Covid-19: reflexiones proactivas frente a un virus cabezón y despeinado
“El pensamiento que creó el problema no puede ser el mismo que lo solucionará”
Albert Einstein
«Una cosa se puede decir: nunca habíamos sabido tanto de nuestra ignorancia ni sobre la presión de actuar en medio de la inseguridad»
Jürgen Habermas.
Covid-19 nos muestra el lado simple y frágil de la vida, un pequeño virus cabezón y despeinado (mide la milésima parte de un cabello humano) ha puesto al mundo desarrollado y subdesarrollado de cabeza, un virus “democrático” que afecta por igual a ricos, clase media y al inmenso bloque de población en estado de pobreza y pobreza extrema.
Elites observan sus yates, palacios, rolex, autos y desbordante lujo alrededor; otros contemplan sus autos, motos, polos, casacas, celulares, zapatos, camisas, pantalones, computadoras, televisores, tablets … que son ¡lo último de lo último brother!
Los más soportan el desempleo, subempleo, pobreza, racismo y exclusión social. Memes y “fake news” dominan las redes.
Covid-19 ríe a carcajadas, nos uniformizó a todos en tareas elementales, para niño obediente: LAVATE LAS MANOS, NO SALGAS DE CASA Y SI SALES PONTE MASCARILLA Y MANTEN DOS METROS DE DISTANCIA, punto.
Vemos en la televisión las playas llenas de aves y delfines saltando como niños felices. ¿Querrán dar algún mensaje al homo demens?
¿Será el momento clave en la historia de nuestra alocada y acelerada “civilización” para una autognosis profunda como individuos, familia, Estado y sociedad?
¿Hemos llegado al día D en que se juega nuestra sobrevivencia como especie? La locura del mercado libre, el Estado ausente y el supermercado como el gran templo sagrado, ¿serán los paradigmas sólidos del futuro? ¿Es la salud pública un negocio para industria farmacéutica y clínicas privadas? ¿Política y comunidad científica seguirán separados, se puede seguir abandonando la inversión del Estado en ciencia y tecnología? El científico Dr. Luis Enjuanes advierte: “Hay que ser muy torpe para no internalizar que nos vendrá otro virus”
¿Será posible un enorme esfuerzo de REPROGRAMACIÓN NEURONAL partiendo de una premisa vital: sobrevivir? Los riesgos son una bomba de tiempo permanente: pandemias continuarán (según informa el Dr. Luis Enjuanes, quedan 300,000 virus por descubrir); calentamiento global, huracanes, incendios forestales como el reciente en Australia y nuestra Amazonía, inundaciones y desbordes por los cuatro puntos cardinales. Crisis financieras producto de la ambición desmedida y el egoísmo tanático descontrolado. Deforestación, desertificación antrópica, contaminación de agua, aire y suelo; invasiones militares por todo lado para saquear recursos estratégicos (petróleo, gas, minerales. Vendrán luego por el agua y biodiversidad, a nombre de “¡la democracia y libertad tío, nada menos!”
¿Seguirán Naciones Unidas y organizaciones mundiales en sus reuniones de café de tías con papers fabulosos, declaraciones y objetivos milenarios que casi nadie cumple? ¿OEA continuará en su terco y obsesionado rol de rodilla inclinada incondicional a los caprichos del gran Imperio Trump? La Unión Europea y su sálvese quien pueda, entrampada en reuniones ocasionales de amigos en un bar al atardecer, ¿podrá salir del hoyo mortal? En América Latina se debilitaron los intentos de integración soberana, queda “El grupo de Lima”, marionetas del señor Trump y pandilla, como es públicamente conocido.
Del gobierno norteamericano no esperamos mayores iniciativas humanistas, tiene a un presidente orate sentado en un misil dispuesto a destruir todo lo que es ajeno a sus caprichos patológicos. Actualmente, políticos de Alemania y Francia cuestionan al gobierno norteamericano por utilizar métodos ilícitos de piratería moderna, para acaparar la compra de mascarillas al estilo del salvaje oeste.
No olvidemos el informe enviado al News York Times por 35 expertos sobre la salud mental de Trump, afirman que el mandatario estadounidense sufre una “grave inestabilidad emocional” que le hace “incapaz de servir con seguridad como presidente” 1
Su perfil de hombre malvado, me hace recordar el pasaje de Salman Rushdie en su novela ‘La decadencia de Nerón Golden’: “A veces cuando yo lo miraba, me acordaba del monstruo del doctor Frankenstein, un simulacro de ser humano que jamás conseguía transmitir humanidad”
En fin… por ahora cuidarnos es la tarea central, cuidar nuestra familia, barrio, entorno laboral, ciudad, nuestros entornos más cercanos frente a esta pandemia mortal, respetando las recomendaciones médicas (lavado de manos esencialmente) y sociales (aislamiento, espacio de dos metros en comunicación con el prójimo estresado). Esta coyuntura exige además retomar con mayor rigurosidad y seriedad el debate de siempre: la organización de un Estado y Economía más solidaria, la reingeniería social e institucional necesaria para sobrevivir en un mundo más racional, justo y solidario, condiciones elementales si aspiramos a la denominación “mundo civilizado”. El otro camino es la obsesión cavernícola del individualismo rentista, consumista, frívolo, de retorno acelerado hacia la cueva y su encierro egocentrista por los siglos de los siglos.
Nota