tener esa minoría dominante; mucho menos un hombre de Estado, Porque, como decía Sergio Almaraz: no se puede llamar “… gobiernos a los caciques que se vendieron por lentejuelas”[10]. Nosotros, ni estadista, aquel gobernante indígena que proclama los “derechos de los pueblos indígenas”, de la “madre tierra” y “el agua como derecho humano”, en todos los foros internacionales; mientras que al interior de su país masacra indígenas del TIPNIS, para facilitar la penetración del capital internacional petrolero. Mata y mete preso a dirigentes de Mallku Khota, para favorecer a la Transnacional “South American Silver”. Y, la mayor parte; sino, la totalidad de las capitales de departamento y sus provincias, carecen del servicio de agua potable, mientras el líder indígena despilfarra los ingresos del Estado en “bonos publicidad”  millonarios, en edificios que cuestan millones de bolivianos y movilidades a los sindicatos parásitos..

  1. Crítica al capitalismo financiero.-

Un concepto muy importante en Spengler es la noción del dinero, el crédito y la garantía. Muy pocos intelectuales de habla hispana investigaron en profundidad el “Capítulo VI: “El Mundo de las formas económicas”; y, el alcance que tuvo consecuencias funestas[11] en la historia de Europa y Estados Unidos, con la salvedad de Joaquín Bochaca en España y en América Latina: Norberto Ceresole de la Argentina y Salvador Borrego en México. Al respecto nos ilustra Spengler: “El crédito de un país descansa, para nuestra cultura, sobre su capacidad económica y la organización política, de ésta, lo que da a las operaciones financieras y contabilidades el carácter de verdaderas creaciones de dinero; no descansa en una provisión de oro guardada en algún banco”[12].

En otro parágrafo aclara:

“(…) Cuanto peor es el crédito tanto más alto está el oro, hasta el punto de que resulta impagable y desaparece de la circulación, de manera que ya no puede obtenerse sino contra otras mercancías; el oro, pues, como cualquier otra mercancía, se mide por la unidad de contabilidad escrita, y no al revés, como parece dar a entender la expresión patrón oro…”[13]. A partir de 1770 los bancos se convierten en centros de crédito. Con esta conversión, la banca resulta “potencia económica” y será en el Congreso de Viena que penetra en la política, hasta nuestros días.

Spengler escribía: “El gran movimiento que hace uso de los lemas marxistas no ha puesto a los patronos bajo la dependencia de los trabajadores, sino que ha puesto a ambos—patronos y trabajadores—bajo la dependencia de la Bolsa”[14]. Expresión que  nos recuerda al Movimiento al Socialismo, donde el sistema financiero; es decir, el capital no productivo fue el mayor beneficiario del “Proceso de Cambio que no Cambia Absolutamente Nada”. Bueno…, algo si cambió, mayor ganancia para las transnacionales mineras, petroleras, financieras y sus cuentas en los bancos.

Por la misma época (1918), otro alemán Gottfried Feder, escribe el Manifiesto contra la usura y la servidumbre del interés del dinero; donde se lee: El “Poder Financiero de la Banca”  es la “Mortal Enfermedad” que alcanza a toda la humanidad. Es una epidemia devastadora, como un veneno corrosivo, que ha hecho presa de todos los pueblos  de la  tierra. Este espíritu parasitario se ha adueñado de amplios círculos populares: la codicia de lucro  insaciable, una concepción de la vida emplazada únicamente en los valores materiales; que ya ha arrastrado y continuará arrastrándola a una pavorosa decadencia de todas las normas ético-morales[15]

El Movimiento al Socialismo: un gobierno neoliberal hasta la médula.-

Es verdad, en el pasado yo estaba contra las oligarquías, pero reconozco que fue un error porque necesitamos empresarios” PRESIDENTE EVO MORALES, Acto de conmemoración de los 116 años de la creación de la Cámara de Comercio[16]. El vicepresidente ÁLVARO GARCÍA al ex superintendente de Hidrocarburos, Santiago Berríos…: «tiene usted razón, no hay nacionalización, pero es que no se olvide que ése ha sido el discurso electoral que hicimos al pueblo y si ahora decimos que no hay nacionalización, ¿qué va a ocurrir con los movimientos sociales?»[17] Dos declaraciones que revelan la verdadera dimensión ideológica del MAS y retratan de cuerpo entero la condición humana de Evo Morales y de Álvaro García.

El ex Ministro Arce Catacora, declaraba: “se bolivianizó la economía dándole al Banco Central un grado de libertad muy alto para ´hacer´ política monetaria[18], pero – según Zuleta – evita hablar sobre cómo esta política, pensada como una forma de combatir las presiones inflacionarias procedentes del exterior, condujo al mismo tiempo a un ambiente de desventaja en términos competitivos a muchas empresas productoras de una serie de bienes de exportación específicamente manufactureros que, a diferencia de las materias primas, tienen que enfrentar una encarnizada guerra de costos y precios principalmente con algunas economías emergentes mucho más poderosas.

Como puede entenderse que un gobierno faculte al Banco Central “libertad muy alto para hacer política monetaria”; luego, este mismo gobierno tenga que prestarse dinero de dicho Banco con intereses que pagamos todos los bolivianos; y, encima afirmar que el Banco Central de Bolivia es de los bolivianos. Veamos cómo actúa el “gobierno neoliberal” de Estados Unidos con el Sistema bancario y comparemos si existe alguna diferencia con el gobierno “socialista” del MAS:

El Gobierno de EEUU, necesita, supongamos, mil millones de dólares, se dirige a la “Federal Reserve” (Banco Central) y le solicita los mil millones. La “Federal Reserve” da su acuerdo del préstamo con intereses. Entonces el Congreso autoriza al Departamento del Tesoro a imprimir mil millones de dólares en bonos de los Estados Unidos, que son entonces entregados a los banqueros de la Federal Reserve. Luego, la Federal Reserve paga los gastos de emisión de los mil millones, tal vez unos quinientos dólares en tinta y papel, y realiza el cambio. Y el Gobierno usa los mil millones para hacer frente a sus obligaciones[19].

Y, ¿Cuáles son las consecuencias de este crimen legal?

“Que el Gobierno de los Estados Unidos ha endeudado al Pueblo ante la Federal Reserve, por mil millones de dólares, más sus intereses acumulados. Estados Unidos está endeudado con “su” Banco Central en más de 500 billones de dólares, los cuales devengan unos  intereses de tres billones de dólares mensuales[20].

¿Hay alguna diferencia entre el accionar del gobierno de los Estados Unidos que se supone neoliberal y el gobierno del MAS que se califica socialista Con respecto al Sistema Financiero Internacional, dueño de casi todos los bancos centrales del mundo?

Veamos, ahora, la política del MAS con respecto a la minería y a los hidrocarburos. Juan Carlos Zuleta basándose en información de precios obtenida de la Fundación Milenio, determina que si bien hubo incrementos importantes en los precios internacionales del gas natural entre octubre de 2003 y enero de 2006, éstos no se comparan con los que se dieron entre febrero de 2006 y noviembre de 2011. Considerando la variación porcentual entre los precios más bajos y los más altos, en el primer período (2003 – 2006) los precios promedio que pagó Brasil se incrementaron en un 76%, mientras que los que pagó Argentina subieron en 110%. En contraste, en el segundo período (2006-2011) los precios treparon a 126% y 196%, respectivamente.

El caso de la plata, el segundo producto de exportación (en valor) después del gas natural, es por demás interesante. Con información de Kitco.com, se ha podido observar que entre octubre de 2003 y enero de 2006, el precio de la onza troy de plata saltó de $us.4, 82 a $us.9, 9, o sea que más o menos se duplicó. Sin embargo, desde febrero de 2006 hasta noviembre de 2011, el precio de la plata trepó a $us. 33,15 por onza troy, es decir aumentó en más de tres veces, registrando incluso un valor de $us.49 la onza troy en abril de 2011.

En relación con el zinc, los precios internacionales (según datos de London Metal Exchange) se duplicaron entre octubre de 2003 y enero de 2006; se multiplicaron por 5 en noviembre de ese mismo año y volvieron a un nivel similar al de enero de 2006. En cuanto al estaño, si bien los precios internacionales (según datos de London Metal Exchange) se duplicaron entre octubre de 2003 y mayo de 2004, a enero de 2006 solamente registraron un incremento del 40%. Sin embargo, de febrero de 2006 a la fecha casi se triplicaron, aunque en abril de 2011 casi se multiplicaron por 5. Por último, respecto al plomo, el menos importante de los cuatro minerales en términos de los valores de exportación que genera, los precios (según datos de London Metal Exchange) mostraron un aumento de más del doble entre octubre de 2003 y enero de 2006, mientras que entre febrero de 2006 y diciembre de 2011 sólo se incrementaron en un 43%, luego de haberse casi triplicado en agosto de 2007. ¿Qué se hizo con tanto dinero?

Escribe Zuleta “…en el mejor de los casos estos recursos sólo sirvieron para financiar proyectos de infraestructura y servicios básicos, a nivel local y departamental, bajo el libreto neoliberal de que la inversión pública no debería dirigirse al desarrollo productivo, fuente principal de empleo en cualquier economía”. Tampoco habla de las grandiosas cantidades de recursos que permanecen en las cuentas fiscales de tales entidades públicas esperando la próxima apropiación de fondos por parte del gobierno central. En suma, este gobierno ha realizado mejor manejo de la macroeconomía que los anteriores gobiernos neoliberales.

Sobre los Impuestos, escribe  Zuleta, cuando el Ministro de Economía habla del aumento de las recaudaciones impositivas, se atribuye completamente este logro, evitando comentar sobre los avances alcanzados en materia de ampliación del universo de contribuyentes, a partir de la aplicación de un nuevo Código Tributario desde 2003, o la reforma institucional del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) implementada en el período 2001-2006 en los gobiernos “neoliberales” anteriores.

La nacionalización jurídica no real de los hidrocarburos. La nacionalización en papel, marcó un hito en la historia del país, sobre todo debido a sus efectos en términos de generación de ingresos adicionales para el Estado. No obstante, tal como señala un estudio del CEDLA “Gasolinazo: Subvención popular al Estado y a las petroleras”, “… al disponer el retorno de YPFB a la actividad hidrocarburífera en condiciones precarias y sometida a la libre competencia con las empresas transnacionales— permitió que las reservas y la extracción —que es lo que les da valor económico— continuasen en manos de éstas, cuyos intereses se supone que deberían afectarse[21]

Es más, esta medida histórica partió de la concepción – también de corte neoliberal – de que “la inversión extranjera es imprescindible”[22] . Entonces, como resultado, el control de las reservas de gas natural y petróleo a cargo de tres empresas transnacionales (Petrobras, Repsol y Total) aumentó del 83,4% en 2005 al 85,2% en 2009, mientras que el control de las reservas por parte de YPFB mediante sus subsidiarias Andina y Chaco bajó del 12% en 2005 al 11% en 2009. De la misma forma, el 80% de la producción de hidrocarburos se encuentra bajo el control de operadoras privadas extranjeras y que apenas el restante 20% está en manos del Estado “…a través de las empresas Andina y Chaco, en asociación con empresas extranjeras[23].

Luego, el CEDLA sostiene que “el Estado Plurinacional no define la política de hidrocarburos, ni ejerce presión sobre las petroleras para que produzcan, sino que debe recurrir a otorgarles incentivos para estimularlas. Así, como respuesta a la eventual crisis energética, parece haberse inscrito en la agenda gubernamental el aumento de los incentivos a las petroleras y la presión sobre el pueblo consumidor a través de la imposición de precios internacionales”[24].

El saqueo más grande de la historia de la minería potosina a vista y paciencia del gobierno neoliberal del MAS.

El 2010 – según Villegas – “…el valor de la producción fue de 2.599 millones de dólares; se exportaron 2.405.079.804 dólares. Por regalías e impuestos quedaron para el país 290 millones de dólares. El 2009 la producción fue de 2.055.900.000 dólares, se exportaron 1.870.500.000 dólares; para el país quedó apenas 103.580.000 dólares. Estas son las cifras que el país debería contar como beneficio respecto al PIB y no lo que se llevan las trasnacionales. Con los ingresos por regalías e impuestos del 2010, al país le tomaría más de 8 años llegar al valor exportado ese año, y le tomaría 18 años obtener el valor que se fue por exportaciones el 2009[25]. Esto significa que la privatización de la minería ha llevado a una mayor extracción de minerales a cambio de una mínima ganancia – si es que hay, después de reparar los daños medioambientales – para Bolivia. “Lamentablemente con el actual modelo económico la única forma de incrementar los ingresos del país es a cambio de un mayor saqueo”[26]

Hasta aquí se puede demostrar con fatal contundencia la profunda perfidia ética y política de la cúpula del MAS y su pleno alineamiento bajo los intereses del capital transnacional. Terminemos de una vez con el fervor jurídico del MAS, esa que hace creer que porque un Decreto Supremo expresa que los hidrocarburos son de propiedad del Estado indudablemente lo sean. La realidad, tal como se demostró, es muy distinta.

  1. Democracia prensa y dinero

Transcurrieron 99 años desde la publicación de la primera parte de “La decadencia de occidente”. No obstante, mantiene plena vigencia en muchos aspectos la obra del filósofo alemán. Uno, que interesa – por ahora – es la crítica a la democracia, o la consumada identificación entre dinero y política: “El dinero es el que pone al espíritu en el trono. La democracia es la perfecta identificación del dinero con la fuerza política”[27]. Un escenario en el que todo pensamiento ha de ser transformada en dinero para poder realizarse. Sólo la demagogia hará creer a las “masas” lo contrario: “… existe para los hombres del mundo político el peligro de que su voluntad y su pensamiento se rebajen, apartándose de los problemas históricos (y) se convierte en bandidaje (…) cuyo celo se agota en una vida de holganza y en la acumulación de riquezas…y en la democracia ya madura la política de los ‘arribistas’ no sólo es idéntica al negocio, sino idéntica a las más sucias especies de negocios y especulaciones”[28].

Los partidos políticos imponen su voluntad a la masa. La opinión pública es el arma más eficaz para combatir unos partidos con otros. Quien ciertamente es el señor de voluntades, es el Poder del dinero. Éste, selecciona a los partidos dominantes; toda vez que la prensa está sometida a la dictadura de la bolsa.  La ley es también voluntad del partido dominante; que educa a los ciudadanos y a la vez les protege. Aún a los partidos obrero-campesinos: “El comunismo práctico, con su ‘lucha de clases’ no es sino un buen servidor del gran capital, que sabe utilizarlo muy bien en su provecho. (…) A ellos pertenece también la política interesada de los partidos obreros, que no pretenden superar los valores del dinero, sino poseerlos”[29]. La democracia y la Constitución Política del Estado – según Spengler – son creaciones humanas. Y, quienes la crearon no proveyeron sus efectos Reales en la Práctica:

“Estas formas no han crecido espontáneamente, como el feudalismo, sino que han sido obra de reflexión, y no sobre la base de un profundo conocimiento de hombres y cosas, sino sobre representaciones abstractas del derecho y la justicia; por eso se abre un abismo entre el espíritu de las leyes y las costumbres prácticas, que se forman en silencio bajo la presión de las leyes, para adaptarlas al ritmo de la vida real o mantenerlas alejadas de ésta. Sólo la experiencia ha mostrado, al cabo de la evolución, que los derechos del pueblo y la influencia del pueblo son cosas distintas. Cuanto más general es el sufragio, tanto menor es el poder de los electores”[30].

Con el transcurso del tiempo, en las formas democráticas de los pueblos, surge una verdad; esto es, que los demiurgos de la democracia y sus leyes, descubren que, para hacer uso de los derechos constitucionales hay que tener dinero. Y que  el derecho de la masa a elegir libremente sus representantes, es sólo una ilusoria creencia. Es falaz el sentimiento del sufragio universal, porque: “…no contiene ningún derecho real, ni siquiera el de elegir entre los partidos; porque los poderes, alimentados por el sufragio, dominan merced al dinero todos los medios espirituales de la palabra y la prensa” Este es un elemento de distracción de la “masa”[31]. Es decir, el sentimiento de elegir a sus representantes; además, dejan de poner atención en las cosas obscuras de sus partidos, Esto es al cuoteo de los cargos públicos; que también se subastan como en los mercados la mercancía. De acuerdo a los cargos de jerarquía van subiendo o bajando los precios. Spengler dirá, que aquello, no es una degeneración de la democracia; sino, es parte de la práctica misma de aquella.

Más adelante afirma: «El ‘derecho del pueblo a regirse a sí mismo’ es una frase cortés; en realidad, todo sufragio universal—inorgánico— nula bien pronto el sentido primordial de la elección. Cuanto más a fondo quedan eliminadas las espontáneas articulaciones de clases y profesiones…”[32]. Spengler, al señalar las desarticulaciones de los profesionales, está pensando en lo que ahora se conoce como colegios de abogados, médicos, etcétera. Para nuestro autor, estas agrupaciones de profesionales deben sustituir a los sindicatos en todas sus formas, porque éstos nunca defendieron realmente a quienes representaban; al contrario siempre estaban sujetos a quienes poseen dinero. Este aspecto, muestra su vigencia en las últimas elecciones nacionales. Dirigentes de la Central Obrera Boliviana, candidatos a diputados por el Movimiento al Socialismo, lo mismo dirigentes de la CSUTCB, las Juntas Vecinales, Escolares y otros. Para descargo del masismo habrá que señalar que es una vieja práctica, pasa por el MNR – Barrientos y remata en el Movimiento Al Socialismo. Spengler, señalaba lo mismo hace casi un siglo:

“Ocurre lo de siempre: el nombramiento de los representantes de la clase se convierte en pugna entre candidatos de partido. Con lo cual queda preparado el campo para la actuación del dinero, actuación que desde Zaina crece en dimensiones de un modo tremendo. ‘Cuanta mayor fue la riqueza que se encontraba en las manos de algunos individuos, tanto más se convertía la lucha política en cuestión de dinero’”[33]. Sin embargo – dirá el filósofo alemán como se mencionó más arriba- sería ilusorio afirmar que esto es corrupción: “No se trata de una degeneración de la práctica; es la práctica misma, la práctica de la democracia madura, la que toma estas formas con necesidad fatal”[34].

Algo muy actual, en la negativa de Morales y García a debatir con cualquier candidato de la oposición, y, sí utilizar hasta el tedio los medios de comunicación. “No se habla de hombre a hombre; la prensa, y con ella el servicio de noticias radiotelefónicas y telegráficas, mantienen la conciencia de pueblos y continentes enteros bajo el fuego graneado de frases, lemas, puntos de vista, escenas, sentimientos, y ello día por día, año por año, de modo que el individuo se convierte en mera función de una “realidad” espiritual enorme. El dinero hace su camino político, bien que no como metal que pasa de una mano a otra. No se transforma tampoco en juegos y en vino. Se transforma en energía y determina por su cuantía la intensidad de la propaganda”[35].

Estas frases impresas, vocalizadas y en imágenes, fue el arma más contundente en manos del Movimientos al Socialismo. Este hecho, nos permite afirmar que todas las elecciones y el referéndum de febrero del 2016 NO fueron unas elecciones entre pares; es más, en sentido estricto no hubo elección. No es posible a un lisiado, ganar una carrera de mil metros con un adversario olímpico; porque además de sus limitaciones propias, tenía un jurado totalmente parcializado con el atleta olímpico; el cual le impone una serie de obstáculos. En el mismo sentido dirá Denes Martos: “Algo que cualquiera con dos dedos de frente habría podido prever, porque lanzar a la arena del mercado a los grandes y poderosos contra los pequeños y vulnerables vendría a ser lo mismo que encerrar a un tigre de Bengala junto con un gato siamés y después…”[36] esperar quien es el Gran Ganador y quien el Gran Perdedor. No podría haber mayor imbecilidad que esa espera. Por lo tanto, es un despropósito hablar de grandes “Grandes Ganadores” y “Grandes Perdedores” en el régimen de Evo Morales. Lo sorprendente fue que no pasó del 61% pese a la “billonaria” campaña que en sólo “Bonos-publicidad” a toda la prensa – sin excepción – superó nuestra imaginación financiera. En el referéndum el gobierno no tuvo una oposición partidista; la oposición fue el boliviano consciente, sin ninguna propagando se ganó con el 78% y no con el 61% que fue el informe oficial.

Quizá, pensando en nuestros “perspicaces analistas políticos” y videntes Spengler escribía: “Hoy vivimos tan entregados sin resistencia a la acción de esa artillería espiritual, que pocos son los que conservan la distancia interior suficiente para ver con claridad lo monstruoso de este espectáculo. La voluntad de poderío, revestida en forma puramente democrática, ha llegado a su obra maestra, ya que el sentimiento de libertad se siente acariciado y halagado por la misma técnica que le impone la más completa servidumbre que ha existido Jamás[37]. Quienes conservamos cierta distancia interior, somos testigos que en estos doce años, hasta la vida espiritual  de la “masa” fue fagocitada por la “propaganda masista los 360 días del año”, que cuesta millones dólares; y, que – por supuesto – no la pagan ellos. En consecuencia el pueblo, mejor la “masa”, se alimenta todos los días con BTV que “… mantiene a los espíritus bajo su encanto (y) hace que se olviden” de los problemas reales.

Recordar que la hoja de coca fue el único interés de Los plantadores y recolectores del Chapare. Por eso se enfrentaban con UMOPAR. ¡Nunca les interesó los problemas reales del país!, mientras ellos tuvieran su “CATO DE COCA”, que sin duda va al narcotráfico, que es el mayor causante de la “inseguridad ciudadana”, porque se convierte en delincuencia y muerte. Ahora estos se autoproclaman revolucionarios, antiimperialistas anti neoliberales y un largo etcétera…

No podía haber mayor cinismo en los hombres y mujeres del MAS, al descalificar públicamente por los medios de comunicación a los indiscutibles opositores al neoliberalismo como fueron los trotskistas. En todas sus gremios. Qué, además, al interior de las Universidades, fueron los únicos que defendieron a los cocaleros con la frase “Libre Cultivo de la Hoja de Coca”. El masismo no sólo perdió su dignidad – si alguna vez la tuvieron – sino la menoría histórica. No somos trotskistas, somos contrarios al trotskismo y el presente texto así lo demuestra. Pero, conservamos nuestra integridad moral, nuestra memoria histórica; porque fuimos testigos del valor y entrega de los universitarios y docentes trotskistas.

En este panorama, Spengler pregunta: ¿Qué es la verdad?

“Para la masa, es la que a diario lee y oye. Ya puede un pobre tonto recluirse y reunir razones para establecer ‘la verdad’. Seguirá siendo simplemente su verdad. La otra, la verdad pública del momento, la única que importa en el mundo efectivo de las acciones y de los éxitos, es hoy un producto de la prensa. Lo que ésta quiere es la verdad. Sus jefes producen, transforman, truecan verdades. Tres meses de labor periodística, y todo el mundo ha reconocido la verdad. Sus fundamentos son irrefutables mientras haya dinero para repetirlos sin cesar”[38].

La febril celeridad de la prensa persigue efectos duraderos. Por ello,  mantiene bajo coacción a todos los espíritus. Sus evidencias quedan desaprobadas, en cuanto y en tanto un nuevo poder financiero tiene interés en contra argumentos; y, los proporciona con mayor frecuencia a los oídos, ojos y cerebro de la población: Al instante mismo, dirá Spengler: “…la aguja magnética de la opinión pública se vuelve hacia el polo más fuerte. Todo el mundo se convence en seguida de la nueva verdad. Es como si de pronto se despertase de un error”[39].

La prensa es hoy un ejército, con armas distintas, cuidadosamente organizadas; “los periodistas son los oficiales; los lectores son los soldados. Pero sucede aquí lo que en todo ejército: el soldado obedece ciegamente y los cambios de objetivo y de plan de operaciones se verifican sin su conocimiento. El lector no sabe nada de lo que sucede y no ha de saber tampoco el papel que él representa. No hay más tremenda sátira contra la libertad de pensamiento. Antaño no era lícito pensar libremente; ahora es lícito hacerlo, pero ya no puede hacerse”[40]. Sólo se piensa lo que el poder del dinero dicta a la prensa. Esto, hoy es la conocida y glorificada libertad de expresión.

De esta manera, se traslada las decisiones de los parlamentos a “círculos privados y privilegiados”. Las elecciones, son apenas una comedia, como lo es en EEUU, en Europa o en la antigua Roma. El Poder del Dinero,  dispone de la “cosa pública” sólo a quienes les representa y beneficia desde el Poder Político. Este es ejercicio Real de la política. Los ideales no existen. Entonces las elecciones son entretenimientos acomodados que se pone en escena para consumo de  crédulos. Y si, inicialmente todo sufragio era un movimiento en formas legales” “… esta forma ya se ha agotado y no queda más que ‘elegir’ uno mismo su sino con los medios primitivos de la fuerza sangrienta, cuando la política del dinero resulta intolerable”[41].

Por el Poder Financiero se elimina a sí misma la democracia, luego que el dinero ha suprimido el espíritu. “Más justamente porque todos los ensueños han volado, aquellos ensueños de que la realidad pudiera cambiarse por las ideas de un Zenón o de un Marx; Justamente por haber aprendido que, en el reino de la realidad, una voluntad de poderío sólo puede ser derribada por otra voluntad de poderío – esta es la gran experiencia en la época de los Estados en lucha -; justamente por eso despierta al fin un anhelo profundo de todo cuanto vive de viejas y nobles tradiciones. La economía monetaria hastía hasta producir asco[42]”.

El Estado Nacional fue suprimido, no por voluntad de los pueblos originarios como nos quieren hacer creer; porque para el “Poder Financiero de la Banca” “Los Estados-Nación soberanos son un obstáculo al desarrollo económico según el apotegma de que ‘el Estado es mal administrador’”.[43] Sólo el advenimiento del “Estado Nacional Boliviano” triunfará sobre  el Estado Plurinacional, expresión de la dictadura del dinero y de su arma política, la democracia. “La espada vence sobre el dinero; la voluntad de dominio vence a la voluntad de botín. Si llamamos capitalismo a esos poderes del dinero y socialismo a la voluntad de dar vida a una poderosa organización político-económica, por encima de todos los intereses de clase, a la voluntad de construir un sistema de noble cuidado y de deber, que mantenga ‘en forma’ el conjunto para la lucha decisiva de la historia, entonces esa lucha es, al mismo tiempo, la contienda entre el dinero y el derecho”[44].

En el planteamiento de Spengler, el “Poder Financiero de la Banca”  sólo puede ser derribado por otro Poder y no por un precepto. “No hay, empero, otro poder que pueda oponerse al dinero, sino ese de la sangre. Sólo la sangre superará y anulará al dinero” En la historia, se trata de la vida, y siempre de la vida, de la raza, del triunfo para la voluntad de poderío; pero no se trata de verdades, de invenciones o de dinero. La historia universal es el tribunal del mundo: ha dado siempre la razón a la vida más fuerte, más plena, más segura de sí misma; ha conferido siempre a esta vida derecho a la existencia”[45].

Spengler está lejos del “idealismo político” que nunca tuvo correlato en la realidad. Quizá, la propuesta suene duro a los espíritus idealistas y romántico. Pero, el análisis de la realidad, la descripción histórica del funcionamiento de las civilizaciones nos lleva al Realismo Político: “La vida es dura, si ha de ser grande”. Así nos enseña la historia. Desde: “Los nueve Libros de Historia” de Herodoto de Halicarnaso, escrito el 484 a. C al 425 a.C.; “la Guerra del Peloponeso” de Tucídides; hasta en los textos de historia contemporánea, observamos que siempre se ha sacrificado la verdad y la justicia a la Voluntad de Poder, a la acción de los grandes hombres.

Spengler, luego de publicar el primer tomo de La Decadencia de Occidente, mostró interés por la “política cotidiana de Alemania”. Luego de haber sido testigo de “la revolución comunista en Baviera” y de la Revolución Bolchevique de Rusia, escribió un texto corto que tituló “Prusianismo y Socialismo”. “Su tesis principal fue que existía una trágica confusión en los términos. Proponía que conservadores y socialistas, en lugar de masacrarse mutuamente, marcharan juntos bajo la bandera del socialismo. En su opinión, el socialismo no era lo que Marx con su materialismo dialéctico había hecho de él sino esencialmente algo igual al espíritu prusiano”[46]: Es decir, un “socialismo de la comunidad” germana, establecido en  conceptos típicamente germánicos: “La ética del trabajo”, “la disciplina” y “la jerarquía orgánica”. Opuestos al “poder del dinero”. Este socialismo prusiano, aunque Spengler no lo afirma de esa manera; creemos – por la lectura de sus textos – es un socialismo que concentra al proletariado, al campesino, al profesional de clase media, al empresario del agro y de la industria  contra el gran parásito: el improductivo “Poder Financiero de la Banca”. Nunca estuvo de acuerdo con la ética capitalista inglesa, por ser el paraíso del capital financiero; ni con el marxismo, por su reducción clasista. Escribe el filósofo alemán:

Aunque la teoría socialista de Marx, sólo ha querido ver el trabajo del obrero; sin embargo, el trabajo del obrero no es posible sin la labor singular y decisiva del empresario. El organizador y administrador es el centro en ese reino complicado y artificial de la máquina. Sin embargo, existe una grieta todavía más importarte para conservar ese edificio, siempre amenazado, una figura, más importante que la energía de los empresarios, “…es una figura que suele olvidarse en la controversia política: el ingeniero, el sabio sacerdote de la máquina. No sólo la altitud, sino la existencia misma de la industria, dependen de la existencia de cien mil cabezas talentosas y educadas, que dominan la técnica y la desarrollan continuamente. El ingeniero es, en toda calma, dueño de la técnica y le marca su sino. El pensamiento del ingeniero es, como posibilidad, lo que la máquina como realidad. Se ha temido, con sentido harto materialista, el agotamiento de las minas de carbón. Pero mientras existan descubridores técnicos de alto vuelo, no hay peligros de esa clase que temer. Sólo cuando cese de reclutarse ese ejército de ingenieros, cuyo trabajo técnico constituye una íntima unidad con el trabajo de la máquina, sólo entonces se extinguirá la industria, a pesar de los empresarios y de los trabajadores”[47].

Más adelante escribe:

Ni todo el dinero del mundo bastaría para dar sentido y, por tanto, valor de dinero a la actividad del trabajador manual, si con la famosa ‘expropiación de los expropiadores’ fueran las capacidades superiores desviadas de sus creaciones, quedando éstas entonces inánimes, sin voluntad, vacías construcciones. “En esto es Marx un clasicista, como Adam Smith un producto auténtico del pensamiento jurídico romano: sólo ve la magnitud terminada, no la función. Quisiera arrebatar los instrumentos de producción a aquellos cuyo espíritu—por la invención de métodos, por la organización del trabajo eficaz, por la conquista de mercados—convierte en una fábrica un montón de acero y de ladrillo, aquellos que no aparecen en el mundo si sus fuerzas no encuentran campo apropiado (…) Quien quiera dar una teoría del trabajo moderno debe pensar en ese rasgo fundamental de la vida; existen sujetos y objetos de toda especie de vida, y la diferencia es tanto mayor, tanto más significativa, cuanto más formada es la vida misma. Toda corriente de existencia consiste en una minoría de conductores y en una enorme mayoría de conducidos; toda especie de economía consta, pues, de trabajo director y trabajo de ejecución. En la perspectiva de Marx y los ideólogos ético-sociales sólo el último trabajo, el trabajo pequeño, de masa, es visible. Pero éste no existe sino por virtud de aquél y el espíritu de ese mundo de trabajo sólo puede ser concebido partiendo de las supremas posibilidades. El inventor de la máquina es el que da la pauta, no el maquinista. Lo que importa es el pensamiento”[48].

Finalmente, el Realismo Político de Spengler le hará expresar con cordura: “… el peligro de la democracia es confundir la fórmula con la forma. Los medios del presente son todavía por muchos años los parlamentarios; elecciones y prensa. Podrá pensarse acerca de ellos lo que se quiera, podrá admirárseles o despreciarlos; pero hay que dominarlos”[49]. Transcurrió casi un siglo, desde que Spengler escribió estas palabras, creemos, que es hora de pensar en la viabilidad o no del parlamento que es un circo de pésimo gusto; en las elecciones que son una farsa: y, en la “gran prensa” subordinada,  invariablemente al dinero.

NOTAS

[1] Pero así como la obra fue un éxito, también despertó envidias y celos entre los historiadores reputados de profesionales. Comenzaron, por de pronto, considerándolo como el trabajo de un “amateur”. Se levantaron voces criticando algunos errores puntuales pero, principalmente, el expreso y deliberado enfoque “acientífico” del autor. Frente a ello y en cuanto a la validez de sus tesis, aún hasta el día de hoy los lectores de Spengler sólo tendrían que responder: “Miren un poco a su alrededor. ¿Qué es lo que ven?”. Ob. Cit. p. 4

[2] Las Altas Culturas son organismos “vivientes”. Siendo orgánicas por naturaleza, deben pasar por los estadios de nacimiento, desarrollo, plenitud, decadencia y muerte. Esta es la “morfología” de la Historia. Todas las culturas anteriores han pasado por estas diferentes etapas y la Cultura Occidental simplemente no puede ser una excepción. Más aún: hasta es posible detectar en cual de esos estadios orgánicos se ubica actualmente.

[3] SPENGLER, Oswald. La decadencia… Ob. Cit. p. 5

[4] Los movimientos cíclicos de la Historia no son los que corresponden a las meras naciones, Estados, razas o acontecimientos. Son los relacionados con las Altas Culturas

[5] SPENGLER, Oswald. La decadencia… Ob. Cit. p. 8

[6] SPENGLER, Oswald. La decadencia… Ob. Cit. p. 1.182

[7] Ibíd.

[8] Ibíd. p. 1223

[9] Ibíd.

[10] ALMARAZ Paz Sergio, Réquiem para una República, Los amigos del Libro, La Paz, 1988, p. 98

[11] Hay un extraño parecido en la muerte de Abraham Lincoln y John Kennedy. Ambos decidieron que el Estado creara dinero y no los grupos privados que manejan los Bancos del Estado. Uno y otro fueron asesinados. Además, el éxito económico de Adolf Hitler, se debió a la creación de su propio dinero y de acuerdo a necesidades reales del pueblo Alemán y no de acuerdo a la voluntad de los dueños de la banca. Este es un aspecto tabú para los historiadores o realmente hay pereza intelectual para escudriñar la historia. Bueno… ya sabemos cómo le fue a Hitler…

[12]SPENGLER, Oswald. La decadencia… Ob. Cit. p. 1.324

[13] Ibíd. p. 1.324 -1325

[14] SPENGLER, Oswald. La decadencia… Ob. Cit. p. 1.200

[15] FEDER Gottfried, el Manifiesto contra la usura y la servidumbre del interés del dinero, pp. 5 – 6

[16] Alerta Laboral, Nro. 14. Cedla, La Paz, 2007

[17] CEDLA, Legitimando el orden neoliberal, La Paz, 2006.

[18] Luis Arce Catacora Ministro de Economía del MAS, artículo publicado en Página Siete.

[19] BOCHACA Joaquín, El enigma capitalista… Ob. Cit.  p. 72

[20] EMRY Sheldon y James C. Oliver: “A Treatise on Money”. En LAZO Zubieta Jhonny, Las finanzas, el Puente del diablo entre la producción y el consumo, p. 157. (inédito)

[21] Gasolinazo: subvención popular al Estado y a las petroleras. Análisis de la política económica, fiscal y petrolera, Carlos Arze Vargas, Juan Luis Espada, Juan Carlos Guzmán, Pablo Poveda Ávila, La Paz: CEDLA, agosto de 2011, p. 49

[22] Ibíd. p. 50

[23] Ibíd. p. 60

[24] Ibíd. p. 70

[25] Ibíd.

[26] Ibíd.

[27] SPENGLER, Oswald. La decadencia… Ob. Cit. p 1293

[28] Ibíd. p.  1283

[29] Ibíd.

[30] Ibíd.  1257

[31] Ibíd. p. 1258.

[32] Ibíd.

[33] SPENGLER, Oswald. La decadencia… Ob. Cit. p. 1259

[34] Ibíd. p. 1261

[35] Ibíd. pp. 1262 1263

[36] MARTOS, Denes, Capitalismo y Estado – Pensamiento Nacional. En http://www.theguardian.com/business/economics-blog/2014/mar/04/younger-generations-bumpy-economic-ride

[37] SPENGLER, Oswald. La decadencia… Ob. Cit. p. 1264

[38] Ibíd.

[39] Ibíd., p. 1265

[40] Ibíd. p. 1266

[41] Ibíd. p. 1268

[42] Ibíd. p. 1.268

[43] MARTOS, Denes, Capitalismo y Estado… Ob. Cit.

[44] Ibíd.  p. 1314

[45] Ibíd. p. 1313

[46] Ibíd. p. 8

[47] Ibíd. p. 1.315

[48] Ibíd. p. 1.301

[49] Ibíd. p. 1.222

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