300 palabras, un mundo
Disculpas a los comunistas
Joko Widodo, presidente de Indonesia, el 22 de marzo expresó sus disculpas como jefe de estado a las víctimas y familiares los aproximadamente dos millones de comunistas ejecutados entre 1965 y 1966. Las agrupaciones de derechos humanos dicen que las disculpas llegaron tarde y significan muy poco para un crimen de semejante magnitud, especialmente para familiares a quienes el gobierno del dictador Suharto les hizo la vida miserable durante décadas, a ellos se les prohibió trabajar en la administración pública u obtener cualquier beneficio o protección del gobierno, los consideraron ciudadanos de segundo rango.
A Suharto lo consideran un padre de Indonesia. Posee estatus de héroe y fue amigo personal de toda la monarquía europea o de presidentes democráticos como Bill Clinton y Obama. Incluso la prensa del corazón asegura que tuvo un romance con una estrella de Hollywood.
Estas disculpas suceden en un contexto almibarado de la corrección política que pretende hacer una nueva narración histórica a partir de los valores presentes. Ya es una moda el pedir disculpas por la esclavitud, la discriminación y el holocausto. Ahora es más fácil disculparse de los comunistas porque no existen o los que mantienen sus ideas ya están retirados. Ellos fueron víctimas de conciencia, por sostener una idea. Tan sólo recordar la cruel caza de brujas del Macartismo, el mayor número de víctimas del nazismo fueron comunistas, las guerras sucias de las dictaduras latinoamericanas. Entonces nadie se animaba a hacerlo porque decían que Stalin hizo lo mismo. Lo uno no justifica lo otro.
Lo que sucedió en Indonesia puede ser buen ejemplo para reconciliarse con la historia de los familiares a quienes arrestaron sólo por ser familiares o a los simpatizantes que persiguieron solo porque les gustaba una idea. El pasado es una suma de errores de los cuales podemos aprender.