Puntos (de vista) sobre la i

Democracia, un concepto en disputa

Drina Ergueta

Dos expertos en teoría política de Bolivia y España hablan de democracia, una categoría con diversas conceptualizaciones y muy ‘manoseada’ en los discursos políticos actuales.

“Mi profesión será la democracia”, dijo hace unos días Luis Fernando Camacho hijo en una entrevista televisiva en que defendía la libertad de su padre, el gobernador de Santa Cruz, actualmente detenido en la cárcel de Chonchocoro. Desde allí, este político acusado en el juicio llamado Golpe de Estado I, por lo ocurrido en 2019 en que tuvo rol protagónico, también usa la palabra democracia como bandera de lucha.

De hecho, se podría decir que cada personaje de la política boliviana y desde las distintas posiciones reivindican la democracia y, en el contexto de polarización en que se vive, la toman como parte de su argumentario. Es más, se dicen ser los verdaderos demócratas y acusan al otro de dictador o de golpista.

Para aclarar conceptos, Bolpress.com ha preguntado a dos expertos en la materia, ambos catedráticos universitarios y estudiosos de la teoría política: el boliviano Marcelo Arequipa Azurduy y el español Xavier Ruiz Collantes. Ya que es un tema complejo, se les hizo dos preguntas simples: 1) ¿Qué es democracia? y 2) ¿Hay más o menos democracia en la actualidad (a partir del Proceso de Cambio) en relación al período de la democracia pactada? ¿Cuáles son las diferencias que destacaría?

En esta sección, llamada “Puntos (de vista) sobre la i”, que inauguramos con estos dos expertos, colocamos en extenso las opiniones de quienes participan ya que así las consideramos valiosas.

 

Marcelo Arequipa Azurduy: “La democracia liberal representativa está en evaluación”

“La democracia es una forma de convivencia que las sociedades eligen de manera voluntaria adoptar. Se caracteriza porque la disputa por el poder se resuelve en las urnas y porque las personas pueden expresar libremente sus desacuerdos.

Bolivia adoptó a partir del 2009, tres formas de democracia en una sola: participativa y directa, representativa, y comunitaria. A estas tres formas en una se la llegó a denominar como democracia intercultural.

La diferencia con el pasado previo a la Constitución del 2009, es que el país se encaminó por la formación de mayorías políticas; sin la necesidad de llegar a tener que formar coaliciones políticas y también porque en el esquema de la gobernabilidad en Bolivia es imprescindible contar con el apoyo de las dos patas que forman parte de la gobernabilidad boliviana: el órgano legislativo (mayoría legislativa), y la calle (mayoría en el campo multiorganizacional).

Hoy día se habla mucho de una suerte de muerte de la democracia o que estaría siendo amenazada. Quizá no nos damos cuenta que la forma de democracia liberal representativa es la que está puesta en evaluación, y la forma participativa y directa es la que tiene un mayor movimiento.

Sostengo esto porque particularmente en Bolivia, lo que hemos ido viendo en la última década y media es que vemos activarse una hipótesis sociológica de larga data que establece la idea de que somos una sociedad con un Estado débil, pero con una sociedad civil fuertemente organizada. Esto se puede evidenciar más aún cuando se analizan los momentos más cruciales que vivimos últimamente en los que la definición última del curso de la política todavía se encuentra en la calle y no en los márgenes de esa democracia representativa que tiene la tarea de repensarse más allá del acto electoral.

Varios retos siguen vigentes hoy día, afortunadamente la democracia es la única forma de convivencia que asegura la posibilidad de que los temas que aparentemente parecían agitados, no lo están, en democracia volvemos constantemente a cuestionarnos asuntos básicos para que se asegure una convivencia que sintonice con los tiempos que toca vivir”.

 

Xavier Ruiz Collantes: “Sin igualdad política entre ciudadanos no hay democracia”

“Desde mi perspectiva toda democracia debe tener dos condiciones fundamentales:

1ª) Todas las personas adultas de una sociedad deben tener la posibilidad de participar en el gobierno de dicha sociedad. En esto, la democracia se diferencia de la oligarquía donde solo una élite de notables tiene la posibilidad de gobernar. La participación de los ciudadanos y ciudadanas puede ser de diferentes tipos: a través del voto en unas elecciones, a través de la participación en diferentes clases de asambleas deliberativas y decisorias sobre distintos temas, a través de la actuación dentro de movimientos sociales para defender unas u otras causas, a través de cargos electos o decididos por sorteo abierto, etc.

2ª) Entre las ciudadanas y ciudadanos de una sociedad democrática debe existir igualdad política. Ello significa que todas y todos deben tener igual grado de influencia y control en la decisión sobre qué problemas se abordan en la acción legislativa y de gobierno, sobre cuáles de ellos son prioritarios, sobre las soluciones que se dan a cada uno de estos problemas, etc.

Considerando estas condiciones de la democracia igualitaria, las democracias electorales y liberales, que actualmente son los modelos hegemónicos de democracia, no son democracias sino formas híbridas entre democracias y oligarquías. Ello porque en estos tipos de democracia no existe igualdad política entre todos los sectores de ciudadanos y ciudadanas. Esta igualdad política se intenta simular bajo el principio de que cada persona tiene el derecho o deber de votar en las elecciones para definir las relaciones de poder dentro de la élite política; pero es evidente que más allá del voto para el parlamento, la presidencia, etc. las personas que pertenecen a diferentes estratos socio-económicos, diferentes etnias, diferentes niveles de educación formal, etc. no poseen las mismas posibilidades para influir en la agenda política ni en el contenido de las leyes que se promulgan y ejecutan.

Es obvio que en las democracias liberales los estratos socio-económicos más altos, los directivos de las grandes corporaciones empresariales, las personas que manejan los medios de comunicación más potentes y con más recursos, etc. poseen una capacidad política para influir sobre los gobiernos que no poseen personas trabajadoras, inmigrantes, personas de etnia no blancoide, etc. Por ello, a pesar del derecho o deber del voto, en las sociedades y estados que se organizan mediante democracias liberales, cada vez hay mayores desigualdades políticas, sociales, económicas, etc. Los liberales defienden estas democracias basándose en argumentos en torno a la institucionalidad y los procedimientos formales, pero no son más que cascarones vacíos de contenido sustantivo. Si no hay igualdad política entre todas las personas, no hay realmente democracia.

Desde la perspectiva de la igualdad política real entre todas la ciudadanas y ciudadanos, que creo que es la base de la democracia, en estos momentos la democracia se ha ampliado enormemente respecto a antes de la entrada del MAS-IPSP en el gobierno. Ello porque grandes sectores de población: indígenas, campesinos y diversos sectores de las clases populares urbanas, que antes no tenían influencia política más allá del voto, ahora, mediante diferentes formas de participación, han aumentado muy considerablemente su poder y su capacidad para determinar la agenda de problemas a resolver, las soluciones que se adoptan y. en general, el curso futuro del país. Creo que anteriormente existía lo que podríamos llamar una democracia de élites o, mejor, una democracia oligárquica.

Desde mi punto de vista la democracia con estricta igualdad política para todos es un ideal, una referencia normativa que hoy no existe de forma plena, pero se puede estar más cerca o más lejos de este ideal y hoy en Bolivia se está más cerca que hace 30 años”.

 

Las democracias y sus características

Actualmente el concepto de democracia es ampliamente debatido y desde el campo de la de la teoría política y de la propia política se plantean diferentes tipos de democracia para defender y criticar diferentes modelos y, también, para polemizar sobre lo que es una auténtica democracia.

La democracia implica el poder del pueblo, pero hay discusiones sobre lo que es el pueblo, sobre quién lo compone y sobre cómo se puede organizar para ejercer realmente el poder y para establecer un régimen político beneficioso para toda la sociedad.

Hoy no es suficiente con declararse demócrata, sino que hay además que determinar qué tipo de democracia se defiende. Hay numerosos tipos de democracia y cada una de ellas supone sistemas políticos muy distintos e incluso antagónicos.

Por ejemplo, se puede estar a favor de una democracia directa, donde los ciudadanos en asambleas toman las decisiones, o de una democracia electoral y representativa, donde los ciudadanos sólo eligen a sus representantes políticos que son los que realmente gobiernan; se puede estar a favor de una democracia plebeya, donde son las capas populares de la sociedad las hegemónicas, o de una democracia elitista u oligárquica donde las minorías poderosas a nivel político y económico dirigen los procesos de tomas de decisiones; se puede apoyar una democracia pluricultural o plurinacional, en donde el pueblo está compuesto por ciudadanos de diferentes nacionalidades y culturas, o de una democracia nacional y nativista, donde se considera que el pueblo está sólo compuesto por los individuos de una sola nación, etnia, cultura y se excluye a personas de otras etnias, inmigrantes, etc.; se puede apoyar una democracia agonista en la que se opta por la confrontación competitiva de diferentes alternativas políticas o una democracia deliberativa en la que se promueve el debate racional entre los ciudadanos para llegar a consensos sobre el bien común; etc. También, en el área de la teoría política se han definido democracias de otros tipos: igualitarias, participativas, plebiscitarias, republicanas, liberales, posliberales, comunitarias, etc.

Actualmente las democracias hegemónicas son las democracias liberales que suponen elecciones periódicas y sistemas representativos, división de poderes (ejecutivo, legislativo, judicial), igualdad de derechos entre los ciudadanos y respeto de las minorías. Sin embargo, las democracias liberales realmente existentes son cada vez más criticadas porque en la práctica se acercan mucho al concepto de democracias oligárquicas y porque las minorías a las que realmente defienden son las élites económicas. El debate sobre la democracia está hoy más abierto que nunca.

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