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¿En verdad estamos saliendo adelante?

Miguel Clares

Durante las últimas semanas existieron varias aseveraciones en relación al estado de la economía boliviana, por un lado, medios de comunicación y analistas afirman que el país se encuentra en una crisis económica y que el actual modelo económico habría expirado y que se debe cambiar la dirección de la gestión económica. Por otra parte, el gobierno nacional asegura que el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) sería lo mejor que le ha sucedido a la economía nacional.

En esa línea, con el debate en diferentes medios quienes se preguntan si en realidad estamos saliendo o no adelante es el ciudadano de a pie. Como analistas económicos tenemos la responsabilidad de verter información veraz a la población y no ser partícipes de la campaña de desinformación que impulsan ciertos medios de comunicación y algunos políticos.

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Empecemos analizando el estado de la economía boliviana, ¿Cómo cerró el 2022 y qué le espera para 2023? Para ello es necesario explicar cómo se desenvolvió el contexto internacional durante la gestión pasada, con diversas presiones externas que afectaron –y aún afectan– al nivel de precios, así como la amenaza inminente de una grave desaceleración en la economía global. A esto se suman condiciones financieras más rigurosas y señales recientes de vulnerabilidad en la estabilidad financiera mundial.

Sin embargo, a pesar del difícil panorama económico global, la economía de Bolivia sigue demostrando una gran capacidad de adaptación y resiliencia. Durante el año 2022 y lo que llevamos de 2023, se ha observado un destacado vigor en la actividad económica, manteniendo los precios en una situación estable. Es necesario mencionar que el gobierno nacional mantiene un compromiso por fortalecer la recuperación económica y garantizar la estabilidad de la misma, destacando entre sus principales objetivos la salvaguarda de los medios de subsistencia de la población boliviana, algo que muchos medios de comunicación no señalan lamentablemente.

En materia del desempeño de la actividad económica, durante 2022, la economía boliviana mantuvo un notable avance. Se presentó una expansión del 4,3% del PIB hasta el tercer trimestre de 2022, en gran parte motivada por los sectores de transporte y almacenamiento, agropecuario, servicios diversos, manufacturero y servicios financieros, los cuales se recuperaron continuamente tras el preocupante deterioro de 2020. La demanda interna tuvo un papel fundamental en este crecimiento, la cual vino impulsada por la inversión pública.

Algo que sin duda posicionó al país con una buena imagen ante el resto del mundo fue la estabilidad de precios. La inflación se mantuvo en niveles bajos, situándose en 3,1% para 2022, siendo la tasa más baja de la región sudamericana y una de las más bajas a nivel mundial. El gobierno nacional hizo esfuerzos considerables para mantener la estabilidad de precios y proteger a los grupos vulnerables. Con ese fin, se aplicaron políticas que fomentaron la producción, se ofreció ayuda al costo de los combustibles y alimentos y se mantuvo la estabilidad cambiaria para prevenir la inflación importada. Estas medidas desempeñaron un papel importante en la contención de las expectativas inflacionarias, dando también como resultado al mes de marzo de 2023, una inflación acumulada de -0,2%.

En consecuencia, pese a la complejidad del contexto internacional que se atravesó durante 2022 y que se avizora de igual manera para este año, se estima que la economía boliviana continuará avanzando en su proceso de recuperación y conservación de la estabilidad macroeconómica. Es así que, se prevé un crecimiento de 4,86% y una inflación al cierre de período de 3,28%, en el marco del Programa Fiscal-Financiero (PFF) 2023 y el Presupuesto General del Estado (PGE) 2023. Asimismo, las estimaciones de diferentes organismos internacionales colocan al país entre los que tendrán mayores índices de crecimiento en la región durante este año, por lo que queda claro que el país está saliendo adelante.

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