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Ruth Ana Gabriel Zarco acompaña a la actual alcadesa Ada Colau

Una boliviana en las listas para la alcaldía de Barcelona

Drina Ergueta

Se podría decir que Ruth Ana Gabriel Zarco, nacida en La Paz en 1974 , tiene el perfil prototipo de una mujer boliviana migrada en España, el punto que la diferencia del común es la última etapa de su camino que la ha llevado a la política militante y, de allí, a ser Consejera Municipal del Distrito de Sant Andreu de la ciudad de Barcelona y, ahora, parte de la lista que acompaña a la actual alcaldesa Ada Colau -referente internacional de liderazgo femenino- que busca ser reelecta al Ayuntamiento de esta capital catalana en las elecciones municipales a realizase este 28 de mayo en toda España.

De familia migrante, con una actividad dedicada al pequeña industria y comercio en Bolivia, dio el ‘salto al charco’ en busca de una vida mejor en España. Se inició en el único espacio laboral habitualmente abierto para una mujer latina: los cuidados de niños o ancianos, que incluyen generalmente el servicio doméstico. Cayó en la trampa de la burbuja inmobiliaria y en su crisis de 2008 y se vio en situación de gran vulnerabilidad por una deuda bancaria imposible de pagar.

De sentirse perdida en un territorio que no es el suyo, pasó a establecerse y superar obstáculos; a retomar sus sueños y a estudiar una carrera; y, posteriormente, a buscar incidir en su entorno a través del trabajo político, tanto en la relación con Bolivia, con el MAS-IPSP, como en la ciudad que la acoge, con Barcelona en Comú (ligado a Podemos en el resto de España).

En esta entrevista, realizada por Bolpress, es constante la relación entre su vida en España y Bolivia, en especial en sus razones políticas ligadas a buscar respuestas a dificultades que vive la población migrada y, fundamentalmente, la lucha antirracista y feminista.

 

Bolpress – Para comenzar, ¿cuál es su historia migratoria? ¿Cómo es que está aquí?

Ruth Gabriel – El motivo fue la crisis de 2001 del corralito en Argentina. Con mi pareja, me dedicaba a fabricar zapatos y buena parte de mis ventas iban en una pequeña exportación que se frenó con la crisis argentina. Teníamos una deuda bancaria que había que pagar y corríamos el riesgo de perderlo todo. Tengo una historia familiar de migración: mi abuela migra del campo a La Paz, mi madre a Argentina y con la crisis se viene a España, cuando se entera de mi situación me dice que venga a trabajar, a reunir el dinero y pagar la deuda.

Cuando decides migrar no eres muy consciente, no sabes en qué te estás metiendo. El principio fue un infierno, principalmente porque dejé a mis hijas de 3 y 9 años de edad. Lo decepcionante es llegar y enterarte de que necesitas papeles para trabajar, en Bolivia no lo había vivido, no tenía conciencia de que tenías que pedir un permiso. Pensé en irme; sin embargo, encontré trabajo de niñera, ese fue mi primer trabajo.

Pero se quedó, ¿volvió en algún momento?

Mi objetivo era pagar la deuda y volver, estar con mis hijas. Ahorré para que puedan venir. Trabajaba de lunes a sábado al medio día y, en otro sitio, por la tarde del sábado hasta el final del domingo. Siete días trabajando. Allá vendimos todo y se vinieron luego de cuatro meses que me parecieron cuatro años. Pagamos la deuda, pero ya no volvimos a Bolivia.

El 2003 había problemas sociales e inestabilidad en Bolivia, la Guerra del agua en Cochabamba, la Guerra del gas en El Alto y La Paz. Intentamos ayudar a la familia, vino mi hermano, mi prima, mi otro hermano… luego todo se fue calmando en Bolivia; pero ya mis hijas se habían adaptado y yo también. Así llevamos 21 años.

En este proceso, su descripción es familiar, ¿cómo fue a nivel personal?

Cuando llegué, me di cuenta que lo primero que haces es abandonar todos tus sueños que tenías en algún momento. Eso ya me pasó como madre, porque fui madre joven, no hice el proceso de estudio universitario pese a que quería estudiar informática.

Cuando llegué, pensé que ya se acabó, la Ruth que existía ya no está, lo único que tengo que hacer es trabajar para que mis hijas puedan estudiar y a ellas no les pase lo mismo, para que puedan tener las competencias que a mí en su momento me faltaron; sin embargo, aquí pude hacer Magisterio, Psicopedagogía, ahora estoy haciendo un master.

En este proceso, me di cuenta de que había pasado un período de depresión porque me había resignado, estaba de mal humor, me costaba reír o disfrutar y la familia lo notaba. Conocí a una amiga, Adriana, que me animó a que entrara a la universidad. Por eso pienso que las redes son vitales, la oportunidad de hablar con otras mujeres, no sólo en los espacios formales sino en esos momentos de encuentro en la puerta de una escuela, son importantes. Gracias a ello hice los cursos de acceso para mayores de 25 años, me costó un montón, aprobé el examen y me apunté a la carrera de magisterio con la idea de incorporarme lo antes posible al trabajo.

¿Así se le abrieron las puertas?

No. Me gradué el 2009 en la Universidad de Barcelona, fui al Consorcio de Educación para apuntarme a una bolsa de trabajo y me dijeron: “No puedes, debes ser de nacionalidad española o ser pareja de un nacional porque esas son las normas”.  Solicité la nacionalidad española  y esta me llegó el 2013 y comencé a trabajar el 2014, fueron años perdidos, aunque aproveché a estudiar un master en psicopedagogía, hice la especialidad de inserción socio laboral.

Por eso hablamos de racismo institucional que es lo que pasa cuando una persona extranjera no puede acceder al trabajo por falta de permiso de trabajo y residencia. Yo no he podido trabajar durante cinco años, me he graduado aquí y no en otro sitio, y cuando haces el trámite de homologación es lo mismo porque no te homologan al mismo nivel.

Dentro del profesorado no hay mucha diversidad, también por el catalán. No hay profesoras de origen latinoamericano, africano o asiático, lo entiendo porque si te piden la nacionalidad… los latinos podemos pedirlo luego de tres años de residencia, luego se suman los años que demora el trámite (cuatro en promedio), mientras que de otros continentes tienen que esperar diez años y sumarle el trámite con lo que son 15 años. En ese tiempo se te va toda la vida laboral, es muy injusto.

El catalán, ¿cómo lo lleva?

Lo he aprendido por necesidad. Tengo un certificado porque lo hice en la escuela oficial de idiomas, ya que para poder acceder a la administración pública te piden el catalán C1. Aunque lo hice para mejorar mi conocimiento, eso también me lo pidieron para entrar a la bolsa de trabajo.

Hoy usted es profesora, ¿de qué da clases ahora?

Soy maestra de educación especial, que es de lo que me gradué. Es mi especialidad atender a los niños que tienen dificultades de aprendizaje. Es trabajar con las tutoras, ver cómo se puede atender la diversidad funcional, si son permanentes o temporales, por ejemplo, con niños y niñas que no saben ni catalán ni español, niños que tienen dificultad en la relación o con retraso madurativo, niños a quienes hay que estimular más.

Ahora, ¿cómo se involucra en la política?

Toda mi vida he pensado que la política no servía para nada porque en Bolivia, de lo que recuerdo, quienes mandaban siempre eran de una clase privilegiada, siempre blancos la mayoría, con quienes nunca de cruzabas en el barrio donde vivías, salvo cuando había elecciones que a veces venían. Eran de otro mundo.

Cuando fui más adulta en algún momento fui a un ministerio y un policía no me dejó entrar. Yo quería preguntar sobre cómo exportar mi producción de zapatos y no pude hacerlo. Entonces, como veía que ellos no se interesaban por mí, yo tampoco me interesaba en la política. Cuando salió Evo Morales, dije, parece que esta vez hay alguien que se parece al pueblo y que puede ser que, de alguna manera, cambien las cosas. Voté el 2009 en Barcelona, la primera vez que se pudo votar en el exterior. Esa fue la primera vez que participé, votando.

Imagen de las movilizaciones de la gente afectada por las hipotecas en España.

 

Su primera aproximación a la política boliviana fue en Barcelona, votando. ¿Y su ingreso en política en Barcelona?

En 2007, aquí comenzó una campaña muy grande de fomento a la hipoteca. Los bancos te convencían, era muy fácil conseguir avales cruzados y quien no lo hacía era el tonto. Como ya nos íbamos a quedar aquí, nos metimos en una hipoteca de tasa variable. En poco tiempo subieron los intereses y el pago de la hipoteca era imposible. Quisimos dejar la casa a cambio de la hipoteca, pero me quedaba igualmente con una deuda.

Nos acercamos a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), fue una decisión muy difícil porque era aceptar que estabas a punto de estar en la calle, porque nada más había funcionado. Allí es donde vi a Ada Colau, organizando la defensa de los derechos colectivos, explicando cómo se había planificado esta estafa, había casos terribles, no podía creer lo que veía, gente destrozada por las hipotecas, con sueldos embargados. Allí hice mucha formación, mucha gente nos acompañó para lograr la dación en pago, que es que el banco se quede con el piso en propiedad sin tener que pagar además los 130 mil euros que pedían. Teníamos miedo de que nos saquen del piso, mis hijas vivían con esa ansiedad. Finalmente se quedaron con el piso y nos fuimos a un alquiler y allí sigo viviendo.

En 2019 vi nuevamente a Ada Colau en campaña y había una convocatoria a nuevos activistas, eso coincidió con que ya tenía más tiempo, mis hijas eran más grandes y yo ya me había formado, había acabado una carrera. Mi hija se fue a Manchester a estudiar diseño y moda yo ya tenía horas libres. Me apunté. Recordé lo importante que es organizarse, obviamente ella tenía toda mi confianza y comencé a participar.

Primero empecé a hacer campañas de picar las puertas, llevar la información a la gente del barrio, les dices que eres activista de Barcelona en Común y preguntas cómo ve el barrio, si hay cosas que mejorar, necesidades; preguntar, además, si van a votar por Ada Colau y, si dicen que no, saber por qué no hay esa confianza. Es muy importante conocer las preocupaciones de la gente en su día a día.

Así conocí mucha gente y aprendí a ver cómo respiraba el barrio, los problemas como el transporte, la seguridad, el parking, el parque, que no había bancos para sentarse cuando uno va a caminar y se cansa, los sitios donde no están habilitados para gente que va en silla de ruedas. Conocí muchos activistas en la zona de Sant Andreu, hicimos campañas en mi distrito: La Sagrera, Sant Andreu de Palomar, también el distrito de Horta-Guinardó, Navas.

¿Así llegó a ser consellera (concejal municipal)?

Ya participaba como activista, iba a las reuniones. Me invitaron para ser consellera (concejal en la subalcaldía) para que en la organización haya paridad de género. Se tiene que buscar ese encaje, se debe dar oportunidad a las personas que de lo contrario no estaríamos en estos puestos políticos, si no hubiera esta normativa, por eso es importante, sobraban hombres y faltaban mujeres.

Mi trabajo es estar pendiente de los vecinos y vecinas, qué se necesita, estar al lado de las organizaciones y asociaciones, acompañar temas y a los técnicos y técnicas. Mi función es estar en las calles, hablar con la gente, encontrarme con asociaciones de padres y madres, según lo que lleve. Hay consellers para cada área y cada barrio, yo estaba llevando el barrio de Baró de Viver y las áreas de feminismo e interculturalidad de todo el distrito de Sant Andreu.

Ahora, en estas elecciones, ¿cómo participa?

Estoy en la lista de Ada Colau. Estoy en varios espacios dentro de Barcelona en Común donde se puede aportar ideas y, hace un tiempo, me invitaron a participar dentro del eje antirracista para pensar temas en los que se debe trabajar, intentando que se visibilice el racismo institucional, las leyes que impiden a las personas decidir sobre sí mismas sobre el trabajo y otros aspectos de su vida.

Por otra parte, también está el aspecto importante de que la administración tenga una representación de la población que vive en Barcelona, donde hay un 30% de población migrada, tres de cada diez personas son de origen diverso; sin embargo, en la administración esa diversidad no se ve reflejada. Es lo que pasaba en Bolivia, que no había una representación de aimaras, quechuas, guaranís, gente de cara morena atendiéndote en la administración pública.

Los gobiernos deberían ser una representación de su población. No se trata de que “te hago el favor y tú te tienes que integrar”, somos personas y queremos que se nos garantice los derechos, indiferentemente del color de piel, del origen, del idioma que hablas. Ese es el trabajo que hacemos desde este eje, intentar aplicar la perspectiva antirracista a todas las políticas.

Volviendo al tema de las listas. Pensamos que, así como en la administración es importante la representación de la población diversa, también lo es en las listas. Los jóvenes lo dicen también: “Yo no veo representación mía, de mi color, en los cargos del Ayuntamiento”. Entonces si no te ves no te proyectas.

Ahora mismo, en Bolivia, por ejemplo, cuánta gente, siendo de pueblos originarios, se ha proyectado para imaginarse a sí misma como presidente o presidenta, mucha gente. Antes cuánta gente se veía así, ninguna, porque ninguno tenía ese color de piel.

Por eso, para esta elección, era importante plantear que haya diferentes nacionalidades formando la lista. Somos 41 en la lista y de origen diverso está Jéssica Gonzales (Colombia), Lucía Morale (Argentina), Harouna Zerbo (Burkina Faso), Fátima Ahmed (Marruecos) y yo de Bolivia.

¿En qué lugar de la lista está usted?

Yo estoy en el número 19

¿Entonces, qué posibilidades tiene de entrar?

Según las encuestas, dicen que hay un empate entre tres candidaturas, eso equivale a que cada uno de estos partidos tendrán entre 10 a 11 puestos de sus listas. Pero más allá de la lista, como activistas que somos ayudamos a hacer campaña y aportar a dar ese relato desde tu perspectiva, qué reivindicas.

Detrás de mí, ya no sólo es el equipo, sino todo el eje antirracista. Hemos hecho mucho análisis sobre lo que hay que trabajar, dónde incidir, hemos visto que, por ejemplo, hay que hacer memoria histórica con el esclavismo, con el colonialismo y lo que realmente representa, que no es un descubrimiento de América, todo ello trabajarlo desde los museos, desde la educación, hay un montón de acciones que queremos realizar y la idea es que desde la candidatura se pueda explicar.

Ahora mismo estamos haciendo diferentes eventos, unos dirigidos la ciudanía migrada, otros a familias, otros a la juventud. En cada uno de ellos intentamos que ellos también vean que, además de todo lo que desde el ayuntamiento se debe hacer, el tema del antirracismo es importante, así como lo decolonial que es un paso siguiente.

Ruth Gabriel en distintos momentos de la entrevista.

 

¿En esta lista de 10 u 11 posibles, hay gente migrada?

Sí, hay dos compañeras, Jéssica González y Lucía Morale.

A veces se dice, desde los hombres que ‘por cupo ella se lo quitaron a él’ y, en relación a migrantes, se dice que ‘me ha quitado el trabajo’.

Es verdad que por la parte de feminismo y la diversidad es necesario forzar un poco a que haya una apertura de puertas para la participación, por ello hay una normativa, para dar prioridad a mujeres y migrantes. Se trata de incorporar a todos los saberes y todas las miradas dentro de la organización.

Además, parecería que en algunos espacios se busca mostrar «el punto de color», para decir que «somos abiertos a la diversidad» ¿Cómo se siente usted al respecto y tiene voz en el espacio que ocupa?

En el eje antirracista somos personas de distintas regiones del mundo y cuando nos reunimos cada una tiene su perspectiva. Entonces nuestra organización incorpora esta inteligencia colectiva para poder mejorar nuestra organización y hacerla diversa de verdad y no por imagen.

Se ha trabajado mucho para incorporar perspectivas, como la antirracista o la decolonial, conceptos, como el ‘vivir bien‘ de Bolivia y ‘vivir sabroso‘ de Colombia, la cosmovisión andina y la sostenibilidad, lo comunitario, los derechos colectivos, se ha hablado de manera interna y es un aprendizaje conjunto, hay quienes miran desde una izquierda marxista pero no conocen otras perspectivas que pueden ser complementarias.

Habla bastante de antirracismo, qué pasa con el feminismo ¿Es usted feminista?

Claro. Es otra de las grandes luchas, el feminismo interseccional en el que se cruza el feminismo con el antirracismo. Deberían de ir de la mano el feminismo con el anticapitalismo y el antirracismo; sin embargo, en algunos momentos el feminismo es muy blanco porque sólo se piensa en la igualdad de oportunidades para ascender a ciertos espacios de poder, cargos de dirección en los que la mujer no está representada, como en puestos científicos o culturales, se piensa en esos espacios de lucha, de ruptura del techo de cristal.

Encontramos mucho a faltar que no se hable de esas mujeres que sostenemos que esas otras mujeres puedan llegar a esos espacios de poder, que son las mujeres que están cuidando a sus padres, a sus niños o limpiando sus casas. De alguna manera sacrificando su proyecto de vida y sus sueños para que otra mujer pueda hacerlo.

Cuando llegan a cargos se olvidan del resto porque ya no hay una lucha por la situación de otras mujeres, del acceso al paro, el permiso de maternidad, el acoso sexual en los trabajos ya sea por el que la contrata o el abuelo al que cuida. Es terrible no saber si cuando el abuelo llama a la puerta del dormitorio a las dos de la madrugada es porque necesita ayuda o si quiere abusar de ella. La duda entre prestarse a ello ante el temor al despido o, peor, a que le acusen de algo que no hizo. No se habla de estos temas.

Algo que también es importante, y que no se habla, es de los hijos e hijas de estas mujeres, ¿en qué situación están? Ellas tienen un horario de trabajo intenso cuando están internas, desde nuestro punto de vista, esto se debería de eliminar. Si la familia quiere que quien ha contratado duerma en esa casa, que eso no signifique que trabaja 24 horas.

También hay poca sensibilidad de considerar a esa mujer con tus mismos derechos a la hora de dar los permisos para poder ir a la escuela y asistir a las actividades de sus hijos. En la escuela en la que trabajo pasa mucho que no todas las madres pueden venir porque no quieren perder su trabajo, si piden permiso. Ese trauma queda para los niños porque no entienden por qué tu madre no puede venir. Son temas muy olvidados, muy dejados por el feminismo.

El movimiento de Las Kellys (sindicato de trabajadoras camareras de piso) debería tener mucho apoyo. Así, también, las madres que se han organizado contra la retirada de custodia de hijos que realiza la DGAIA a madres que no tienen los medios para mantener a sus niños. No entiendo, ¡cómo la administración puede hacer algo así!, cuando el problema es económico, que no tienen papeles para poder trabajar y, si tienen permiso, puede ser que no tengan las competencias para encontrar un trabajo, que no pueden mantenerse, si han sido víctimas de violencias de género y al separarse se han quedado sin ingresos y les quitan los hijos, no se piensa en todo eso. Esa parte falta trabajar aún.

El momento del encuentro con Ruth Gabriel, ella terminando una llamada. Luego posa frente al Ayuntamiento de Barcelona con una wiphala al cuello.

 

Cambiemos un poco de tema, ¿también está involucrada en grupos bolivianos? Lleva la wiphala, ¿es militante de un partido boliviano también?

Sí, del Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP). A raíz del golpe de estado en 2019, cuando mi hija se iba y yo tenía más tiempo, me contactaron por redes sociales y me dijeron que ya que publicas cosas a favor de Evo Morales si te gustaría participar… Así conocí al grupo que aquí se organizaba en torno al MAS, antes los había visto pero estaban enfrentados y me alejé, pero en 2019 los volví a contactar y participé en una campaña pequeña y modesta, aquí, y en Bolivia se ganó las elecciones en 2019; pero dieron el golpe. Yo estaba en shock, no había visto lo que veía en Bolivia, de niña no me daba cuenta de los años de dictadura que llegué a vivir, no podía creer lo que estaba pasando. Lo que más me dolió es que la gente justificaba esos asesinatos que se ejecutaban en Bolivia.

Creo que la política es una batalla de ideas, para el bien común de un territorio, pero en Bolivia se utilizó el discurso de odio de la extrema derecha, que aquí se da contra la migración, lo que buscan es deshumanizarnos, quitarnos la categoría de humanos, bestializarnos para luego matarnos sin cargo de conciencia, es lo que pasaba en Bolivia.

Desde un inicio, gente racista con la que hablé alguna vez me decía, respecto de Evo Morales, este indio, quién le quiere. Por más que se explique que construyó hospitales, que conectó Bolivia con carreteras, que distribuyó los beneficios por la venta del gas con los bonos Juancito Pinto y Juana Azurduy, les daba absolutamente igual porque detrás había un racismo.

Lo hemos analizado con mis compañeras, sobre por qué la gente es racista. La conclusión es que la persona racista considera a la otra persona como un ser subalterno, no como un ser humano. Un animal es más valorado por esa persona, por eso cree no merece ningún derecho.

Mi abuela siempre bajaba la cabeza frente a un blanco y le decía “niñito, patroncito”, yo creo que hay igualdad de derechos con cualquiera y voy con la cabeza alta. Desde que entró Evo Morales al gobierno, mucha gente va con la cabeza alta, ya no hay patrón, hay derechos y yo también quiero gobernar.

Es lo que pasa aquí con la extrema derecha, que tiene miedo al feminismo, a las reivindicaciones de las mujeres sobre su cuerpo, su sexualidad, sobre cuántos hijos quiere tener, sobre si el Estado debe ayudar a mantenerlos porque al fin y al cabo son las personas que estarán en el futuro y si están mejor formadas y tienen mejor salud mental serán más productivas para su sociedad.

¿Cómo ve el enfrentamiento o división que hay en el MAS en Bolivia y cómo se refleja en Barcelona?

Aquí hay mucha gente que apoya al MAS, gente que milita y que salió a las calles en 2019, que apoyó a Lucho Arce. Aquí lo que hace falta es mayor formación política, a fin de que se entienda y se acepte que las decisiones se toman de manera asamblearia, de alguna manera saber qué significa participar en una organización política, que en cualquier momento puedes ser llamado o empujado por la base para ser representante en algunos espacios específicos, se puede ver que hay personas que no lo entienden y se acusan uno al otro de que están allí porque buscan trabajo, claro que también hay quienes están por amor a la patria.

Hay una serie de conspiraciones que hacen daño, pero a pesar de ello hay mucha gente que apoya al MAS. La mayoría apoya al proceso de cambio como tal, independientemente quien lo lidere, para eso habrá las primarias en Bolivia y allí se verá quién será el que lleva el liderazgo.

Mi percepción es que Evo Morales tiene aquí mucho apoyo. Es una pena que los liderazgos estén divididos y no sé si eso es resultado de un trabajo de la derecha, eso se hace también aquí´, de reventar un movimiento desde dentro. No se bien porqué se han empezado a dividir, espero que al final se unan porque si el movimiento al socialismo tiene posibilidades de seguir trabajando en Bolivia es desde la unidad.

 

En estas elecciones, ¿crees que los bolivianos o la gente migrada en general votarán?

Yo creo que sí. He encontrado que con lo que pasó en Bolivia, el golpe de Estado, igualmente con lo que ha pasado en el Perú con Castillo, el encarcelamiento de Lula en Brasil, lo ocurrido en Colombia con el paro general contra Iván Duque, los movimientos universitarios que encabezaron esa gran movilización en Chile, todo ello ha coincidido en que en Latinoamérica hubo una serie de resistencias a la pérdida de derechos y que la gente latinoamericana que vive aquí se ha ido organizando para poder apoyar a su país.

Pasó en Bolivia, los medios nacionales cuando el golpe de estado, no informaban de nada, salvo para mostrar lo negativo o buscando criminalizar el gobierno de Evo Morales. La gente se informaba por las redes sociales. Desde aquí la gente se organizó para apoyar y hacer frente a lo que pasaba en su país y lo que ocurrió es que esta gente se ha politizado y se ha posicionado, y creo que es importante que salga a votar.

Es importante no sólo porque yo sea parte de la lista, sino que es una forma de indicar que, si vives aquí, trabajas y pagas impuestos, también puedes participar políticamente, ese es el mensaje. Si quieres puedes participar políticamente, ese es el mensaje.

A partir de allí, la idea no es que voten a candidatos latinoamericanos, porque todos los partidos los tienen, está el PSC, VOX, Esquerra, la CUP, más allá de eso, de formar parte de la lista, es importante ver qué tipo de participación tiene dentro de la organización y cómo después ese tipo de tareas se materializarán en la legislatura siguiente.

Yo espero que todos salgan a votar, las estadísticas dicen que de cada 10 personas que pueden votar sólo una vota entre la gente migrada. Hay que movilizar a esas otras nueve que no salen a votar, que piensan que el tema político no les interpela, quienes consideran que ya que los políticos por ellos no hacen nada entonces por qué se van a tomar el tiempo de votarles.

¿Cómo se les convencerá?

Es importante que sepan que el tipo de escuela que hay en los barrios, la pacificación que se hizo alrededor de las escuelas, los parques, los espacios verdes, la adaptación de los entornos para que los niños jueguen a la pelota, las adaptaciones para las sillas de ruedas, el precio del transporte público, todo eso, además, si hay voluntad de mejorar la vida de la gente, hay canguro municipal que puedes solicitar al municipio gratuitamente, el psicólogo municipal gratuito, el dentista gratuito, todo eso a lo que puede acceder porque es un derecho, es algo que se hace desde el municipio.

Un municipio que invierte ese dinero de impuestos en políticas sociales, antes que en un museo que puede ser una replica que atraiga turistas, hay temas más importantes y más próximos a la gente. Yo sólo por eso, llamo a la gente a que vea los programas de todos y compare quiénes han materializado respuestas a las necesidades. A la hora de valorar el programa hay que tomar en cuenta todo ello.

¿Qué aporte concreto ha hecho usted?

Entre otras cosas ya mencionadas, yo estoy reivindicando que se pongan medios para que las mujeres que vienen de otro país, y que con el tiempo reagrupan a sus hijos e hijas, que puedan tener el permiso de maternidad para poder reconstruir esa relación. No me parece justo que cuando nace tu hijo, tienes un permiso de maternidad porque tienes que cuidarlo y acompañarlo en esos primeros días, en el caso de las mujeres migradas que sacrifican su vida y la de sus hijos para poder cuidar de otras familias, cuando por fin logran la reagrupación apenas tienen el día en que lo van a recoger del aeropuerto y luego el niño se queda en casa, sólo, no hay el acompañamiento psicológico, del duelo migratorio, de pasar a una casa con jardín a vivir a una habitación en un piso compartido, donde ni siquiera puedes salir. Debemos reivindicar el permiso de maternidad para estas mujeres.

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