Perú: A botarlo a Botárola
La verdadera reina del Perú (Keiko I) pide la dimisión del verdadero presidente (Otárola). Hay que ver si ello es una pose o una orden para que sea acatada por Dina, su figurina.
Otárola ha pasado de ser el héroe de la ultraderecha al sinvergüenza que muchos quieren sacrificar. En cualquier momento puede caer el principal operador del actual régimen. Dina debe estar contemplando por quién cambiarlo.
Tras que Otárola estuvo envuelto en las matanzas de Apurímac y Ayacucho, Dina, con aval de la DBA, le premiaron pasándolo de ministro de defensa a Premier.
Después que su gabinete masacró en Puno, López Aliaga dijo que este era el mejor gabinete de los últimos tiempos. Todos los congresistas que siempre quisieron vacar a Castillo le dieron el voto de confianza a Otárola.
Empero, ahora todos le dan la espalda a raíz que han empezado a salir audios (que pueden ser más) evidenciando relaciones amorosas del Premier con una moza (con menos de la mitad de su edad). Que haya «viejos verdes» que les guste tener «queridas» no es inusual dentro de ciertos círculos, lo que disgusta es que se empleen puestos y fondos públicos (pagados por los contribuyentes) para desarrollar dichas «conquistas sentimentales».
Para los amos del poder está bien balear a cientos de manifestantes pobres, pero objetan cuando uno se da de Romeo con dineros estatales. Esta es la moral de quienes creen que la sangre de los humildes poco vale, y hasta vale la pena sacrificar en función de sus mezquinos intereses.
Otárola debe irse ya con todo su gabinete. Si Dina no acepta ello, las masas deben imponérselo en las calles. La movilización popular debe lograr la salida del sanguinario «Don Juan» y acabar con esta dictadura y con todos los intentos del Congreso más impopular del planeta de seguir empujándose a una fuji-autocracia.
Otárola debe ser echado y juzgado, no solo por abusar de su puesto estatal, sino por haber hecho crímenes de lesa humanidad. Dina y el Congreso deben seguirle los pasos. La fiscalía debe contemplar una prisión preventiva y Otárola, quien está en Canadá, no debiera rehuir retornar buscando eludir ser puesto en «Canadá».