¿Macri seguirá la suerte de los presidentes no peronistas?
Argentina y su pato cojo
Argentina está otra vez en problemas. En cinco días el dólar para la venta subió de 46,3 a 61 pesos argentinos, en un país cuyo gobierno dolarizó las tarifas de los servicios públicos, e hizo que la economía se paralice a la espera de una estabilización de los precios. Es una especie de revancha del mercado, después que su presidente, Mauricio Macri, quedara a más de 15 puntos porcentuales por debajo del candidato de la oposición, Alberto Fernández. Macri, quien reaccionó con arrogancia a los resultados, falto de legitimidad, se vio obligado a pedir disculpas y tratar al candidato a la presidencia opositora como si fuera presidente.
La crisis estalló la noche del domingo cuando se conocieron los resultados de las elecciones primarias en Argentina. En esas elecciones, denominadas PASO por primarias, abiertas simultáneas y obligatorias, se definen qué partidos están habilitados a participar en las elecciones nacionales convocadas para el 27 de octubre.
Ese día el mapa electoral argentino se tiñó de azul, el color del Frente de Todos, una alianza conformada por peronistas y que incluye a los seguidores de la expresidenta Cristina Fernández, excepto en Córdoba y la ciudad autónoma de Buenos Aires. Esa noche Alberto Fernández, del Frente de Todos, logró el 47,66% de los votos, frente a 32,08% del presidente Mauricio Macri, un resultado inesperado por las encuestadoras y considerado irreversible por analistas y comentaristas políticos , incluso los pro gubernamentales. Fernández, quien postula un modelo económico diametralmente opuesto al ejecutado por Macri, es ya visto como presidente electo.
El domingo Macri en la noche dijo que habían tenido una mala elección y sin dar los resultados mando a sus seguidores a dormir. Las elecciones, en las que no se elegía nada, se habían convertido en una especie de plebiscito para Macri y sus políticas.
Casi al mismo tiempo el precio del dólar comenzó a subir en las casas de cambio que funcionan en línea. El lunes en la mañana fue de pesadilla para los argentinos que no tuvieron tiempo para comentar la victoria de Fernández. De manera extraña el Banco Central Argentino no tomó acciones sino hasta que el dólar se hubo subido a las nubes, mientras las acciones de las empresas argentinas se desplomaban tanto en la bolsa de Buenos Aires como en las otras en las que cotizan.
Tampoco el presidente no dijo nada, una acción que fue interpretada como una venganza contra la población que le había dado la espalda. En la tarde, en su evaluación del resultado de las primarias, Macri intentó responsabilizar de la nueva crisis a la oposición sin hacer autocrítica.
“El mundo económico no confía en el kirchnerismo, ellos ya gobernaron y tienen que mostrar que va a hacer algo distinto. (…) Es tremendo lo que puede pasar, no podemos volver al pasado, porque el mundo ve el fin de la Argentina”, dijo.
Pero a esas alturas, para muchos el presidente ya había perdido su legitimidad y salieron a responderle desde varios frentes, muchos de ellos hasta el sábado condescendientes con su política. Macri, que explicó muchas veces el fracaso de su gestión a la herencia del gobierno que lo antecedió, le responsabilizaba de la crisis al gobierno que probablemente lo sucederá, a un gobierno que ni siquiera está elegido.
“No te dejes vender el buzón que votamos bien o mal, ¿quién tiene el puto derecho a juzgar el voto de otro argentino? Veremos después que pasa en octubre, pero ese compromiso y humildad tiene que empezar ahora mismo. El 47% no está de acuerdo con lo que estás haciendo, ojalá escuchen el mensaje de las urnas. No se dejen llevar por eso de ser los culpables de nada, son culpables de lo más lindo que es estar en democracia», dijo Marcelo Tinelli, uno de los moderadores de espectáculos más conocidos de Argentina.
Luis Majul, un periodista considerado aliado del gobierno, pidió un cambio de gabinete y se conoció que un grupo de empresarios llamado “Nuestra Voz” se pidió que Macri desista su candidatura presidencial y apoye a Roberto Lavagna, porque “es la única salida para tener alguna chance de no volver al populismo del pasado”.
Macri se presenta como la alternativa para evitar el descalabro de la economía como en Venezuela. Pero con Macri en el gobierno el dólar trepó a 62 pesos, el Bonar 2020 tiene con una tasa interna de retorno del 84% y el indicador del riesgo país del JP Morgan subió hasta 1935 puntos. Al mismo tiempo la demanda de los productos de primera necesidad aumentó en 40% en dos días, mientras que varios sectores, como el automotriz, paralizaron sus ventas hasta que se despeje la incertidumbre.
El presidente argentino ya es una especie de pato cojo. El presidente acostumbrado a gritar tuvo que pedir disculpas y dar pasos atrás en su política de “hacer lo mismo, pero más rápido”. Macri anunció el miércoles una serie de medidas destinadas a aliviar el bolsillo de los argentinos, entre ellas la convocatoria del Consejo del Salario Mínimo, la subida del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias, el congelamiento del precio de los combustibles por 90 días y un bono para los trabajadores. Además, casi fue obligado a pedir una conversación con Fernández, a quien casi ya se lo considera presidente electo, sin todavía haber ocurrido las elecciones.
Ante la gravedad de la crisis varios sectores ya proponen adelantar las elecciones, posibilidad por ahora negada por Macri como el principal candidato de la oposición.
La palabra del presidente está desvalorizada. Por ahora Argentina hay incertidumbre y la desconfianza la genera su propio gobierno. Eso hizo que varios analistas pidan investigar las razones por las que el viernes anterior a las elecciones se difundieran informaciones que hicieron subir los valores bursátiles, y también la inacción del Banco Central en las primeras horas del lunes después de las elecciones.
En Argentina hay un periodo de reacomodos. El precio del dólar se sincera y se pone a tono con el nivel paralizado de su economía, los empresarios comenzaron a buscar canales de acercamiento con Alberto Fernández, a quien se lo considera casi presidente electo, los capitales golondrina preparan su retiro y la población aumenta sus penurias al ver sus ingresos reducidos en 30% respecto al dólar en menos de cuatro días. Sólo el gobierno insiste en mantener su política y todavía cree que puede ser reelecto en octubre, al término de los interminables 77 días que todavía quedan para las elecciones del 27 de octubre.
Sobre Macri pesa lo que se ha convertido en una especie de maldición para todos los no peronistas que llegaron a la casa Rosada: nunca terminaron bien sus gobiernos, los dos últimos, Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, renunciaron en medio de una grave crisis económica.