El fin de una era: Bolivia se despide del «proceso del cambio»

J. Osvaldo Calle Quiñonez

Las elecciones generales del domingo 17 en Bolivia marcaron un punto de inflexión histórica. Tras casi un cuarto de siglo, el bloque político que lideró el llamado «proceso del cambio» ha quedado relegado a un segundo plano, borrado del mapa electoral por primera vez desde su ascenso al poder. Este resultado no solo representa una derrota numérica para los actores tradicionales de la izquierda boliviana, sino también el fin de un ciclo político y social que transformó profundamente el país.

El conteo oficial, con un 67% escrutado, confirma una tendencia que parece no cambiará: Rodrigo Paz Pereira (PDC) lidera con el 30,54% de los votos, seguido de cerca por Jorge Quiroga (Libre) con el 28,4%. Lejos en tercer lugar se ubica Samuel Doria Medina (Unidad) con el 21,77%, mientras que la sorpresa negativa fue Andrónico Rodríguez (AP), quien apenas alcanzó el 7,2% a pesar de ser considerado por muchos como el sucesor natural de Evo Morales. El MAS-IPSP, con Eduardo del Castillo al frente, se limitó a un magro 3,16%.

La victoria de Paz, aunque inesperada para las predicciones basadas en redes sociales y encuestas, es inseparablemente ligada a la fragmentación y marginación interna que sufrió el Movimiento al Socialismo (MAS). La decisión de Luis Arce de apartar a Morales del partido y las posteriores argucias legales que impidieron su participación allanaron el camino para un escenario de dispersión electoral. El llamado al voto nulo, impulsado por Morales y sus seguidores, se convirtió en la tercera fuerza más votada, superando incluso el apoyo obtenido por Doria Medina.

El desmoronamiento del MASismo

El desempeño decepcionante de Andrónico Rodríguez es un claro indicador de las fisuras internas que debilitaron al MAS. El senador, visto como el heredero natural de Evo Morales, se vio arrastrado por indecisiones estratégicas y un entorno político cuestionado, especialmente la controvertida elección de Mariana Prado como candidata vicepresidencial. Su campaña careció de la fuerza y cohesión necesarias para capitalizar el legado del «Proceso de Cambio».

El fin del «proceso del cambio» iniciado a principios de los años 2000, con su discurso anti-neoliberal y reivindicaciones por una nueva Asamblea Constituyente, nacionalización de recursos naturales e industrialización, se ha materializado en un panorama político fragmentado. Si bien el modelo económico logró crecimiento sostenido en sus primeros años, la resistencia de grupos de poder tradicionales y la pérdida de legitimidad cultural erosionaron su base social. La corrupción percibida y la cooptación de organizaciones sociales por parte del gobierno contribuyeron a desdibujar los principios fundacionales del MAS.

Un retorno al pasado

La estrategia de campaña de Rodrigo Paz, dirigida por el veterano Oscar Eid, se caracterizó por un enfoque territorial que contrastó con la dependencia de las redes sociales observada en otros candidatos. Este acercamiento directo a la población, —fue el único que llegó al altiplano paceño—, resultó clave para su éxito.  Paz ha centrado su discurso en la «reconstrucción de la Patria» y la lucha contra un «Estado tranca», una retórica que evoca los debates políticos previos a 2022 y los tiempos en los que su padre, el expresidente Jaime Paz, hablaba de «agrandar la nación y achicar el Estado».

Voceros del Cómite Cívico Pro Santa cruz, la punta de lanza de los movimientos que se opusieron al “proceso del cambio”, afirman que el masismo quedó “fuera de la historia”. “Lo más importante (es que) se demostró que el MAS queda fuera de la historia de Bolivia de aquí en adelante”, dijo Stello Cochamanidis.

Sin embargo, la polarización política persiste y el llamado bloque popular, aunque debilitado, sigue siendo una fuerza relevante en el escenario nacional, aunque primero debe enfrentar a sus propios demonios y probablemente reconstruirse.

Eduardo del Castillo, uno de los personas más enfrentados con Evo Morales y candidato del MAS en las elecciones en las que logró apenas el 3% de votos, acusó a quienes se alejaron del MAS “siguiendo falsos ídolos, ídolos de barro” de provocar la derrota. Pero el esmirrio 3% de votos, demuestra que Del Castillo no es el indicado para liderar el «bloque popular», lo mismo que Rodríguez.

El MAS, sobre todo en la etapa arcista, se sintió omnipotente e impune. Durante este gobierno se sucedieron las denuncias de corrupción que provocaron la salida de al menos cinco ministros y pusieron la credibilidad de las instituciones pública en duda.

Al menos esto parece cambiar. Por lo pronto, el fiscal general del Estado, Roger Mariaca, informó este lunes que se ha emitido una alerta migratoria en contra de Rafael Arce Mosqueira, hijo del presidente Luis Arce, en el marco de la investigación por presuntos delitos cometidos en la adquisición del predio productivo “Adán y Eva” del departamento de Santa Cruz. En este proceso, el denunciante es el diputado Héctor Arce, quien cuestiona al hijo del presidente por haber recibido préstamos millonarios de parte del Banco Ganadero para comprar el predio a 5 millones de dólares. Según el denunciante, Rafael Arce declaró la transacción por menos dinero para evadir tributos y se benefició con trámites exprés de la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT) para su propiedad.

Duelo de matices de una sola visión

En dos meses, Paz se enfrentará en segunda vuelta al expresidente Jorge Quiroga.  Aunque ambos candidatos representan opciones políticas distintas, las diferencias programáticas son más bien matices que rupturas profundas. Las elecciones del 17 de agosto marcaron el fin de una era y abierto un nuevo capítulo político.

La duda no está en quién ganará las elecciones, sino cómo el nuevo gobierno hará frente al bloque popular, cuando este se rearticule.

J. Osvaldo Calle Quiñonez

Periodista especializado en economía. Trabajó en el Semanario Aquí, los periódicos, La Razón, Ultima Hora, Hoy, La Prensa y el semanario Pulso. En 2000 incursionó en el periodismo electrónico organizando el sitio report-e.com y en la actualidad dirige el periódico por Internet www.bolpress.com.
Ha escrito libros sobre los procesos de reforma económica y es colaborador de publicaciones en México, España y Bélgica. En la actualidad reside en Alemania.

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