Pititas: El malestar con las culturas
Con todo lo que viene sucediendo, me he preguntado los motivos por los cuales algunas personas, que se definen como “pititas”, creen tener algún argumento o al menos una opinión que avale al (des) gobierno “transitorio” de Jeanine Añez y a sus “pitita boy’s”, es decir, su grupo de ministros, que vienen demostrando, paso a pasito (y no suave, suavecito), que descomponer al Estado en menos de 7 meses, MAS de lo que estaba, es posible. A pesar de esto, aquellos sujetos existen y continúan librando feroces batallas digitales estigmatizando de “masista” a todo aquel que tenga el soez atrevimiento de hacer una crítica.
En ese sentido, me pregunto: ¿Cuáles son los elementos ideológicos que estructuran y constituyen a los “pititas” como sujetos del discurso gubernamental tras el golpe de Estado (Cívico-Policial-Militar-Clerical-Comunicacional)?
Resulta paradójico que muchos de los “pititas”, para afirmarse de esta manera, asuman uno o varios y si es que no todos, de los siguientes criterios:
- Suponen ser “ciudadanos cultos”, por el solo privilegio de haber concluido el bachillerato e ingresado a la universidad (de preferencia una privada o con “renombre”, aunque al final de todo, no sepan diferenciar entre lo que dijo Aristóteles, expresado de otra forma por Newton y diferente a lo que podría haber dicho Einsten[1]
- Creen ser los únicos portadores de “valores éticos y estéticos”, lo cual les hace suponer que pueden definir ante toda la sociedad lo que es “bueno o malo”, “bonito o feo”[2]; además de ser poseedores de “valores democráticos y religiosos”, esto en referencia a la necedad de que habrían recuperado la democracia, con una biblia en mano y los aplausos fachosos sobre los costosos sobrevuelos de curas en helicópteros militares, verdaderos gastos absurdos, que intentaron librar una lucha espiritual contra una enfermedad bastante terrenal y echando su agua bendita hasta al más ateo de los terrestres[3].
- Su pretenciosa pertenencia a la “clase media”, por poseer ciertos recursos económicos o aparentar que los tienen, creyendo que eso los hace estar muy lejos de los pobres-indios trabajadores y un poco más cerca de los ricos-blancos propietarios; en sus cálculos, estar a una generación de “mejorar la raza”, blanquearse un poco o, en última instancia, teñirse el cabello para encubrir su origen.
- Su autodefinición como “blancos” o creer que lo son (“…de ojos verdes, pelo crespo”, como habría señalado el ex ministro de minería, Fernando Vásquez)[4]
Todo esto para diferenciarse de los “indios”, “salvajes” e “incivilizados”, en una sola frase, alejarse de los pobres-indios “mal educados” y “no-educados”. En ese sentido, su concepción de cultura supone ser la de una “élite”, que aunque hipócrita y mediocre, sería solo accesible a quienes tengan los privilegios señalados, un espacio en el que los “otros” no deberían existir ni ser considerados.
Estos elementos, en mayor o menor medida, dentro del discurso “pitita” apuntan a lo siguiente:
- Para estos sujetos no tienen importancia las clases sociales y sus contradicciones, muchos de ellos no conocen ni a Adam Smith ni mucho menos a Karl Marx; viven bajo la creencia de que cualquier acumulación de dinero es simplemente producto de su trabajo individual, que la explotación es un cuento y si alguien es pobre, es por flojo. En su consideración arribista solo tiene importancia la “clase media” y como diría uno de los “pititas mayores”, Carlos Mesa, creen que: “son el interlocutor más importante de Bolivia y definirán el destino electoral del país”[5].
- En su percepción no hay culturas en plural, sino solo cultura en singular, donde reconocer al “otro” como poseedor de una cultura diferente a la suya genera malestar, bajo cuya percepción la respuesta fácil e inmediata a todos los problemas del país es señalar con desprecio a los “indios”, en especial, a los radicales (indios violentos, como diría Diego Ayo), pues “deben recordar cuál es su lugar” o conformarse con ser pongos políticos contemporáneos como Martha Yujra (ex ministra de culturas y turismo), Victor Hugo Cardenas (actual ministro de educación) o figurar como bufón de la corte presidencial al estilo del denominado “Tata” Quispe (indios permitidos, como diría Carlos Macusaya).
- Haciendo un uso instrumental del discurso feminista por parte de la presidenta[6], pretendiendo adjudicarse la representatividad de todas las mujeres por una condición biológica; en los hechos, a la cabeza del Estado no hace nada real ante el aumento de la violencia contra las mujeres confinadas en casa con sus agresores en tiempos de coronavirus.
Todo discurso constituye un sujeto especifico que sirve de soporte para la reproducción de una posición o articulación de posiciones ideológicas en distintos aspectos, en este caso, los “pititas”, como sujetos, son el medio por el cual se expresa y se pone en práctica una ideología burguesa, racista y patriarcal del capitalismo tardío en Bolivia.
Por todo esto, no debe sorprendernos que después de consumarse el golpe de Estado (Cívico-Policial-Militar-Clerical-Comunicacional) a finales de 2019, marcados por las masacres de Senkata y de Sacaba y tras la programación de una fecha para las elecciones nacionales, Jeanine Añez, presidenta “pitita” en campaña electoral, haya señalado al país desde la ciudad de Sucre: “No permitamos que ninguna ambición personal, por un lado, disperse el voto y se salga con la suya, y mucho menos que los arbitrarios, los violentos y los salvajes vuelvan al poder”[7].
Preocupados por las inminentes elecciones, que no solucionaran nada gane quien gane, el (des) gobierno “transitorio” y los neófitos que la siguen, están más interesados en dejar en la impunidad aquellas masacres que los llevaron al gobierno, amenazar con represión a quien se atreva a cuestionar el discurso oficial de Estado, intentar tapar la corrupción sin éxito porque, día tras día, despertamos o nos vamos a la cama con una nueva sorpresa; como la que hemos recibido el jueves 04/06/2020 tras el mensaje presidencial. A nombre de “ahorrar” dinero y supuestamente dirigir esos recursos para cubrir los gastos de la crisis sanitaria, la presidenta de facto, toma la decisión de cerrar y adjuntar a otro, a los ministerios de culturas y deporte (cuyo presupuesto en conjunto es de 106 millones de Bs.) para luego de dos días otorgar 506 millones de bolivianos a los ministerios de gobierno y defensa (para uniformes, botas, víveres, lucha contra el narcotráfico, entre otros)[8], mientras el COVID-19 avanza sin control poniendo en peligro la vida de miles de bolivianos en hospitales sin respiradores, sin test masivos y mucho menos una política de Estado adecuada para hacer frente a esta pandemia; sin dejar de lado, la falta de transferencia de recursos a los municipios y gobernaciones, pues el gobierno central a modo de lavarse las manos y reducir el costo político de su negligencia, ha pasado toda la responsabilidad a los entes descentralizados.
Resumiendo, lo que subyace del discurso “pitita”, en la actual coyuntura es que los bolivianos somos gobernados por un bloque de arbitrarios, violentos, corruptos, racistas, ignorantes e hipócritas que, sin embargo, siguen insistiendo en que su percepción cultural es y deberá ser la única, oficial y de valor universal.
[1] https://www.paginasiete.bo/nacional/2015/11/6/confusion-senadora-anez-provoca-memes-redes-sociales-76094.html
[2] https://www.youtube.com/watch?v=ADHXKlOQrLM
[3] https://www.youtube.com/watch?v=3Qy2Gayptgw
[4] https://www.paginasiete.bo/nacional/2020/5/29/ministro-de-mineria-dice-que-por-sus-ojos-verdes-no-cumple-requisito-para-ser-masista-256957.html
[5] https://www.paginasiete.bo/opinion/carlos-d-mesa/2018/1/7/clase-media-calle-165695.html
[6] https://www.radiofides.com/es/2020/01/27/anez-dice-que-unos-cuantos-machistas-no-quieren-que-una-mujer-este-en-la-palestra-politica/
[7] https://www.paginasiete.bo/nacional/2020/1/4/anez-dice-que-se-debe-evitar-que-retornen-los-salvajes-al-poder-242435.html
[8] https://www.paginasiete.bo/economia/2020/6/5/ejecutivo-transfirio-bs-506-millones-gobierno-defensa-en-plena-cuarentena-257512.html