Declaración de Buenos Aires de la CELAC: Notorias omisiones sobre los Pueblos Indígenas
Las jefas y los jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), aprobaron el 24 de enero del 2023 la Declaración de Buenos Aires.
En sus 111 numerales, se recoge una amplia variedad de temáticas de gran relevancia para los pueblos y los gobiernos de la región, recogiendo un espíritu renovado de la CELAC tanto por el cambio de orientación de varios de los países miembros como, en especial, por la reincorporación de Brasil a su funcionamiento.
En su numeral 4, la Declaración afirma el compromiso de la CELAC “…para avanzar con determinación en el proceso de integración, promoviendo la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de nuestros pueblos”.
Sin embargo, este reconocimiento de la diversidad cultural de los pueblos de la región, no tiene un correlato adecuado en el conjunto de las párrafos de la Declaración. Claro está que ningún documento de este tipo puede abarcar la totalidad de las temáticas regionales, pero en relación con los Pueblos Indígenas, llaman poderosamente la atención la ausencia de aspectos esenciales.
Resulta difícil de explicar que, en una región con alrededor de 826 Pueblos Indígenas que en promedio representan cerca del 10% de la población total, pero que en algunos países supera en mucho este porcentaje (casos Bolivia EP, Guatemala o México), no exista ningún apartado específico sobre ellos, sobre sus derechos y su relevancia como sujetos sociales y políticos.
Además, recordemos que, en el mes de julio pasado, los países latinoamericanos que integran la CELAC aprobaron una primera evaluación del Plan de acción iberoamericano para la implementación de los derechos de los Pueblos Indígenas (2018-2028), asumiendo una serie de compromisos para impulsar la temática, sin que el punto aparezca siquiera mencionado en esta Declaración.
En cambio, si existe un apartado específico sobre la población afrodescendiente (numeral 62), en el cual se ratifica el compromiso de promover, respetar, garantizar y proteger los derechos de las personas afrodescendientes, así como los procesos de erradicación de toda forma de discriminación racial, xenofobia y las formas conexas de intolerancia, en búsqueda de sociedades con mayores niveles de equidad y justicia racial
La Declaración incorpora el apartado titulado “Lenguas Indígenas”, algo que en si mismo debe destacarse positivamente, aunque insuficiente. Son tres numerales a través de los cuales se destaca el lanzamiento del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (2022-2032), se acoge con beneplácito la creación del Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas invitando a los Estados de América Latina y el Caribe a ser parte de su creación y fortalecimiento y, finalmente, se reconocen acuerdos anteriores sobre el derecho a revitalizar las lenguas y tradiciones orales, filosóficas, sus sistemas de escritura y su literatura, reconociendo la importancia de establecer alianzas para coordinar acciones conjuntas al respecto
Cuesta entender la razón por la cual, tanto en este apartado sobre lenguas indígenas y en otros numerales de la Declaración como las que se refieren, por ejemplo, al cuidado de la Madre Tierra (30) o sobre la importancia de los camélidos (9), o la protección del agua y los recursos hídricos (36), se omita al sujeto político clave para llevar adelante estos objetivos: los Pueblos Indígenas.
La lectura literal de esta Declaración parece impulsar la revitalización de las lenguas, el cuidado de la Madre Tierra y otros objetivos, sin un papel esencial, protagónico e imprescindible de los Pueblos Indígenas que en ningún momento son mencionados.
Lo mismo ocurre cuando la Declaración invoca al diálogo social, sobre diversos aspectos como por ejemplo la innovación y tecnología, obviando a los Pueblos Indígenas y sus conocimientos ancestrales, como si no fueran parte del amplio bagaje cultural de la humanidad.
En un contexto regional en el cual las demandas, propuestas y realidades de los Pueblos Indígenas están cada vez más presentes en las legislaciones y en los debates nacionales, cuando gobiernos recién instalados como el de Brasil han llevado adelante cambios significativos hacia el reconocimiento de los Pueblos Indígenas como actores centrales del desarrollo, esta Declaración parece estar muy por detrás de la realidad concreta sobre la cual pretende incidir.
El texto completo de la Declaración está disponible en el siguiente enlace