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¿Refugio o rechazo? Cómo las decisiones globales definen el futuro de la migración

Javier Claure C.

El fenómeno de la migración es uno de los temas sociológicos más complejos y urgentes de la actualidad, especialmente en la relación entre los países de Europa y las regiones de América Latina, Asia y África. A medida que los flujos migratorios aumentan, la realidad en Europa cambia poniendo en evidencia tanto sus fortalezas como sus desafíos en términos de humanidad, economía y cohesión social. Las cifras que muestran el crecimiento migratorio, los testimonios de aquellos que huyen de sus países y las posturas de los líderes internacionales presentan un panorama en el que el inmigrante no solo es un «extranjero», sino un reflejo de las injusticias sociales dentro de su país de origen. Pero también es un reflejo de los desequilibrios globales que afectan a millones de personas. Según el boletín económico elaborado por el Banco de España, el 7 de agosto del año en curso, en España, en Italia y en Suecia; los inmigrantes de países fuera de la Unión Europea, representan entre el 60% y el 80%. En el caso de España, los inmigrantes procedentes de Sudamérica, el Caribe y América Central conforman el 50%. Mientras que en Alemania o Países Bajos, los inmigrantes de países fuera de la Unión Europea representan menos del 50%.

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Para millones de personas del Sur Global, en donde la desigualdad económica y la falta de puestos de trabajo son el pan de cada día, la migración hacia Europa es vista como una oportunidad para eludir la pobreza. Desde una perspectiva sociológica, este fenómeno evidencia la tensión entre el deseo de los inmigrantes de mejorar su calidad de vida, y las limitaciones que existen para entrar a Europa. La Comisión Europea, en el año 2020, presentó un Pacto sobre Migración y Asilo. Este pacto incluye cuatro pilares principales: el control efectivo de las fronteras, procedimientos rápidos y justos de asilo, una responsabilidad compartida entre Estados miembros y la promoción de vías de migración seguras y legales. Asimismo, se han tomado medidas para distribuir equitativamente a los inmigrantes entre los Estados miembros, pero su aplicación fue difícil. Varios países se negaron a aceptar una cuota de refugiados. Esta resistencia ha sido particularmente fuerte en los países de Europa Central y del Este, como Hungría y Polonia, cuyos líderes han expresado su oposición a recibir inmigrantes. Viktor Orbán, primer ministro húngaro, ha llegado a describir la migración como una amenaza para la «cultura europea». Esta postura revela las divisiones internas dentro la Unión Europea, y destaca la dificultad de encontrar una respuesta adecuada y humanista ante la crisis migratoria.

A pesar de todas las restricciones de migración impuestas por los países europeos, miles de personas siguen emigrando porque no tienen otra opción. Al mismo tiempo, la migración irregular hacia Europa expone a los inmigrantes a una red de traficantes de personas, quienes los someten a tratos inhumanos. En muchos casos, los inmigrantes son objeto de tráfico laboral y sexual. Según algunos estudios también son forzados a trabajar en condiciones deplorables. Organizaciones como Human Rights Watch han documentado casos de abuso extremo y de explotación en países de tránsito como Libia, donde los inmigrantes, a pesar de haber pagado una buena suma de dinero a las mafias que se dedican a esta tarea, son encarcelados y abusados antes de continuar su viaje. Y la ruta hacia Europa está plagada de riesgos, desde las travesías en embarcaciones precarias por el Mediterráneo hasta las marchas por los desiertos del norte de África. Mujeres, hombres y niños ponen su vida en peligro al cruzar rutas ilegales.  Además, se enfrentan a las inclemencias del clima. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que, desde 2014, al menos 20000 personas han perdido la vida tratando de cruzar el Mediterráneo. Muchos inmigrantes viajan en embarcaciones sobrecargadas, a menudo sin salvavidas ni medidas de seguridad, lo cual convierte el viaje en una sentencia mortal. Pero no todo lo que brilla es oro. La integración de los inmigrantes en el mercado laboral europeo es un proceso largo y lleno de obstáculos. Los estudios indican que, en promedio, los inmigrantes suelen encontrar empleos de baja remuneración y en condiciones precarias. La falta de reconocimiento de sus cualificaciones y las barreras del idioma limitan sus posibilidades de integración. Y los condenan a un círculo con menos poder adquisitivo. Para muchos inmigrantes, la precariedad laboral es una constante que no cambia, incluso años después de haber llegado a su destino.

España es considerada la puerta de entrada a Europa para inmigrantes provenientes de África, América Latina y Oriente Medio. Las políticas migratorias españolas han dado un cambio de orientación radical, especialmente debido a las presiones económicas, sociales y políticas que plantea la migración. Y, en consecuencia, ha endurecido su postura para alinearse con las políticas migratorias de la Unión Europea, las cuales buscan un control más rígido y la reducción de los flujos migratorios. En Ceuta y Melilla, por ejemplo, se han construido vallas y sistemas de vigilancia para evitar el ingreso de inmigrantes.

En cuanto a Francia se refiere, los datos muestran que alrededor del 47% de los inmigrantes provienen de países africanos como Argelia, Marruecos, Senegal y Túnez. Esto debido a la historia colonial. Otro 33% de los inmigrantes proviene de Europa, incluyendo un aumento reciente de inmigrantes de países del este, como Rumania y Bulgaria. El 20% restante viene de Asia y otras regiones, especialmente de Medio Oriente y Asia del Sur. Los partidos de ultraderecha en Francia, en especial el «Rassemblement National» (RN) liderado por Marine Le Pen, han intensificado su esfuerzo para restringir la migración. Apelan a que la migración representa una amenaza para la identidad cultural, la seguridad y la economía del país. Afirman que la llegada de inmigrantes, especialmente de países musulmanes, está erosionando los valores franceses y saturando los servicios públicos. Además, asocian la migración con el aumento de la delincuencia y el terrorismo. El presidente Emmanuel Macron, que casi siempre da giros a la derecha, tiene una posición un tanto ambigua acerca de la migración. Por un lado, dice que no está en contra. Por otro lado, ha impulsado una política migratoria más restrictiva y controlada. Su enfoque prioriza una migración selectiva y regulada con medidas que limitan el asilo y favorecen la migración laboral cualificada según las necesidades de la economía.

Históricamente, Suecia fue reconocida por su postura abierta y humanitaria hacia la migración, especialmente en comparación con otros países europeos. Esta orientación, anclada en un fuerte compromiso con los derechos humanos, condujo a que el país se convirtiera en uno de los mayores receptores de refugiados per cápita en Europa.
Sin embargo, en los últimos años se han dado una serie de cambios en la política migratoria, impulsados por factores internos y externos, incluyendo las políticas de la Unión Europea y las crisis migratorias globales. Además, la influencia de los partidos de extrema derecha y de corte nacionalista ha incrementado considerablemente. Suecia está gobernada por una coalición de partidos ultra reaccionarios y el partido «Demócratas de Suecia» (Sverigedemokraterna), con raíces nazis. Estos partidos manejan un discurso que asocia la migración con problemas de seguridad, criminalidad y cultura. En este contexto, el Gobierno ha adoptado medidas estrictas bajo la presión de estos sectores. En el 2022 se introdujeron mayores requisitos de integración para los inmigrantes. Y se ha impulsado un discurso que exige una «asimilación» cultural, controles rigurosos y han disminuido las admisiones de refugiados y solicitantes de asilo. En ciertos casos, ya no es válido que una persona, que viene de un país fuera de Europa, esté casada con otra persona que tenga la nacionalidad sueca. Todos estos cambios han generado deportaciones brutales. Muchos jóvenes, menores de 18 años que llegaron a Suecia como refugiados durante 2015, han sido deportados, a pesar de haber vivido mucho tiempo en Suecia. Mujeres iraníes y convertidas al cristianismo han sido deportadas a pesar de correr el riesgo de persecución en su país de origen. Se ha llevado a cabo la deportación de trabajadores por errores menores por parte del patrón. Se ha deportado a familias que han vivido en Suecia durante muchos años, pese a que sus hijos nacieron y crecieron en Suecia, Y, por consiguiente, no tienen conexión con el país de origen de sus padres. Han deportado a inmigrantes que vivían en Suecia 5, 8 y hasta 10 años; y que esperaban su residencia en el país nórdico. Es decir, su estancia no era ilegal, porque muchos de ellos tenían trabajo, pagaban impuestos, no recibían ayuda económica y tenían una cuenta bancaria.

Para un inmigrante de un país que no pertenece a la Unión Europea, la condición para obtener el permiso de trabajo era tener un salario mensual bruto de 1200 USD (13 000 coronas suecas) los 12 meses consecutivos del año. Durante la pandemia, tanto en Suecia como en otras partes del mundo, desaparecieron muchos puestos de trabajo o disminuyeron las horas de trabajo. Por ejemplo en restaurantes, en tiendas, en la construcción, en locales donde se hacían limpieza, en campos de cultivo; etc. Y, como es de suponer, bajaron significativamente sus salarios y no cumplían el requisito arriba indicado. Las autoridades suecas jamás comprendieron el impacto de la pandemia en los inmigrantes que tenían trabajo. Y, por consiguiente, dieron luz verde a «deportaciones inhumanas» en muchos casos. En noviembre del año pasado se introdujo un nuevo requisito para los inmigrantes fuera de la Unión Europea que desean obtener el permiso de trabajo. Según la Agencia de Migración Sueca, el salario mensual bruto, ahora, debe ser de  2619 USD (28 480 coronas suecas). Y de acuerdo al «Periódico de los Trabajadores de la Industria» (Industriarbetarnas Tidning), existe una propuesta para aumentar el salario bruto mensual a 3145 USD (34 200 coronas suecas). Esto supone que Suecia recibirá solamente a inmigrantes altamente cualificados.

Por otro lado, Donald Trump, en su campaña ha propuesto una política de deportaciones masivas dirigida a inmigrantes indocumentados. La migración actual nos desafía a construir puentes donde otros ven fronteras. El futuro dependerá de la capacidad para responder con empatía y justicia a esta realidad global. Porque, al final de cuentas, la historia de la migración es también la historia de la humanidad.

 

Javier Claure C.

Javier Claure Covarrubias nació en Oruro, capital folklórica de Bolivia. Es miembro del Pen-Club Internacional, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Oruro (UNPE), de la Sociedad de Escritores Suecos, del Movimiento Poético Mundial (World Poetry Movement), del Liceo Poético de Benidorm (España), de la Asociación de Escritores de Madrid (AEM), de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) y miembro de número de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna, Capítulo España. Ejerce periodismo. Tiene poemas y artículos publicados en blogs, en periódicos y en revistas literarias a lo largo y ancho del mundo. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991).

Ha estudiado informática en la Universidad Real de Tecnología de Estocolmo (Kungliga Tekniska Högskolan) y en la Universidad de Uppsala (Suecia). También estudió matemáticas en la Universidad de Estocolmo, casa de estudios donde además obtuvo una Maestría en Pedagogía y una Licenciatura en Sociología.

Durante los últimos 15 años ha asistido al discurso del Premio Nobel de Literatura en el salón de la Academia Sueca. También ha asistido a las charlas del Premio Nobel de Literatura en la Biblioteca de Rinkeby, evento que se lleva a cabo, cada año, en colaboración con los alumnos del Colegio Askeby y Bredby. Ha escrito extensos artículos relacionados con el Premio Nobel de Literatura.

Ha participado en el Primer Festival Internacional de Poesía, Benidorm y Costa Blanca (España, 2016), en la cuarta edición de los Encuentros Internacionales de Poetas en Telciu (Rumanía, 2018), en el XVI Aniversario del Liceo Poético de Benidorm en Priego de Córdoba (España, 2019), en la lectura poética de la Asociación Cultural “La Empírica, Espacio de Arte y Creación” en Granada (España, 2019) y en el Primer Festival Internacional de Poesía Diverbium en Madrid (España, 2019).

Publicaciones: "Preámbulos y ausencias" (2004), "Con el fuego en la palabra" (2006), "Extraño oficio" (2010), "Réquiem por un mundo desfallecido" (2014), “De Escandinavia a los Andes” (2016) y ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024).

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