Perú: La desentendina
El mensaje de Dina fue tan extenso como lo es su desentendimiento del pueblo, de sus demandas y de sus necesidades.
Desde la marcha de los 4 suyos del 28 de julio del 2000, esta ha sido la primera vez que decenas de miles de peruanos han ganado las calles en fiestas patrias para protestar contra un gobierno. Mientras más del 80% de los encuestados piden que se vaya tanto el Ejecutivo como el Legislativo, ambos poderes se hacen de la vista gorda ante el clamor popular. El discurso de Dina Boluarte se da para buscar que ambos sobrevivan lo más que puedan, hasta 36 meses más. En este, ella se desentiende de lo que demanda la calle y la población y también de la realidad social y nacional.
Ningún peruano recuerda un mensaje presidencial tan extenso como el que Boluarte pronunció el pasado viernes 28. Este contuvo 72 páginas (10 veces más que el primero que dio Pedro Pablo Kuczynski) y duró unas 3 horas en ser leído. La difunta jefa de Estado británico, Elizabeth II, nunca pasaba de los 10 minutos en sus discursos ante su parlamento. La suma de todos los que ella dio durante este siglo XXI, tal vez llegue al mismo tiempo que le ha tomado a Dina hacer lo mismo una sola vez ante su propio congreso.
Al comenzar su alocución, Boluarte se jactó de ser la primera mujer que en 202 años de vida republicana estaba en el poder y daba tal mensaje. Eso es cierto, como también lo es que ella es la mandataria femenina más impopular de todo el planeta. En todo el mundo no hay ninguna otra que haya asesinado a 7 decenas de manifestantes al inicio de su periodo o que haya cumplido sus primeros 200 días en el cargo con una aprobación de solo 1 de cada 9 compatriotas. La dama que ha dado el más prolongado (y aburrido) mensaje presidencial del globo en lo que va del milenio es también la que lo ha hecho produciendo más marchas en su contra al mismo tiempo.
Ignorando las demandas populares
Si la difunta reina inglesa daba discursos cortos, puntuales y tajantes, la larguísima perorata de la que nunca llegó a ser su homóloga, ha tenido como norte hablar de todo menos del tema central que quieren los peruanos. Según los últimos sondeos de IEP: 4 de cada 5 ciudadanos quieren que se vayan todos y 7 de cada 10 pide una nueva asamblea constituyente.
Esta última fue su principal oferta electoral con la que ella, como compañera de plancha de Pedro Castillo, fue electa el 6 de junio del 2021. Para nada habló de esto ni de sus otras consignas con las que lograron juntos 8,8 millones de votos: anular el Tribunal Constitucional, elección popular de jueces, ingreso libre a las universidades, nueva reforma agraria, eliminar la tercerización laboral y los servis, etc.
El 28 de julio del 2021 ella, como primera mujer electa a la vicepresidencia, apoyó a rabiar el mensaje de Castillo, uno donde se reivindicaba a los quechuas, aimaras, awajunes y otras naciones originarias, se cuestionaba al colonialismo y se postulaba construir un tren con un ramal que vaya por la costa y otro por la sierra uniendo los extremos sur y norte del Perú. Nada de esto lo dijo, ni siquiera este último proyecto, pese a que es compartido por su nuevo admirador, el alcalde de Lima Rafael Lopez Aliaga.
A diferencia de Castillo, quien se había educado en la política activando una década y media en la centroderecha toledista, el primer partido en el que Boluarte había militado era uno que se reclama como «marxista-leninista» y que reivindica al antiimperialismo y a las revoluciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Este ha sido Perú Libre, del cual ella fue candidata a todas las elecciones en las que este se presentó en Lima (una para alcaldesa de Surquillo y dos para legisladora). La razón por la cual ella fue colocada en la primera vicepresidencia de la plancha electoral fue por una designación a dedo de Vladímir Cerrón, quien estaba seguro de que ella era una incondicional de su jefatura y de sus lineamientos comunistas. Durante las elecciones, Boluarte casi brilló por su ausencia. De lo poco que se recuerda de ella antes de ser electa fue su furibundo anti-fujimorismo.
Hoy, Dina ha llegado a palacio para renegar de todo su pasado y promesas electorales y para abrazar el programa y la protección de sus rivales que perdieron en esos comicios (que son la fuji-mafia).
A quedarnos todos
Desde el inicio de su mensaje, Dina dio a entender que buscaba quedarse hasta julio 2026. Ya se olvidó de sus anteriores concesiones de querer adelantar su salida y las elecciones. Esta vez dijo que iba a celebrar a todo dar el bicentenario de la batalla de Ayacucho (de diciembre del 2024 al del 2025). Esto, aunque la inmensa mayoría de peruanos la detesta. Uno de los departamentos que más la repudia es Ayacucho, en donde ella, a 8 días de asumir la presidencia, inició la primera matanza de marchistas en una ciudad peruana con más de un cuarto de millón de habitantes.
Como Boluarte carece de bancada propia y necesita del aval de la mayoría congresal, le ha tendido la mano a todo el parlamento. Tras distintos intentos fallidos de aprobar la bicameralidad (y con ella la reelección congresal), ahora la presidenta ha salido a apuntalar dichos proyectos. Con ello y con una nueva mesa directiva (en la cual el cerronismo se acopla aún más al fujimorismo), el Congreso va a querer volver a querer evitar un referéndum sobre el asunto (que saben que lo van a perder) para aprobarlo con 2/3 en dos nuevas legislaturas.
Ni a los actuales poderes legislativo ni ejecutivo les importa que hace solo un quinquenio más del 80% de los electores votaron contra tales contra-reformas. Tampoco les vale que un porcentaje aún mayor en las encuestas rechace a ambas instituciones.
Lo que Dina y sus saurios quieren es permanecer lo más posible en sus puestos para seguir trastocando a la constitución, revirtiendo una serie de reformas y anulando la independencia de los organismos electorales (JNE y ONPE), cuyos portavoces, se excusaron de participar en la ceremonia.
Traicionando a su mentor
En su discurso, al único gobierno pasado al cual atacó (y vehementemente) fue al de Castillo. Esto, pese a que solo gracias a su arrastre electoral, ella fue electa y a que su único cargo en el Estado previo a la presidencia, la ejerció como ministra en 4 gabinetes continuos de él.
Para Boluarte todos los problemas del país habrían empezado con Castillo, con su supuesta organización criminal, sus yerros y sus políticas que desalentaban la inversión privada. Nada, absolutamente nada, dijo contra los previos gobiernos, ni contra el neoliberalismo (contra el cual antes despotricaba). Para ella pareciera que la corrupción, la delincuencia y el narcotráfico habría empezado en los menos de 17 meses que duró el gobierno en el que ella fue vicepresidente y también ministra durante casi todo ese periodo. Así limpió la cara a los expresidentes Alberto Fujimori (1990-2000) y Alejandro Toledo (2001-6), que están presos por graves malversaciones de fondos, y a otros más que han sido sentenciados por ello (Pedro Pablo Kuczynski, Ollanta Humala y Alan García).
Castillo no fue alguien quien quiso espantar a la inversión privada. Todo lo contrario, se mantuvo en el modelo neoliberal. También se comprometió a no nacionalizar ninguna empresa y a seguir puntualmente con los pagos al FMI y al BM. Estuvo por continuar el monetarismo del Banco Central de Reserva (reeligiendo por un cuarto quinquenio consecutivo a su artífice Julio Velarde) y al país que más visitó fue a EEUU, donde propuso ser su gran aliado en la región.
Dina recesiva
Paradógicamente, la inestabilidad social y política generada por la represión e impopularidad del régimen, sumado a su inoperancia ante los desastres naturales (algo que demagógicamente también quiere echarle Dina la culpa al gobierno del cual ella fue parte), viene ocasionando una desconfianza en los empresarios (algo que se ha expresado en la gran pifiadera que los sectores pudientes le dieron a la presidencia en el Jockey Club durante fiestas patrias).
El primer semestre del 2023 la inversión privada cayó en -2.5%. Este desplome en los sectores de construcción (-5.12%), agrario (-14.21%) y minero (-18.9%). Los rubros de madera y pesca han colapsado y los ingresos tributarios se han contraído en -13.7%. Si con Castillo, el Perú tuvo uno de los mayores crecimientos económicos del hemisferio, con Boluarte se ha iniciado una recesión.
El 2022 se cerró con una tasa del 2.6% de crecimiento del PBI, mientras que en el primer semestre del 2023, bajo la nueva administración de Boluarte, se contrajo en 0.26%. De mantenerse esta tendencia se ha de terminar con menos del 1% (por debajo de las economías de Bolivia, Ecuador y Paraguay).
Dina sin disculpas
Poco antes de su discurso, Carlos Castillo, arzobispo de la capital, muy diplomáticamente cuestionó las injusticias y represalias de su régimen en la propia cara de Boluarte.
Luego, en el Congreso, ella pidió perdón a los familiares de las víctimas de su represión. Esto, mientras que a pocas cuadras de distancia, sus «fuerzas del orden» estaban ordenadas a disparar perdigones con armas de fuego (los cuales impactaron en numerosos manifestantes y periodistas) y acusaba a los marchistas que estuvieron en las masacres de haber producido mucho caos y destrucción.
Quien se presentaba como una amante de la paz y del diálogo militarizó Lima e inundó a sus arterias con uniformados, tanquetas y humos de gas.
Boluarte y su bola de nieve
En el recetario de obras que la dictadora ha prometido realizar no hay una explicación de dónde han de salir esos fondos, los cuales se calculan en más de S/ 60 mil millones. Esta última es una cifra descomunal. Como ella no quiere elevar los impuestos a las grandes ganancias ni cobrar a los grandes deudores al Estado (como sí se lo propuso hacer Castillo), esta solo puede ser adquirida con más endeudamiento externo (lo cual, a la postre, genera más dineros e intereses que pagar) y con más concesiones a corporaciones transnacionales.
Por más que Boluarte eludió el tema del litio y de las minas (cuando siendo candidata, ella defendía que estas debieran ser nacionalizadas o pasar por ciertos controles por parte de las comunidades nativas o campesinas).
A diferencia de su predecesor, Boluarte es ampliamente repudiada en los sondeos y en las calles. Empero, también ha logrado el aval del Congreso, cosa que nunca tuvo Castillo. Todos los 3 primeros presidentes del actual Parlamento (Maricarmen Ala, Lady Camones y José Williams) impulsaron mociones de vacancia presidencial. El nuevo titular del Congreso, Alejandro Soto, milita en APP, el partido que más abiertamente apoya a Dina y más pide que ella siga en palacio por 36 meses más.
El Congreso, el Poder Judicial, la Fiscalía y el Tribunal Constitucional, que antes le hicieron la vida imposible a Castillo, ahora se han alineado con Boluarte, la cual cuenta, por ahora, con el apoyo de la embajada de los EEUU y los altos mandos militares y policiales.
Si bien esto es una ventaja para Dina, no es posible gobernar sentada sobre la bayoneta. A medida que crezca el descontento popular (y se produzcan nuevas jornadas de lucha) se ha de poder ir tambaleando la coalición que la mantiene en el poder. Dina fue muy duramente abucheada cuando se presentó en fiestas patrias en el desfile militar y también en el hipódromo, lo que evidencia que su rechazo crece en las clases bajas, medias y altas. La protesta social va a ir creciendo como una bola de nieve que acabe con Boluarte.
Aunque Dina quiera quedarse hasta el 2026, no se puede descartar que este vaya a ser su último mensaje de fiestas patrias, pues en el Congreso también se planea un posible remplazo de ella. La astuta de Keiko ha querido aprovecharse de la ambición sin principios de los Cerrón y de su antigua discípula Boluarte para limpiarse el rostro y, tras usarles como limón exprimido, les ha de poder tirar al tacho.
PD – Agradezco a Roger Najar por colaborarme en esta nota con las cifras económicas.