Bolivia: Gobierno no tiene apuro en eliminar subsidio a combustibles

El Gobierno de Bolivia, bajo la presidencia de Rodrigo Paz, afirmó este martes que mantendrá la subvención a los hidrocarburos por el momento, descartando cualquier medida apresurada para eliminar el costoso beneficio, mientras se ejecutan políticas destinadas a preservar la estabilidad económica.

El ministro de Economía, Gabriel Espinoza, dijo que «no hay que apurarse» en una eventual eliminación de la subvención. «Hay que ir paso a paso, en un orden que permita mantener la estabilidad,» insistió Espinoza en una conferencia de prensa.

El Gobierno «tiene que ir preparando el camino para que cualquier tipo de medida no afecte a las familias pobres”, añadió el ministro en conferencia de prensa en Palacio de Gobierno.

Costo fiscal crece exponencialmente

La postura de cautela del Gobierno contrasta con el creciente peso fiscal del subsidio. Según datos de la Fundación Jubileo citados por el Gobierno, el monto destinado a cubrir la brecha entre el precio real y el de venta al consumidor se ha disparado:

Bolivia pasó de pagar $us 627 millones a $us 2.400 millones para subvencionar los hidrocarburos en los últimos cuatro años.

El país gasta aproximadamente $us 3.000 millones anuales para importar combustibles líquidos y otros $us 2.000 millones para subsidiarlos, un costo que en 2023 representó hasta el 4% del Producto Interno Bruto (PIB).

Enfoque en la Focalización

El compromiso del gobierno entrante, que asumió el 8 de noviembre, es eliminar el subsidio por ser una política insostenible. Sin embargo, Espinoza anticipó que se elabora un plan que apunta a la focalización del beneficio, buscando corregir el actual esquema que los economistas definen como «subvención ciega».

La necesidad de importar combustibles ha crecido drásticamente debido a la declinación de la producción nacional, un problema que data de hace una década. Expertos señalan que la producción de hidrocarburos líquidos cayó un 62% en los últimos 10 años.

Actualmente, el país importa el 90% del diésel que consume y el 60% de la gasolina, comprando a precios internacionales en dólares para vender a precios subvencionados en bolivianos.

Con información: La Razón

Atrás