Apuntes para un balance de la reciente caída del gobierno de Evo Morales
No hay que perder de vista que los MASistas defendieron y defienden los mismo intereses oligárquicos (transnacionales, terratenientes oligarcas cruceños, burguesía nativa) que Mesa, Camacho y el Gobierno de Añez.
Algunos observadores extranjeros señalan que las acciones callejeras de las últimas semanas, empujadas por los MASistas, son expresión de la “resistencia burocrática” de quienes no quieren perder el control de aparato del Estado, lo cosa no es tan simple, se trata en realidad, de una tenebrosa maniobra política que busca preservar los privilegios de clase y espacios políticos de los nuevos ricos MASistas. Deliberadamente han buscado provocar enfrentamientos para negociar con los muertos, los MASistas están usando a los campesinos como carne de cañón para negociar cuotas de poder. Los tenebrosos planes MASistas, han engranado perfectamente con la mentalidad gorila del gobierno de Añez, que está seguro que toda protesta social se arregla ahogando en sangre a los descontentos.
Afirmar que detrás de Añez está el imperialismo y que detrás de los MASistas hay algún interés “auténticamente” nacional, es equivocado. Lo cierto es que el capital financiero imperialista, ha estado y está detrás de ambos. El capital financiero (transnacionales) tiene la certeza de que con cualquiera de ellos sus intereses están asegurados. En los días recientes el gobierno de Trump circunstancialmente se alineo con el nuevo gobierno de Añez, por consideraciones de su interés hemisférico general en el marco de su disputa con los Chinos y Rusos, (el gobierno Ruso, dicho sea de paso, ya reconoció al gobierno de Añez). Es preferible, para el gobierno de Trump, un gobierno boliviano títere que francamente siga sus instrucciones sin las incomodas peroratas y poses anti yanquis ruidosas pero inofensivas de Morales. Los yanquis siempre supieron que Morales jamás represento una amenaza para el imperialismo norteamericano, tienen por seguro que el gobierno del MAS fue un gobierno defensor del capital financiero imperialista (transnacionales) al que llamo “socio”. Hacer la concesión de una supuesta diferencia cualitativa entre el Gobierno de Añez y el ex gobierno de Morales, respecto al contenido de su política frente al imperialismo, es lo que los MASistas necesitan alentar para dar la impresión de que ellos fueron atacados por el imperialismo a consecuencia de su falsa «nacionalización» y la desmedida ambición de saqueo de las transnacionales, así pretenden alimentar el mito de un presunto gobierno antiimperialista de los pobres, víctima de las ambiciones oscuras de los ricos y poderosos. No les podemos hacer esa concesión. No podemos prestarnos al juego de lavarles la cara a los impostores.
Hay una campaña internacional, de todos los gobiernos socialdemócratas y corrientes políticas reformistas, estalinistas y centristas, por sacar cara en favor del gobierno de Evo Morales y de paso calumniar al POR boliviano. Ciertos sectores del capital financiero imperialista, se identifican con ella, particularmente europeos y chinos, que ven amenazados sus intereses al perder posiciones en el marco de la guerra comercial, desatada por el imperialismo norteamericano.
¿Cuál golpe de Estado…?
Morales fue expulsado del poder por una gran movilización popular, NO por un golpe de estado. Los golpes de Estado son acciones cupulares, planificada e impuestas desde arriba, son operaciones ejecutadas por grupos operativos del Ejército en coordinación con algunos sectores civiles al margen de las grandes masas y por lo general contra ellas.
En octubre del año 2003, el Gobierno de Goni (MNR), fue expulsado del poder por una gran movilización popular. En cierto momento del conflicto, el ejército se dio la vuelta, después de que la policía ya se había amotinado. Es grafica la imagen de los milicos, pactando la paz y abrazándose con los mineros en la ciudad de El Alto La Paz. Acto seguido Goni escapo del país en avión. Después, desde el exterior, los derrocados afirmaron que “un golpe de Estado”, los había sacado del poder.
Los ideólogos reformistas han ideado la teoría del Golpe de Estado para ocultar el evidente agotamiento político del MAS. Esa teoría no se la traga nadie, lo cierto es que ninguna de las tonterías inventadas por los reformistas, refuta el hecho de que el MAS cayó como consecuencia de su política de conciliación con la burguesía, con las transnacionales y la oligarquía terrateniente cruceña en resumidas cuentas por su política de preservación del capitalismo, de su “proceso de cambio” que NO conduce al socialismo, sino a fortalecer a los capitalista, para que luego, cambiadas las condiciones, cuando las masas chocan con los impostores en el gobierno caracterizado como corrupto, vendepatria y fraudulento, sus socios de ayer les den una patada en el trasero.
La teoría de que una “división interburguesa” explica la convulsión social vivida en el país es equivocada. Es más que evidente que la burguesía y la vieja derecha que hoy se adueña del poder, no pensaron ni por un momento en que la rebelión popular llevaría las cosas a los extremos que llegaron. Al inicio del conflicto, la burguesía agroindustrial cruceña, aliada del MAS (semanas antes le habían regalado a Evo Morales un caballo avaluado en más de $us. 60.000), las trasnacionales y el propio imperialismo, marchaban detrás de Evo Morales. Almagro, de la OEA, expresando los intereses del imperialismo norteamericano, que meses antes vino a dar su bendición a la reelección ilegal de Morales, no abrió la boca sino hasta el último momento y solo para dar la estocada final a un gobierno que se cae. No olvidamos que hasta la víspera, Bellot, máximo representante nacional de la Federación de empresarios privados, formo parte del CONALCAM. Todos ellos estaban seguros que el Gobierno controlaría la situación, tanto es así que en el primer Cabildo en Santa Cruz, los cívicos derechistas, ligados a la CAINCO, si bien, por la presión social se vieron obligados a incorporar las demandas de la Chiquitania de anulación de leyes y decretos que favorecían al agro negocio y a los traficantes de tierras permitiendo la devastación de los bosques, la demanda de recuperación del litio y la de los médicos y trabajadores de salud, etc, se esforzaron por que la sangre no llegue al rio y convocaron al “voto castigo” avalando y entrando al juego de la farsa electoral del oficialismo. En debido momento el POR advirtió que eso equivalía a avalar el fraude ya preparado, una percepción compartida por el 68% de la población.
La cínica manipulación fraudulenta de las elecciones, arrecio la ira popular, particularmente de la clase media. Después del gran Cabildo Nacional realizado en La Paz, y simultáneamente en todas las capitales principales e incluso en el exterior (Madrid, Barcelona, Nueva York, etc), la burguesía nativa y el imperialismo, cayeron en cuenta que la situación había cambiado y que el gobierno perdía el control de las masas. Un cabildo cuyo contenido antimperialista y anti burgués queda subrayado cuando sus resoluciones no se limitan a reclamar por el respeto al voto, sino que iban mas allá reclamando la recuperación de los recursos naturales de manos de las transnacionales y la reversión de las tierras entregadas a los agroindustriales y traficantes, además de las demandas de los sectores de salud y educación. La burguesía y el imperialismo no podían permitir que las cosas se desarrollen por esa vía.
La burguesía y el imperialismo se dieron la vuelta cuando constataron que Evo NO podría controlar a las masas en rebelión.
El gobierno estaba seguro que tenía bien controlada a la policía a través de sus comandantes corruptos y políticamente afines, lo que no tomaron en cuenta fue el gran malestar en la base policial, percibido por todos los manifestantes que estaban seguros que cualquier rato la policía se daría la vuelta, malestar que estalla como motín policial en Cochabamba y en cuestión de horas se generaliza por todo el país, lo que puso en jaque al gobierno que tampoco creía que las cosas llegaría hasta donde llegaron. Por su parte el Ejército que hasta la víspera estuvo, a través del General Kalliman, bien alineado con el gobierno, se resiste a salir a las calles a reprimir y “recomienda” al presidente renunciar a su cargo en aras de la “pacificación” del país. Todo esto es una «gran rebelión popular» que dista kilómetros de ser un golpe de estado.
En ninguna parte del mundo y mucho menos en Bolivia, la policía y el ejército puede escapar a la presión de la lucha de clases. En Bolivia, se ha dado el caso del surgimiento de una tendencia revolucionaria en las FFAA (Vivo Rojo), que para el presente conflicto, está ausente. El Boliviano es un ejército plebeyo, que nunca alcanzo a constituirse como ejercito de casta, reflejando la pequeñez de la clase dominante y el Estado, no pudo desarrollar una ideología castrense nacional que lo haga impermeable a las presiones políticas de la lucha de clase, a pesar de las reformas hechas y los privilegios otorgados por el gobierno de Morales, como eso de la creación de la Escuela Antiimperialista de las FFAA. Otra tanto se puede decir de la policía reformada por el gobierno, una policía de hambrientos, miserablemente equipados y dirigidos por mandos corruptos y abusivos, que pocos días antes de la eclosión social que sacudió al país fue desarmada a título de “mantenimiento” de equipos, poniendo en evidencia la desconfianza y susceptibilidades del gobierno frente a la base policial, donde se había acumulado el odio y la frustración frente a la evidencia de que el famoso “proceso de cambio” no había cambiado nada al interior de la “institución del orden”. El motín policial, y la negativa del ejército a salir a reprimir, forman parte del estallido del malestar popular contra el gobierno impostor, los policías de base, tienen sus propias demandas y acertadamente el Cabildo en Cochabamba las incorpora a las demandas generales. La actitud de Camacho en Santa Cruz, días antes, es diferente, él es el gerente ofreciendo demagógicamente concesiones para comprar adhesiones.
Después de la salida de Morales, los MASIStas tienen trazado el llamado “Plan Pagador”, que consiste en generar un clima de confrontación social extrema, masacre de por medio, que permita exigir el retorno de Evo Morales al poder como único capaz de pacificar el país. Para ese momento de la crisis política y social del país, la clase media esta aterrorizada, por la acción de los provocadores MASistas, que usa a los campesinos como cobertura para el despliegue de pandilleros y facinerosos contratados, para quemar casas, saquear comercios, reclaman a gritos la intervención de las FFA armadas y recibe como héroes a los uniformados para que les traigan “paz y seguridad”, no importa a costa de ensangrentar las calles. Eso es lo que los tenebrosos planes MASistas están buscando, con asesinos y pandilleros contratados para provocar muertes para terminar al final negociando cuotas de poder. Logran su propósito con la masacre de Sacaba. Los militares exigieron respaldo político para ejecutar acciones de represión ante el rebasamiento de la policía. El gobierno fascista no duda en darlas y en medio del aplauso de la clase media derechizada, aprueba del decreto 4078, que otorga garantías a los oficiales que disparen contra los campesinos y nuevamente salen a flote los rasgos gorilas de las corrientes fascistas al interior de las FFAA y la policía, que actúan acompañados por jóvenes de la clase media acomodada de mentalidad fascista, racista y paramilitar.
Nuestra lucha en defensa de las libertades y derechos democráticos.
Los PORistas, ayer frente al Gobierno de Morales, hoy frente al de Añez y durante el desarrollo del conflicto, hemos levantado en alto la lucha en defensa de las libertades y derechos democráticos del pueblo boliviano, derecho a elegir, derecho al trabajo, al pan, a la protesta, a la educación, a la salud, la defensa del litio y los recursos naturales entregados a las transnacionales, defensa de la Chiquitania y las tierras desbastadas para satisfacción de los oligarcas cruceños y los traficantes de tierras, etc, todos estos derechos pisoteados y desconocidos por el Gobierno de Morales y hoy por el de Añez. Dijimos que no creemos que el ejercicio cretinizante del voto sea el medio a través del cual los explotados y el país alcanzarían su liberación, que la democracia formal burguesa en Bolivia, dado el poco desarrollo capitalista del país, es una farsa y que a ojos vista no funciona, pero que a pesar de ello, defendíamos el derecho democrático de los bolivianos a elegir a quien mejor le venga en gana, pero que para nosotros la lucha no se limita al respeto al voto, sino que implica la lucha en pro de todos los derechos y libertades democráticas no cumplidas por el gobierno de turno y cualquiera que sea el gobierno que venga. Esta cuestión es muy importante de entender porque contiene la proyección antiimperialista y anti burguesa de nuestra intervención en el conflicto y nos diferencia de las otras corrientes políticas, democratizantes y derechistas que disputaron la dirección del movimiento cívico popular.
Hemos pugnado por preservar la independencia política del movimiento obrero, popular y cívico frente a los partidos burgueses y pro burgueses (MAS, CC, DEMÓCRATAS, PDC, UN, CONADE, etc.). La evidencia de esa disputa quedo registrada hasta en la misma prensa burguesa.
Antes del inicio del conflicto, se desarrolló una polémica con las plataformas del 21F. Dijimos que se trataba de un movimiento predominantemente pequeño burgués, que abarcaba todo el espectro contradictorio de la clase media, desde posiciones radicales pro proletarias, hasta posiciones abiertamente pro fascistas y fanáticamente religiosas, todas ellas se negaron sistemáticamente a incorporar las demanda de los sectores movilizados y se empeñaron durante años en reducir todo a la “defensa de la democracia frente a la dictadura”. Mientras las cosas persistieron en esos cánones, las acciones convocadas y protagonizadas por ellos, fueron muy pequeñas y limitadas. Basta recordar el último paro cívico previo a las elecciones convocados por ellos el 20 de agosto/2019, a consecuencia de cuyo fracaso se suspendió la convocatoria al paro indefinido del 15 de Octubre/2019, para terminar llamado al “voto castigo” y la “resistencia legal y democrática”.
Los PORistas vinimos insistiendo en la necesidad táctica de elaborar una plataforma única nacional, que incorpore las demandas sectoriales y regionales más sentidas y que permita por esa vía constituir una dirección que unifique las luchas sectoriales dispersas. Y que constituía un error plantear que la lucha debía ser en “defensa de la democracia formal burguesa” inexistente el país, que lo que tocaba era distinguir entre democracia burguesa como sistema de gobierno y la necesaria defensa de las garantías, libertades y derechos democráticos conculcado por el gobierno. Esta orientación pudo imponerse en la primera fase de la movilización apoyada en la radicalización de los sectores movilizados incorporados al combate.
Desde bajo, las bases impusieron un cambio de orientación. El voraz incendio forestal desatado en la Chuiquitania, a consecuencia de las leyes y decretos emitidas por el gobierno de Morales en acuerdo con la CAICO, la CAO y FEGASACRUZ. El Cabildo convocado por los cívicos cruceños, en vísperas de las elecciones, un Cabildo impuesto por la indignación popular, después de que los cívicos fascistas agarraron a golpes a los delegados de la Chiquitania que exigían medidas radicales contra los decretos del gobierno, tuvieron que incorporar a pesar suyo, las demandas de anulación de los decretos y leyes depredadoras, la recuperación del litio, las demandas de los médicos, de los trabajadores en salud y educación, vale decir de los actores movilizados contra la política proburguesa del gobierno. Para luego echarlas al olvido. Ese momento, cuando aún la burguesía no había roto con el MAS, el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz de manera inconsulta, incorpora el llamado “voto castigo” para encauzar la rebelión popular que se inicia, hacia la farsa electoral y el respeto a la constitución y el orden social burgués. Ellos están seguros que el Gobierno terminara controlando la situación después de las elecciones.
Hasta acá se pueden distinguir dos momentos en el desarrollo del conflicto. Un primer momento en que la movilización desencadenada por el malestar frente al fraude, alcanza una tónica antiimperialista y anti burguesa, cuando a través del Bloque Cívico del Sur, impulsado por CODEINCA se impone esa orientación que incorpora no solo la limitada demanda de respeto y defensa del derecho a elegir, sino la defensa de las libertades y derechos democráticos en general, agua, trabajo, salud, pan, educación, etc., junto a la defensa del litio, la no entrega de los Chiquitania a los agroindustriales, etc…Este claro contenido antiimperialista y anti burgués, se sintetizo en la demanda de Fuera evo, Fuera el gobierno corrupto, vendepatria y fraudulento. La constatación de que eran tres tendencias las que disputan la dirección del movimiento cívico, fue hecho por la propia burguesía a través de Los tiempos y Pagina Siete en sendos artículos que dan cuenta del peso de nuestra orientación en el conflicto. Todo eso llega a su máxima expresión con el Cabildo Nacional realizado en La Paz y simultáneamente en todo el país. Ese momento se advirtió que la principal debilidad del Bloque Cívico del Sur era la ausencia del proletariado en la movilización, y que esa debilidad marcaria la suerte del conflicto, debilitando nuestra posición y asegurando una salida burguesa a la crisis política.
Los hechos muy rápidamente confirmaron ese pronóstico. A partir de ahí, la burguesía, que no podía permitir que eso se desarrolle, se orientó a dividir al Bloque Cívico del Sur, a través del tradicionalmente derechista Comité Cívico de Santa Cruz encabezado por el fascista Camacho que conto pare ello con el apoyo de Pumari, el oportunista presidente del Comité cívico de Potosí. Las demandas fueron vaciadas de todos contenido antimperialista y anti burgués, para centrase únicamente en el tema de la demanda de nuevas elecciones y un nuevo TSE. Esta maniobra del Comité pro Santa Cruz fue posible en base al apoyo de las capas acomodadas de la clase media que se derechizaba cada vez más. Camacho expresando las tendencias ultra reaccionarias de la clase media, fascista y racista hasta la medula, se convirtió en el polo aglutinador de todos los partidos de la vieja derecha incluida las tendencias burguesas democratizantes liderada por Mesa y el CONADE. Camacho logra imponerse, para luego, enseñoreado de la situación, darles un puntapié en el trasero a los democratizantes del CONADE y a Mesa. Se dijo, que urgía de nuestra parte marcar una nítida diferenciación política con el facho Camacho, señalando las razones de por qué nos negamos a hacer unidad con él, la expresión fascista y racista de la burguesía agroindustrial, tan entreguista y vende patria como el gobierno de Evo Morales.
En el segundo momento está marcado por las corrientes derechistas, racistas y fascistas de la clase media acomodada, que logran imponerse como consecuencia de la ausencia del proletariado. El proletariado puede arrastrar a la clase media hacia sus objetivos estratégicos a condición de que enarbole un programa que responda a sus necesidades en el marco del establecimiento de un nuevo orden social (Gobierno Obrero campesino). Ausente esta acción política de la clase obrera, de manera natural las capas acomodadas arrastran a las otras tras los objetivos burgueses derechistas de corte fascista. No olvidemos que el agotamiento del parlamentarismo burgués, actualiza la contradicción entre fascismo o revolución proletaria. Ausente el proletariado la salida burguesa es inevitable. Aún falta por saber si esa corriente fascista lograra desarrollarse plenamente como un gobierno de esa naturaleza, mantenido a la clase media a su lado. Una situación poco probable, si observamos lo que ha ocurrido y viene ocurriendo en Brasil y Argentina, donde el gobierno derechista obligado a descargar la crisis económica sobre las masas, termina chocando con los que hasta la víspera fue su sostén electoral. Para el caso Boliviano, lo más probable es que eso ocurra de manera aún más acelerada, dado el hecho de que el Estado boliviano es un estado miserable, incapaz de llevar adelante un programa de reformas sociales de largo sustento que permita alimentar la base social de un régimen fascista. Dada la situación de la crisis económica mundial, la drástica caída de los ingresos del estado, el creciente déficit fiscal y comercial, etc., cualquiera sea el gobierno que venga, se verá obligado de ejecutar medidas anti obreras, anti populares y pro imperialista, descargando la crisis sobre las masas, incluida la clase media, medidas que ya venían siento ejecutadas por el gobierno burgués del MAS.
Ahí, el riesgo es el rebrote de los derrotados de ayer como consecuencia de que las ilusiones y los mitos en el presunto gobierno indígena de los pobres no se agotaron totalmente en varios sectores, particularmente los campesinos. La traición del MAS a los movilizados, ilusionados con el retornó de Evo y que sobre los cadáveres aun calientes de los asesinados a negociado sus privilegios, espacios y cuotas de poder, ayudara a superar esas ilusiones aun presentes.
Los democratizantes han quedado relegados, en la polarización forzada a través de las acciones terroristas del MAS, complementadas con las torpezas de los fascistas en el poder, como eso de quemar la Whipala, enarbolar la biblia, etc. El terrorismo MASistas busco provocar una masacre y engrano con la mentalidad bestial del fascismo en el gobierno, logro su objetivo y con eso postergo el desarrollo de las contradicciones internas que hacían evidente su disgregación y desmoronamiento, lo que no implica que esas contradicciones internas vayan a desaparecer, solo fueron mitigadas momentáneamente y a estas alturas, empiezan nuevamente a aflorar, urgiéndolos a precipitar un acuerdo, que podría tener graves consecuencias internas precipitando las divisiones que empiezan aflorar, entre MASistas demócratas y MASistas de la línea dura.
El MAS, que carece de un programa coherente, no puede ser considerado como un verdadero partido, es expresión de la heterogeneidad de intereses contradictorios que caracterizan al movimiento campesino indígena, a la que se suman las ambiciones personales de los intelectuales “izquierdistas” y oportunistas sedientos de riqueza y que van jalando por su lado, en las actuales condiciones de ausencia del caudillo-arbitro unificador, ha perdido capacidad de centralización y acción unitaria, las tendencias centrifugas cobran fuerza. Hacia adelante veremos un proceso de disgregación y atomización, cruzado por momentáneas reunificaciones, para nuevamente volver a atomizarse, proceso que serán expresión de su agonía mortal.
Ni Evo, Ni Mesa, Ni el facho Camacho. Obreros y campesino al poder.
El agotamiento político del MAS, es consecuencia de la inviabilidad histórica de su proyecto político. Una versión “indigenista” del viejo programa reformista del nacionalismo burgués, que pretendio posible el desarrollo integral de las fuerzas productivas, la superación del atraso y el hambre en el marco del respeto a las relaciones capitalistas de producción. Los MASistas se empeñaron en hacer creer que lideraban una gran transformación del país, del brazo de las trasnacionales y de la burguesía nativa, pretendieron vender la idea de que la vieja y fracasada receta nacionalista, era en realidad la expresión de una genialidad y excepcionalidad única, jamás vista en la historia fruto de las virtudes intrínsecas de la condición “indígena“ del presidente, que lo sitúa más allá del bien y del mal, incorruptible, infalible y siempre dispuesto al sacrificio desinteresado.
El gobierno de Evo Morales no fue fruto de una revolución social, sino fue producto de la farsa electoral burguesa después del agotamiento de la política neoliberal, la expulsión de Goni de poder por la rebelión popular y el total desgate del viejo aparato estatal burgués. Las ilusiones despertadas en las masas, fueron alimentadas por un periodo de bonanza económica excepcional determinado por los precios altos de las materias primas. La impostura busco hacer creer que esa coyuntura económica internacional excepcional, fue fruto de la “genialidad” de los ministros de Evo supuestos creadores de un modelo único, digno de exportación al que llamaron pomposamente “modelo económico social comunitario”, destinado a llevarnos al paraíso del “vivir bien”, en un “modelo socialista” propio, único y fruto de la fusión del marxismo con el indigenismo, sin necesidad de expropiar a la burguesía, ni a las trasnacionales que vivirían en “complementariedad y reciprocidad” con todas las otras formas de propiedad de los medios de producción.
Pero, la realidad es más terca que la ficción, en muy poco tiempo, las profundas contradicciones de intereses contrapuestos hicieron estallar la “economía plural” y desnudaron su verdadero sentido. Una economía donde la gran propiedad privada burguesa de las transnacionales imperialistas, de los oligarcas terratenientes y de la burguesía nativa somete, con ayuda del Estado “plurinacional”, a sus intereses a las otras formas de propiedad, pequeña, comunal, cooperativa, etc e impone un régimen de explotación laboral, de abusos, bajos salarios, etc. igual o peor que durante el periodo neoliberal.
Estas contradicciones impactaron con mayor fuerza en la pequeña burguesía urbana. La clase media en sus diferentes estratos, fue desencantándose del “proceso de cambio” que no cambia nada y desarrollando en su seno ideas que van desde las ideas revolucionarias afines al proletariado, hasta ideas pro fascista, racista, fanáticamente anticomunista y religioso. El proletariado y la masa campesino indígena marcharon a la saga en ese proceso, atrapados en las redes prebéndales y clientelares generosamente tendidas por el gobierno y la burocracia sindical corrompida hasta el tuétano.
La gran masa campesina indígena, no agotó su experiencia bajo la impostura MAsista. El gobierno indígena, no liberó al indio, no transformó su modo de producción de la vida social. El derecho a la autodeterminación fue burlado por Evo Morales y subordinado a los intereses de las transnacionales. A pesar de ello, la contradicción evidente entre la insatisfacción de la sed de tierra, la preservación de la pequeña parcela fuente de la miseria del campesino, con los privilegios y ventajas otorgados a los grandes terratenientes, no alcanzo un desarrollo pleno, dado el atraso secular del campo, el aislamiento de las comunidades indígenas, etc. La identificación con el origen indígena campesino del Presidente fue puesta en tela de juicio por la corrupción extrema del entorno presidencial, pero apenas si llego a salpicar la investidura de Morales a ojos de los originarios. Con todo, los intereses contradictorios de los diferentes sectores campesinos indígenas chocaron con los dirigentes MASistas que pretendieron imponer acciones que terminaron perjudicando a los propios campesinos productores necesitados de vender en la ciudad. Esas contradicciones hicieron insostenible sostener el cerco contra la ciudad, para imponer en retorno de Evo al poder.
El movimiento indígena campesino de hoy no es el mismo que el de la época de Túpac Katari, que pudo sostener meses el cerco, sumiendo a la ciudad en la desesperación y obligando a sus habitantes a comerse los perros, gatos, cueros y hasta las ratas. Hoy el campesino originario, convertido al calor de la revolución del 52 y la reforma agraria burguesa del MNR, de pongo y mitayo en pequeño propietario y comerciante, no puede darse el lujo de cortar el acceso a su principal fuente de ingreso que es el mercado de la ciudad. El capitalismo subordina inexorablemente el campo a la ciudad. Estas contradicciones solo podrían ser resueltas en el marco del programa de la revolución proletaria que apunta superar la miseria del minifundio improductivo en la granja colectiva maquinizada, altamente productiva y establecida como propiedad social de todos los campesinos. Los MASistas respetuoso de la propiedad privada no pueden plantear eso y por tanto no tienen como superar las contradicciones que los desgarran internamente, su bloqueo se sostiene precariamente en base a amenazas, multas y sanciones.
La ira de vastas capas aimaras de los alteños y quechuas del valle, desatada gracias a la torpe visión racista de la clase media interpretada por el facho Camacho, que Biblia en mano procede a quemar la Whipala (después el imbécil, asustado por la reacción pretendió enmendar el error apareciendo con una Whipala en la mano y pidiendo disculpas), da cuenta del hecho de que en Bolivia, tras 500 años de opresión y explotación inmisericorde de la mayoría indígena y mestiza del país, existen heridas históricas profundas que no han sido resultas por los anteriores gobierno ni por el gobierno supuestamente indígena de Evo Morales. La razón es que el racismo y la discriminación, tiene sus raíces en la estructura económica del país, en la persistente desigualdad fundada en la forma de propiedad de los medios de producción, donde la gran propiedad privada burguesa está en manos de la minoría blancoide de los K`aras. Este hecho no ha cambiado, como practica dominante. NO ha cambiado a pesar de la asimilación a la burguesía de ciertos “indios” enriquecidos y convertidos en empresarios y comerciantes prósperos. Los nuevos ricachones “MASistas, enriquecidos en base al desfalco de las arcas del Estado, a los negociados turbios, al narcotráfico, etc., no alcanzan a ser una burguesía nacional, se limitan a reproducir las característica de la miserable burguesía comercial e intermediaria del país y aspiran ser admitidos por la vieja clase dominante boliviana como iguales. El derecho a la autodeterminación de las naciones originarias nunca fue reconocido por el Estado Plurinacional, que a través de los “indios” en el gobierno se ha convertido en el instrumento de sometimiento de las naciones indígenas, de su tierra y territorio a los intereses del saqueo imperialista impulsado por la burguesía K´ara y sus adornos indígenas, a cada cual más entreguistas y vendepatria. El Gobierno de Evo Morales, ha sido la piedra de toque del indigenismo, que desnuda su limitación política y pone en evidencia que no es el camino para la liberación del indio, para acabar con toda forma de opresión y discriminación social, nacional, racial y sexual.
Acertadamente se dijo que la movilización de la pequeña burguesía por sus derechos democráticos presionaría sobre el proletariado. Los fabriles fueron los primeros en romper con el MAS, pesa sobre ellos la agudización de la crisis y la contracción económico, los bajos salarios, los abusos patronales, y la evidencia de un gobierno que no protege sus intereses sino los de la patronal, etc. La rebelión de los fabriles contra la burocracia sindical termino por imponer una tímida y limitada incorporación a la movilización. NO es el caso de los mineros de las COMIBOL. Los mineros asalariados de la minería privada mostraron estar más avanzados que los de la estatal. Pero, en todos los caso es la acción de la clase en sí, NO es aun la clase para sí, la clase consciente que enarbola un programa revolucionario capaz de ponerse a la cabeza de la nación oprimida y ganar a la pequeña burguesía detrás de su proyecto de poner en pie un nuevo estado y una nueva sociedad.
En el desarrollo del conflicto, caído el gobierno de Morales, y aun todavía ahora, está a la orden del día la necesidad de un nuevo orden social y estatal, polémica cuyo desarrollo se ve limitado por el retraso político de la clase obrera y que por el momento se agota en la discusión de variantes de reformas democráticas al Estado burgués. Desde ahora los explotados dan por descontado de que el gobierno que saldrá de las urnas en las próximas elecciones será un otro gobierno burgués de politiqueros oportunistas y corruptos, tan vende patrias como sus predecesores y que descargaran la crisis economía sobre los hombres del pueblo explotado.
En Bolivia, la clase obrera, hace tiempo atrás ha formulado el tipo de Estado que propone poner en pie y las vías para hacerlo. Formulación está contenida en los documentos históricos del movimiento obrero boliviano, la Tesis de Pulacayo, la Tesis del Socialista IV congreso de la COB y los documentos de la Asamblea Popular del 70. Un Estado basado en los órganos de poder de las masas, en la democracia directa (asambleas populares, cabildos, etc), donde queda establecido la revocabilidad del mandato y donde ningún representante puede ganar más que el salario promedio de un trabajador calificado. Un estado que se estructura en base a la nacionalización sin indemnización de los recursos naturales y grandes medios de producción del país (propiedad social), que establecerá el monopolio estatal del comercio exterior y la planificación de la económica en función a los intereses nacionales y no del lucro capitalista, que asegurara educación y salud universal y gratuita, etc.
En la presencia y desarrollo de esas potencialidad contenida en la situación actual se apoya nuestra consiga de Ni Evo Ni Mesa, ni el Facho Camacho, Obreros campesino al poder.