Anotaciones sobre la deriva política
Anotaciones sobre la deriva política
Diagnóstico rápido de la trayectoria neopopulista
Raúl Prada Alcoreza
La corrupción hecha política
Corrupción generalizada, corrosión demoledora de las instituciones. La decadencia en plenitud. Esto demuestra que, hace un tiempo, ha muerto la democracia, la política, la Constitución, la Justicia, la legalidad. Lo que prepondera es el despotismo proliferante, el ejercicio múltiple de la violencia, la imposición de los grupos de poder, el encubrimiento descarado de la delincuencia y el crimen, de los delincuentes y criminales, la Administración grosera de ilegalismos. Si el pueblo contempla esta panorama degradante de la decadencia, es cómplice de su propio muerte.
El Estado, dispositivo del terror
El terrorismo de Estado en acción. No les queda otra cosa que la espiral de violencia. Desmantelaron la Constitución, corroyeron las instituciones, cometieron democracidio, ecocidio y etnocidio. Desconocen los derechos consagrados por la Constitución. Despilfarraron por quince años los ingresos del Estado. Hacen de agentes encubiertos de las empresas trasnacionales extractivistas y agentes descarnados de los Cárteles. Han perdido toda legitimidad; son un gobierno de la administración de violencia. Por lo tanto, su función ha dejado de ser funcional. Son una amenaza para el pueblo y el país.
El Estado: dispositivo de los Cárteles
Un Estado tomando por los Cárteles, agente encubierto de las trasnacionales, dispositivo político de enriquecimiento de la burguesía rentista y la burguesía mafiosa, además de las burguesías tradicionales. Un gobierno demagógico, acompañado por la masa elocuente de llunk’us.
Los grupos de choque, parte del terrorismo de Estado. La decadencia en acción. Los esbirros al servicio del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, que efectúa el gobierno neopopulista retornado. La miseria humana en la expresión más descarnada.
La guardia pretoriana de la República del Chapare. Los dispositivos represivos de la coca excedentaria y de la industria de la cocaína. La policía descarnada en su tarea sucia.
La guerra declarada del gobierno contra los cultivadores de la coca tradicional, contra el pueblo, contra la democracia, contra la Constitución, contra la Madre Tierra. La evidencia de que se trata de una forma de gubernamentalidad no solo clientelar sino traficante.
Desplazamiento irregular para defender el mercado ilegal de la coca, acción punitiva contra la coca tradicional y la organización legítima de la coca yungueña. Un gobierno que descubre su cara, su perfil perverso al servicio del lado oscuro del poder.
La invención política de la realidad
No importa ni la realidad ni la verdad, lo que importa es la imposición por la violencia, encubierta con un montaje mediático y la inercia de un discurso desgastado, que se inventa una realidad y adultera la pretensión de verdad. El ejercicio político gubernamental se ha convertido en una sistemática tramoya, en un espectacular montaje, donde todo es falso. Es esta falsedad la que se eleva a pretensión de verdad. En consecuencia, se gobierna en el fango atiborrado de niebla. La violencia política se multiplica y desaparece no solo la democracia sino también la política. Solo queda las ruinas de la destrucción.
Delirio extremo que solo aparece cuando la enajenación llega lejos, la ilusión del poder aleja desmesuradamente a los personajes histriónicos. El problema es que los medios de comunicación y toda la gama de la casta política coadyuva. Parte del pueblo es cómplice de la decadencia.
La desnacionalización
No hubo nacionalización, salvo un año, correspondiente a la aplicación de la ley «Héroes del Chaco». Después se desnacionalizó con los Contratos de Operaciones, entregando el control técnico a las trasnacionales. Disminuyendo de 82% al 50% más el 12% del impuesto especial.
El neopopulismo retornado continúa con el modelo colonial extractivista del capitalismo. Hace lo mismo que los gobiernos neoliberales, populistas, liberales y de dictadura militar. Son una versión demagógica y folklórica de eterno retorno de la colonización, de la dependencia y de la dominación del sistema mundo capitalista.
La desnacionalización de las hidrocarburos, el despilfarro de los recursos del Estado, la malversación de fondos, la creación de empresas fantasmas, la corrosión institucional, la corrupción galopante, la entrega onerosa del litio, el perder las controversias internacionales, recibiendo coimas, la tercera derrota de la guerra del Pacífico en La Haya, en fin una bochornosa secuencia de delitos políticos y constitucionales, además de traición a la patria, han sido ignorados por la Contraloría, los tribunales, el Congreso y la Administración de Justicia, convertidos en dispositivos de encubrimiento. Cómplices de crímenes políticos y constitucionales. Ahora quieren seguir con lo mismo, el eterno retorno de la corrupción y la corrosión institucional.
Llunkirio
De llunk’us a traidores al país. De zalameros a indignos personajes que avalan inexcusables fechorías. ¿De dónde sacan el descaro de mostrarse tan descarnadamente crápulas? ¿De sentirse impunes? ¿De la falta total de escrúpulos? De la miseria humana, producto del poder.
No se inmutan, se hacen a los desentendidos. Son responsables de la pérdida de 42 millones de dólares ante una empresa fantasma del litio, ahora se debe 105 millones de dólares ante un banco español, que administra una AFP. No tienen vergüenza. Todavía se sienten capaces de acusar, perseguir y perpetrar crímenes políticos y constitucionales. Esta gente es la que gobierna.
El cinismo llevado al desborde del descaro. Después de haber cometido delitos contra el Estado, llevando a cabo actos de corrupción, en concomitancia con la CAMC, en complicidad con el gobierno, gozando de la protección de los órganos de poder, todavía tiene el tupé de acusar.
La degradación moral contamina a la sociedad, a las institucionales sociales. El derrumbe moral abarca a Estado y sociedad. El pueblo tiene la responsabilidad de salir del círculo vicioso de la decadencia, de combatir a los dispositivos de la corrosión institucional y la corrupción galopante, a los agenciamientos de la degradación, de luchar contra los cárteles. La complicidad es síntoma de putrefacción.
Machistas consumado, en plena decadencia, sin discurso ni horizonte. Un odio recóndito a la mujer les corroe las entrañas, los deja sin imaginación. Por eso balbucean. La dirigencia del partido gobernante tiene en estos personajes un ejemplo evidente de lo que son: hombres sin atributos, llenan su vacío con la violencia descarada, que expresa sus complejos profundos y atroces miedos.