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La palabra pone nombre a las cosas y a todo lo que no se ve

Javier Claure C.

Laura Catalina Dragomir es una poeta rumana que reside en Barcelona desde hace 15 años. Es miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Rumanos en España, coordinadora de la columna cultural “Literatura de proximidad” en la revista “La Gaceta” de España y de la columna “Gota de lectura” en las publicaciones del Centro Cultural de Rumanos en Barcelona. Ha publicado “Uno y el mismo rostro del diferente”, “Nunanit”, “El carácter triunfal de los funerales cantados”  y “Un cuerpo escondido dentro de una palabra”. Todos sus libros publicados en rumano. Sus poemas han sido difundidos en diferentes antologías y revistas literarias. Además, obtuvo el Premio de Poesía de la Editorial Minela (Rumanía), Premio del Concurso Nacional “Poesía espejo del alma” (Rumanía) y finalista en los premios nacionales de Mircea Ivănescu (Rumanía).

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Hace aproximadamente tres años y medio, tuve la oportunidad de conocer a Laura cuando me invitaron a participar en la Cuarta Edición de los Encuentros Internacionales en Telciu (Rumanía). Un Festival de Poesía organizado por el poeta rumano Gelu Vlasin. Con Laura hicimos buenas migas. Me acuerdo bien de nuestras conversaciones o cuando  fuimos a visitar una Iglesia ortodoxa, un viaje largo en bus. Nos sentamos lado a lado y hablamos de poesía y sobre la vida en general.

Su último poemario, “Un cuerpo escondido dentro una palabra”, traducido al español por Elisabeta Botan, contiene 26 poemas cortos impregnados de vivencias, delicados anhelos y sentimientos que cobran vida mientras uno va leyendo el libro. Laura Dragomir, dueña y señora de su alma poética, nos regala generosamente sus versos como las flores su olor y su belleza. En esta recolección de textos no utiliza rimas en su lenguaje poético. Sus poemas son más bien un grito de vida en verso libre.

El poeta expresa impresiones y sentimientos profundos que han sido captados en la naturaleza, en el amor, en la vida, en la muerte, en las relaciones humanas, etc. Y la palabra es el vehículo preciso para dar a conocer ese contenido místico que los sentimientos producen en el universo interior del poeta. La palabra pone nombre a las cosas y a todo lo que no se ve. La palabra también da apertura a los acontecimientos que van surgiendo durante nuestro existir. En este contexto, Dragomir utiliza las palabras como esencia de la vida, como energía que da movimiento; pero también como herramienta para adentrarse a los recovecos oscuros de la muerte.

Su sensibilidad femenina enfatizada por su condición lírica, enaltece su lenguaje poético. En los poemas de Dragomir, Dios es recurrente. Al mismo tiempo deja al lector, la libertad de descifrar lo que es Dios. Se dirige a un Dios que da vida y es capaz de juzgar a su creación, según el comportamiento de cada ser humano.
Los humanos somos seres tridimensionales. Podemos desplazarnos de izquierda a derecha, de atrás hacia adelante y de abajo hacia arriba. Pero en este poemario da la impresión que Dragomir le atribuye a Dios, la cuarta dimensión espacial: el tiempo. Es decir, ese tiempo que Dios tarda en llegar a nuestra vida dependiendo de la “calidad de sombra” que uno tiene. Y aquí debo hacer una aclaración: “ese llegar de Dios”, es una interpretación abierta al lector, ya que puede tener diferentes interpretaciones.

 A través del tiempo podemos desplazarnos como también los objetos pueden ser trasladados de un lugar a otro. El todopoderoso escucha y observa, pero no sabemos desde donde:

“Dios llega de algún lugar
a cada uno según su sombra
el cansancio vacío en las rodillas
la muda de los diez mandamientos
en la boca como el lamento
y el olor de ataúd antes del combate”.

En uno de sus poemas habla de la ceguera. El sujeto ciego o ciega puede sentir la intensidad del sol, pero no puede ver su brillo en las olas del mar. No puede ver el arcoíris, el vuelo de un pájaro ni el resplandor de un diamante. Tampoco puede ver el rostro de su interlocutor. Pero en muchos casos desarrolla el sentido del tacto, por ejemplo, para la música, para sentir las asperezas de un material o para jugar con muñecas. Su mundo está limitado y se entrega a la misericordia de Dios:

“Me enteré que estoy ciega
cuando me creía más bella
yo hacía que les salieran manos tras el sueño
y traía el día de los muertos de la guerra
con manzanas y vino
me enteré que estoy ciega
por el tercer testigo
y de que me hace bien
lo de jugar con muñecas
aquellas que se duermen de lado
amadas por todos
con la intención de quedarse
me enteré que estoy ciega”.

Los poemas de Dragomir son sorprendentes, a veces con imágenes fragmentadas. Sin embargo, en su conjunto, son manifestaciones del alma que muestran un alto grado de sensibilidad. Y en este abanico de reflexiones espirituales, levanta su voz poética para viajar por planos metafísicos. Así pues, nos lleva entre senderos marcados por el amor, la felicidad, el dolor, etc.
En resumidas cuentas, podríamos decir que ha dibujado el ayer, y los efectos a lo largo del tiempo, en un cuerpo que se esconde bajo una lluvia de palabras.

Javier Claure C.

Javier Claure Covarrubias nació en Oruro, capital folklórica de Bolivia. Es miembro del Pen-Club Internacional, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Oruro (UNPE), de la Sociedad de Escritores Suecos, del Movimiento Poético Mundial (World Poetry Movement), del Liceo Poético de Benidorm (España), de la Asociación de Escritores de Madrid (AEM), de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) y miembro de número de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna, Capítulo España. Ejerce periodismo. Tiene poemas y artículos publicados en blogs, en periódicos y en revistas literarias a lo largo y ancho del mundo. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991).

Ha estudiado informática en la Universidad Real de Tecnología de Estocolmo (Kungliga Tekniska Högskolan) y en la Universidad de Uppsala (Suecia). También estudió matemáticas en la Universidad de Estocolmo, casa de estudios donde además obtuvo una Maestría en Pedagogía y una Licenciatura en Sociología.

Durante los últimos 15 años ha asistido al discurso del Premio Nobel de Literatura en el salón de la Academia Sueca. También ha asistido a las charlas del Premio Nobel de Literatura en la Biblioteca de Rinkeby, evento que se lleva a cabo, cada año, en colaboración con los alumnos del Colegio Askeby y Bredby. Ha escrito extensos artículos relacionados con el Premio Nobel de Literatura.

Ha participado en el Primer Festival Internacional de Poesía, Benidorm y Costa Blanca (España, 2016), en la cuarta edición de los Encuentros Internacionales de Poetas en Telciu (Rumanía, 2018), en el XVI Aniversario del Liceo Poético de Benidorm en Priego de Córdoba (España, 2019), en la lectura poética de la Asociación Cultural “La Empírica, Espacio de Arte y Creación” en Granada (España, 2019) y en el Primer Festival Internacional de Poesía Diverbium en Madrid (España, 2019).

Publicaciones: "Preámbulos y ausencias" (2004), "Con el fuego en la palabra" (2006), "Extraño oficio" (2010), "Réquiem por un mundo desfallecido" (2014), “De Escandinavia a los Andes” (2016) y ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024).

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