
Bustamante; un fujimorista contra las mujeres y los indígenas.
as últimas fuji-tonterías las ha cometido el congresista Ernesto Bustamante, quien dijo que no le parecían correctas las cifras que arrojan que las mujeres ocupan un 33% de los puestos de ciencia en el Perú, pues en el mundo usualmente estas solo ocupan un 3% o 5% en las ciencias físicas, naturales o exactas. Para él esto no se debe a que no le falten incentivos, sino a que no existe una “condición biológica” para ello.
Varias organizaciones feministas, como la ONG Manuela Ramos, le han contestado “No es biología, es machismo”. Según la UNESCO las mujeres representan un tercio de las plantillas de investigadores existentes en el mundo y 24 de ellas han ganado Premio Nobel en Ciencias.
Con tal disparate, Bustamante menta el busto de Keiko (su eterna candidata presidencial) y de Patricia Juárez (primera vicepresidenta del Congreso) a quienes descalifica para ocupar tales puestos. A lo mejor él cree que las damas no deben estar capacitadas para la investigación, pero si para la corrupción.
No es la primera vez que Bustamante lanza exabruptos. Durante la pandemia afirmó que si no era posible desinfectarse con alcohol o gel, se podría hacer ello con su propia orina o saliva. Luego atacó a la vacuna china Sinopharma (que tuvo buenos resultados en el Perú y el mundo) como “agua destilada” (evidenciando un macartismo anticomunista primitivo).
En un momento desafió al exprimir ministro Guido Bellido a una pelea callejera y en otro expresó su rechazo a que el expresidente Martín Vizcarra ingresase a tratarse de Covid-19 luego de haberlo contraído.
También afirmó que EEUU financió la campaña de Castillo y que el expresidente boliviano Evo Morales es «pedófilo, narcotraficante y delincuente», todo ello sin presentar prueba alguna.
Bustamante antes atacó al presidente boliviano Luis Arce de que “luce al lado de su bandera el mismo trapo (whipala) que ondean los terroristas en el Perú”. La wiphala es uno de los dos estandartes oficiales del Estado Plurinacional de Bolivia, siendo un símbolo milenario de los pueblos originarios andinos. Mientras él se burla de esta bandera tildándola de “trapo”, su entonces colega de bankada, Juan Carlos Lizarzaburu, se refirió a esta misma como si fuera un “mantel chino” (algo que insultaba a decenas de millones de amerindios y a cientos de millones de orientales). Además, nunca ninguna organización que el Estado peruano caracteriza como “terrorista” (como son el senderismo, el MRTA o el MPCP) jamás han empleado la wiphala. Los únicos que hoy levantan esta banderola con los 7 colores del arco iris son los distintos movimientos sociales que se enfrentan a la dictadura o los etno-nacionalistas.
Siendo presiente de la comisión de relaciones exteriores del Congreso, él tuiteó:
“Ahora se requiere que las Fuerzas Armadas del Perú retomen el control de Puno. Hay que cercar y liberar las poblaciones sojuzgadas por los comunistas. No obstante, primero hay que militarizar la frontera con Bolivia -para que no se escape nadie ni entre gente de Evo Morales.”
“El Perú debe dar ultimátum a gobierno de Bolivia, para que detenga apoyo material y financiero a terroristas en Perú. Cumplido el plazo sin solución, el Ejército del Perú deberá ingresar a Bolivia y ocupar cautelarmente recursos naturales que garanticen una ulterior reparación”.
Su planteo de militarizar y de “cercar y liberar a las poblaciones sojuzgadas por los comunistas” implicaba desatar una guerra civil contra la macro-región Sur que se levantó contra el Fuji-golpe de Dina.
Su otro postulado es aún peor, pues pedir que las FFAA peruanas ocupen los principales recursos naturales bolivianos, implica conquistar toda una república que tiene más de un millón de kilómetros cuadrados (Bolivia es casi tan extensa como el Perú), pues sus principales recursos de gas, litio, agroindustria y minería se encuentran cerca de todas sus fronteras.
Nunca antes el Perú ha buscado ocupar a todo un país vecino. Una guerra de tal magnitud generaría una increíble resistencia interna e internacional (pues todos los países del hemisferio, incluyendo EEUU) no estarían de lado de Lima y las FFAA peruanas podrían empantanarse peor que lo que le pasó a Moscú y Washington en Afganistán o a Tel Aviv en Líbano o Gaza. Tal aventura conllevaría a un colapso nacional.
Mientras tanto, la Sra. K nunca le ha jalado las orejas a quien ha sido bautizado como el “doctor Pichi”,. Bustamante se sigue orinando en los principios y el honor de la gran mayoría de los peruanos y sudamericanos, quienes son mujeres o tienen sangre indígena.