Buenos Aires

Transición antes de las elecciones

Argentina: dos meses que parecen infinitos

J. Osvaldo Calle Quiñonez

En Argentina el presidente Mauricio Macri todavía está en el gobierno, pero ya perdió el poder. La diferencia de 15 % de votos menos que obtuvo en las elecciones primarias frente al peronista Alberto Fernández, y sus reacciones a la nueva realidad lo deslegitimaron hasta el punto que los grupos de poder se alejaron de él. Ahora en Argentina se vive con el Jesús en la boca viendo la evolución de los indicadores económicos. El 27 de octubre, día en el que se deben realizar las elecciones generales, parece ser un día extremadamente lejano.

Macri es una especie de pato cojo desde el 11 de agosto, cuando en las elecciones primarias, obtuvo sólo el 32% de los votos, frente al 47% de los peronistas. El resultado, sorpresivo para el entorno del poder que no esperaba una diferencia tan grande dejó a Macri como a un boxeador tendido en la lona. Esa misma noche el presidente no informó de los resultados, mandó a todos a dormir, y al día siguiente el Banco Central no tomó acciones –por instrucciones de Macri según denuncias que se investigan ahora en la justicia–, cuando el precio del dólar subió de 46 a 61 pesos.

Días antes, Macri había hecho arengas altisonantes, confiando en que las obras que dice hacer serían suficiente atractivo para los votantes. Pero las políticas de ajuste, aplicada en Argentina bajo las condiciones del Fondo Monetario Internacional, aumentaron el desempleo, mermaron la actividad económica y provocaron una situación de crisis en la población que recuerda los peores momentos de la historia argentina. El voto mercado, le venció al voto cemento, comentaron casi al unísono los analistas.

“Esto nunca se había hecho en Argentina sin que caiga el Gobierno, un ajuste fiscal de esta magnitud”, había dicho el ministro de Economía, Nicolás Dujovne. Conocidos los resultados de las elecciones primarias el peso se devaluó en más del 30%, la bolsa argentina cayó en 48%, el riesgo país llegó a 1800 puntos y Macri perdió su legitimidad política. En la práctica, los resultados de esas elecciones primarias determinaron la caída del gobierno.

En medio de la tormenta económica que siguió a la caída en desgracia del gobierno de Macri, Dujovne fue reemplazado por Hernán Lacunza, aunque el cambio solo anuncia el cambio de personas, pero no de política. En ese periodo el gobierno anunció una serie de medidas económicas, como el congelamiento del precio de combustible, pero sólo hasta diciembre, razones por las que los cambios fueron interpretados como medidas electoralistas.

“No se puede dar a la gente en tres meses, lo que no le pudiste dar en tres años”, dijo Jorge Lanata, uno de los más acérrimos críticos del Cristina Fernández, candidata presidencial del Trente de Todos, y a la vez, uno de los incondicionales del macrismo.

Tan complicada está la situación de Macri, que su palabra ya no solo no tranquiliza a los actores económicos, sino que tras las alocuciones del presidente el dólar y el riesgo país subían. En cambio, bastó una declaración del candidato peronista a presidente para que el precio del dólar se estabilice. “El mundo se dio cuenta que el problema no soy yo, sino Macri”, dijo Fernández.

Mientras tanto la economía argentina está paralizada. En ese país es más rentable especular con la moneda, que hacer una empresa. En el mundo de los especuladores, los certificados del Banco Central llamados Lelink tienen una rentabilidad del 60%, lo que hace imposible que los productores accedan a créditos para mantener la producción, lo que se traduce en más desempleo, caída del consumo y recesión.

En Argentina hay un ambiente enrarecido. Históricamente la derecha basó sus campañas en el buen manejo de la economía y la paz social. Pero esta vez el manejo de la economía es considerado por la mayoría de la población como desastroso, aunque pese a la dramática situación económica no se produjo un estallido social, como se temía, sino que los sectores populares esperan las próximas elecciones para definir el futuro del país.

En la televisión argentina se ha puesto de moda la palabra panqueque, para referirse a quienes que, tras conocerse los resultados de las elecciones primarias, cambiaron de repente su posición política. En el entorno empresarial cercano a Macri, también se registra una especie de abandono de posiciones. Marcos Galperín, principal accionista de mercadolibre.com, la principal empresa tecnológica argentina, fue a visitar a Fernández para “buscar diálogo, puntos de encuentro y consensos”.  Días antes, Galperín había pedido a la población que votara por Macri. “Sería mejor que ganara Alberto Fernández en primera vuelta para que ya se pensara como presidente y acelerara su pre gestión para calmar la situación», dijo Eduardo Constantini, uno de los empresarios cercanos a Macri en una entrevista con radio Vos.

Mientras tanto una nueva encuesta de la consultora Federico González y Asociados, la que más se acercó a los resultados de las primarias, dio cuenta que la intención de voto en favor del Frente de todos aumentó hasta el 53,8 por ciento, mientras que la coalición Juntos por el cambio, del todavía presidente Macri, tiene el 32,9%. Así las cosas, muchos consideran a Alberto Fernández ya presidente electo, aunque el apenas es candidato.

En estos días la economía argentina está caracterizada por la incertidumbre, y no son pocos los que dudan de la capacidad del país para atender sus obligaciones de la deuda en los próximos meses. Crecen las dudas sobre del liderazgo del presidente y todavía no hay un presidente electo para organizar la transición. Por eso los poco más de 60 días que faltan para las elecciones del 27 de octubre parecen extremadamente largos. Por eso es que desde varios sectores piden un acuerdo político para permitir el adelantamiento de las elecciones.

Desde el gobierno, en lugar de llamar a la calma, hay lo que se considera provocaciones a la población. «Van a cambiar los votos, hay mucha gente que está esquiando, el verano europeo es divino y se está jugando el futuro de Argentina», dijo la diputada Elisa Carrió, una referente del oficialismo argentino. «No les hablo a los pobres. Está muy bien subir el Mínimo no Imponible, yo odio pagar ganancias. Imagínate alguien que gana menos», agregó.

Argentina ya se prepara la transición de gobierno, aunque todavía no existe un presidente formalmente electo. En esa transición se discute cómo hará el gobierno para llegar hasta diciembre, porque en las actuales condiciones el país parece ir al despeñadero. En esa transición los creadores de opinión están en un proceso de realineamiento, casi ya no se escuchan insultos contra la ex presidente Cristina Kirchner y al mismo tiempo aparecieron las preguntas acerca el futuro del actual presidente y las 92 causas judiciales que pesan sobre él. Desde los sectores populares se plantea que el nuevo gobierno debe garantizar techo, trabajo y tierra para los argentinos y también auditar la deuda externa para precisar a dónde fueron los miles de millones de nueva deuda contratada por el gobierno de Macri.

J. Osvaldo Calle Quiñonez

Periodista especializado en economía. Trabajó en el Semanario Aquí, los periódicos, La Razón, Ultima Hora, Hoy, La Prensa y el semanario Pulso. En 2000 incursionó en el periodismo electrónico organizando el sitio report-e.com y en la actualidad dirige el periódico por Internet www.bolpress.com.
Ha escrito libros sobre los procesos de reforma económica y es colaborador de publicaciones en México, España y Bélgica. En la actualidad reside en Alemania.

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