La debacle de la socialdemocracia alemana
Poner el intermitente a la izquierda y girar a la derecha es una práctica de malos conductores. Pero esta también ha sido la práctica de la socialdemocracia alemana, la que la provocó la debacle más grave de su historia.
El Partido Socialdmócrata Alemán (en alemán Sozialdemokratische Partei Deutschlands, SPD) fue fundado en 1863 y es uno de los partidos políticos más antiguos del mundo. En sus orígenes este partido llegó a asociarse a la Primera internacional socialista, aquella de la que participaba Carlos Marx. Pero a principios del siglo XX el SPD se decidió por el camino de las reformas en lugar del cambio revolucionario y en esas condiciones desde las elecciones de 1890 se convirtió en el partido más votado en Alemania.
El partido fue prohibido por los nazis que los consideraban enemigos del Estado y sólo volvió a la legalidad después de la segunda guerra mundial, aunque desde 1959 abandonó los postulados de la lucha de clases y en 1966 formó un gobierno de coalición con la centroderechista Unión Demócrata Cristiana.
El SPD había dejado de ser un partido de los trabajadores para convertirse en un partido popular. En easa condiciones logró en 1972 su mayor éxito electoral al lograr el apoyo del 45% del electorado que hicieron de Willy Brandt el primer canciller alemán socialdemócrata.
El segundo mayor éxito electoral del SPD fue obtenido por Gerad Schröder en las elecciones de 1998 con su posición contraria a una guerra en Irak.
A ese éxito le siguió el inicio de la debacle del SPD. Schöder aplicó un programa de reformas económicas liberales llamadas Agenda 2010, que para muchos críticos marcaron el inicio del desmantelamiento del Estado de bienestar social en Alemania, reformas que provocaron la caída de Schöder.
En las elecciones de 2005, convocadas después que Schöder perdió un voto de confianza en el Parlamento, los partidos de izquierda habían logrado la mayoría de votos, pero el SPD prefirió hacer coalición con la CDU. Así comenzó el papel de segundón del SPD y con ella su debacle.
Quienes siguieron a Schöder nunca pudieron alejarse de la especie de sello que les dejó el haber ejecutado la reforma al mercado laboral cuya marca distintiva es la reforma denominada Hartz IV, por el ejecutivo de Volkswagen que ejecutó la reforma.
En las elecciones de 2013 los partidos de izquierda lograron 320 escaños que les habría permitido formar una coalición de gobierno frente a los 311 escaños del CDU. Pero El SPD prefirió formar otra vez una gran coalición con el partido de Angela Merkel.
En las elecciones de 2017 su jefe Martin Schulz anunció su negativa a formar una nueva gran coalición con la CDU, pero hoy en día todavía es parte del gobierno de Merkel.
Así el segundo problema del SPD se volvió la crisis de confianza. Cuando en las campañas electorales argumentaban por la necesidad de reformas y cambios en la política social, con frecuencia les decían que era necesario formar un gobierno que defienda los intereses de los trabajadores y otros sectores menos favorecidos y que para eso no era necesario esperar nuevas elecciones. Paradójicamente desde la derecha le criticaban al SPD haberse decidido por un programa de izquierda.
Así en la rica Baviera la socialdemocracia fue reducida al actual quinto lugar. En las elecciones europeas el SPD apenas logró el 15,8%, muy por debajo del 20,5% del Partido de los Verdes. Y si las tendencias que los encuestadores se confirman, el SPD ha sido superado por la izquierda por los verdes y por la derecha por los derechistas de Alternativa para Alemania AfD.
Los resultados, catastróficos desde el punto de vista del SPD, de las elecciones europeas provocaron la renuncia de su secretaria general, Andrea Nahles. Algunos creen que cambiando jefaturas de partido se puede revertir la situación de crisis. Así como están las cosas por ahora el renacimiento del partido, parece ser una opción más lejana que la muerte del partido político más antiguo del mundo.