Comunicado mentiroso, parcializado y racista de la Iglesia

Carlos Echazú Cortez

La Conferencia Episcopal Boliviana ha hecho público un documento titulado «Memoria de los hechos del proceso de pacificación en Bolivia Octubre 2019 -enero 2020». Se trata de un infame documento mediante el cual pretenden encubrir el golpe de Estado y, a la vez, persistir en la peregrina idea de una vacío de poder generado por las renuncias de las máximas autoridades del Estado.

El documento descontextualiza los hechos, miente y es extremadamente parcializado, lo que echa por tierra su pretensión de pasar por facilitadores de un proceso de diálogo.

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Las descontextualizaciones principales en el documento están relacionadas a las renuncias de Víctor Borda y Rubén Medinacelli, a quienes apenas se menciona señalando que simplemente renunciaron. Ni una palabra dice el documento que hordas de paramilitares secuestraron al hermano de Borda y quemaron su domicilio con la advertencia explícita de que debía renunciar. Otro tanto ocurrió con Rubén Medinacelli. Como es de conocimiento público, Borda se encontraba en la línea de sucesión constitucional, por lo que el ataque a su familia y a su domicilio constituye núcleo esencial del golpe. Por otro lado, si bien Medinacelli no se encontraba en la línea de sucesión, estaba en un rango superior al de la autoproclamada Añez, por eso el ataque contra él y su familia tenían el propósito específico de hacerlo a un lado para allanar el camino de Añez. Esta omisión en el documento es claramente intencionada, puesto que Evo Morales, al momento de renunciar, textualmente y de forma pública, dijo que renunciaba para que los golpistas dejen de agredir a sus hermanos. Al obviar estos hechos, el documento encubre el golpe.

También están descontextualizadas, en el documento, las masacres de Sacaba y Senkata. Al respecto el documento dice: «Este día (15 de noviembre)también se suscita un hecho muy lamentable: Los enfrentamientos violentos en Sacaba. La Parroquia del lugar prestó asistencia a quienes sufrieron agresiones y acogió a los muertos y heridos..» Resulta que los hechos, según la iglesia, simplemente «se suscitaron». Al formular los acontecimientos de este modo, el documento encubre que lo que ocurrió realmente fue una masacre. Las fuerzas represivas del régimen de facto estaban aplastando a sangre y fuego la resistencia popular al golpe. Eso fue lo que ocurrió, no es que los hechos se suscitaron de la nada.

Lo mismo ocurre con la referencia que el documento hace a la masacre de Senkata. «el 19 de noviembre -dice el documento- todos quienes participaban del diálogo quedaron consternados por la violencia desatada en Senkata«. Otra vez se tiene que la violencia simplemente «se desató». Más aún, los participantes del diálogo «quedaron consternados», dice cínicamente la Iglesia, cuando en realidad, lo ocurrido fue que el gobierno mandó a masacrar a la gente en el lugar, porque esa es la manera que los fascistas entienden la «pacificación». Consiste en masacrar a quienes se le oponen. Cuando siembran el campo de muertos, entonces queda «pacificado» el lugar.

Además de descontextualizar el documento miente, pues en varios pasajes, se expresa que los asambleístas del MAS tenían las garantías para asistir a la sesión de la Asamblea en la que Añez se autoproclamaría. Muy por el contrario, en las redes sociales se han viralizado imágenes de Asambleístas del MAS pretendiendo ingresar a la Asamblea y siendo retenidos, no sólo por la policía, sino también por paramilitares civiles, lo que se constituye en otra prueba flagrante del Golpe de Estado. Todo está ampliamente registrado audiovisualmente. Incluso, en ese momento, se hizo pública la discusión que tenía Adriana Salvatierra con quienes le impedían el ingreso al hemiciclo parlamentario porque le decían que no podía entrar dado que ella había renunciado, retrucando ella, que había renunciado a la presidencia del senado, pero no a su condición de Asambleísta. Nunca hubo garantías para que los Asambleístas del MAS ingresaran a la Asamblea. El documento de la Iglesia miente.

la pretensión de la Iglesia de aparecer como facilitadora imparcial de un dialogo se va por la borda cuando en la página 7 del documento sostienen «En ese momento la población no sólo reclamaba la renuncia de Evo Morales, sino se le exigía no volver a postularse, de forma reivindicatoria por los resultados del referendum del 21 de febrero de 2016«. Cualquier observador imparcial debería señalar que la población estaba dividida en posiciones opuestas, por que también había otra parte de la población que marchaba gritando «Evo no estás sólo». La diferencia es que quienes pedían la renuncia de Evo, eran blancos, mientras los que se solidarizaban con Evo eran fundamentalmente indígenas. De este modo, expresando su carácter tradicionalmente racista la iglesia sólo ve población en los blancos, mientras que los indígenas no merecen ser considerados parte de la población. De este modo se conjuga perfectamente la concepción de la iglesia con la visión del racista presidente del Comíté Civico de Santa Cruz, Rómulo Calvo, cuando señalaba «bestias humanas, indignos de ser considerados ciudadanos».

Las descontextualizaciones, las mentiras y las parcializaciones del documento de la iglesia están referidas a los momentos claves en los que el golpe se devela. Por eso la Iglesia, parte integrante del bloque golpista, debía presentar esos hechos de modo distorsionado.

Carlos Echazú Cortez

Paceño nacido en 1964. Graduado en Ciencias Políticas en la Universidad de Uppsala en Suecia. Se ha desempeñado como docente universitario en varias universidades públicas y privadas del País. Ha dictado cátedra en las materias de Historia de Bolivia y Ciencia Política. Es autor de dos ensayos político-históricos sobre el “Estado y dominio de clase” y “Estado y clases dominantes en Bolivia”. Ha escrito también un manual crítico en métodos de investigación denominado “Crítica al método y método crítico”.

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