Morales se retira de la marcha para desvincularse de acusaciones de incitación y defender el propósito del Movimiento

En medio de crecientes tensiones políticas, Evo Morales anunció su retiro de la marcha convocada desde Caracollo, enfatizando que no busca promover la renuncia de Luis Arce ni de David Choquehuanca, mientras líderes del MAS refuerzan la estabilidad del Gobierno.

La crisis política en Bolivia se agudiza después de que Evo Morales sugiriera que, ante la posible salida de los actuales mandatarios, Andrónico Rodríguez podría asumir la presidencia. Sin embargo, desde el Movimiento al Socialismo (MAS), se ha desmentido cualquier intención de desplazar a Luis Arce y David Choquehuanca. Renán Cabezas, diputado del MAS, aseguró que las interpretaciones de las declaraciones de Morales son erróneas y que existen mecanismos constitucionales para mantener la estabilidad del país.

En este contexto, la marcha que partió de Caracollo, con destino a La Paz el 23 de septiembre, se ha convertido en el centro de atención. Morales, aludiendo a la satanización de su figura, decidió retirarse de la movilización, argumentando que su presencia estaba siendo malinterpretada. “La marcha es del pueblo, no del Evo”, afirmó, dejando claro que su intención no es incitar a la renuncia de los actuales líderes.

El exmandatario, a pesar de su retiro, indicó que seguirá apoyando el movimiento y delegará la dirección de la protesta a otros líderes del MAS. En medio de la agitación social, las demandas incluyen la solución a la crisis de dólares y combustible, así como la reafirmación de Morales como candidato para las elecciones de 2025. La tensión se ha intensificado, reflejándose en enfrentamientos entre grupos rivales que dejaron 16 heridos, según informes del Gobierno.

El ministro de Justicia, Iván Lima, responsabilizó a Morales por la violencia, advirtiendo que el Gobierno actuará con firmeza para proteger al pueblo de sus acciones. A medida que la situación se desarrolla, el MAS continúa enfatizando que no se plantea acortar los mandatos actuales, sino que exige una mayor responsabilidad del Gobierno en la gobernanza. La próxima semana será clave para determinar el rumbo político de Bolivia y las repercusiones de esta crisis.

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