Los golpistas saben que no fue golpe
Entre todas las versiones que se han formulado sobre el presunto «golpe fallido» o auto golpe del gobierno está la visión que ha presentado la derecha mediante sus diversos exponentes, desde Tuto hasta Mesa. Resulta por demás interesante analizar esas versiones. En realidad, se puede decir, que la visión de la derecha constituye, en sí misma, una prueba de que el mentado golpe, en realidad no fue tal. Y esto es así porque los golpistas de siempre, vale decir, la derecha en todas sus versiones, saben muy bien cómo se realiza un golpe, porque tienen amplia experiencia en realizarlos y, consecuentemente se dan cuenta que, este 26 de junio, con Zuñiga a la cabeza, no se han seguido los protocolos más básicos que ellos tienen de golpe de Estado.
Ellos saben que todo golpe debe tener como condición sine qua non la determinación por cumplir los objetivos que se tiene y si, para eso se tiene que meter bala al pueblo (no balines de goma), entonces se lo hace, como ellos lo hicieron en Sacaba y Senkata. Ellos saben que el líder del golpe no puede quedarse parlamentando con el presidente a ser derrocado en la puerta de palacio de gobierno, como lo hizo Zuñiga con Arce, más bien, le pone su carta de renuncia para que la firme, bajo amenaza de matarlo, como lo hizo García Mesa con Lidia Gueiler y como pretendía hacerlo Camacho con Evo. Ellos saben que, en el contexto de un golpe, se tiene que acallar los medios de comunicación, como lo hicieron el año 2019 con Bolivia TV o la radio de la CSUTCB y, por ningún motivo permitir a los reporteros entremezclarse con los golpistas, como sucedió este 26 de junio en la plaza Murillo. Ellos saben (y esto es lo más importante) que todo golpe militar busca apoyo de sectores civiles, (no de personas aisladas, si no de sectores) y vaya si ellos saben que Zuñiga, no buscó ese apoyo, porque simplemente no los buscó a ellos. Este parece ser el mayor argumento que tienen. ¿Cómo fue posible que ese inepto de Zuñiga no los buscara a ellos? No sólo son los expertos en golpes, que se precian de tener la receta, sino que constituyen los sectores sociales naturales para apoyar golpes, tienen históricas experiencias en eso.
Se tiene entonces que los expertos en golpes han hablado. Se trata de algo así como una certificación que otorgan ellos.
También para nuestra argumentación, desde la izquierda, la falta de apoyo de la derecha al golpe prueba que lo de Zuñiga en realidad fue una escenificación orquestada por el gobierno de Arce, en la que se manipuló, de la forma más maquiavélica posible, al Ingenuo, y a la vez, inepto comandante del ejército. Efectivamente, imaginemos que la versión del gobierno de un intento fallido de golpe fuera cierta. Según su versión, el golpe fue realizado por sectores de derecha del ejército. Entonces, ¿porque no buscaron el apoyo de sus socios naturales, los partidos de derecha, los comités cívicos, la Confederación de Empresarios Privados, la union juvenil cruceñista y todos ellos? El programa – si se puede llamar programa a eso- era uno que hubiera sido completamente aceptado por ellos, vale decir, inhabilitación de Evo, proscripción del MAS, liberación de Camacho, Añez y demás dizque «presos políticos». Además, ellos no tienen ni por asomo convicciones democráticas o de respeto a los derechos humanos, así que sumarse a una nueva aventura golpista a ellos no les cuesta nada, incluso les gusta.
Por otro lado, la mano negra de la embajada no aparece por ningún lado, como habría sido de esperar si se tratara de un auténtico golpe de la derecha. En su comunicado, el departamento de Estado señala que «se encuentra expectante» a la situación en Bolivia. Eso quiere decir que sorprendieron con su golpe a la misma embajada que, comúnmente, es la promotora de todos los golpes en Latinoamérica. Sin su concurso, no se tiene su preciado apoyo internacional, imprescindible para generar la idea «de una revolución democrática y liberadora» de la que cacarean cuando llevan adelante sus golpes.
En resumen, la falta de apoyo de la derecha (aunque el mismo Zuñiga sea un facho declarado), demuestra que simplemente el mentado golpe fue una escenificación grosera.