El sector industrial, ¿en crisis y abandono, o en recuperación y fomento?
Según una reciente nota de un medio digital, la Cámara Nacional de Industrias (CNI) estaría convocando la ayuda de la cooperación internacional para superar “su crítica situación” y plantear “reformas estructurales” ante la “orfandad” del gobierno. Tales aseveraciones no tienen fundamento; se aclara que la actividad industrial no está en recesión como tampoco lo está la economía nacional; no existe ningún abandono del sector por parte del gobierno nacional; y las reformas que la CNI plantea simplemente van en contra de los principios del Estado de precautelar y proteger a los sectores más vulnerables, más aún en un contexto de recuperación de la economía.
En efecto, durante 2021 la economía nacional en general y el sector manufacturero en particular mostraron una importante recuperación. La industria manufacturera registró una expansión de 7,5% hasta el tercer trimestre en comparación a similar período del año anterior. Igualmente, entre otros indicadores que reflejan el dinamismo del rubro se puede mencionar el consumo de energía del sector industrial que creció en 10% hasta noviembre de 2021, la inscripción de empresas que ascendió en 43% en el año y los créditos al sector que también se expandieron en 8%. Asimismo, es importante resaltar que la población ocupada en el sector industrial creció en 22% entre diciembre de 2020 y el mismo mes de 2021, llegándose a registrar 117.880 puestos adicionales. Por lo tanto, estos indicadores, entre otros, reflejan que el sector no está en crisis sino en un significativo proceso de recuperación.
Respecto a la economía nacional, ésta tampoco se encuentra en recesión. Luego de la fuerte contracción de 2020 se espera un crecimiento cercano al 6% para 2021 y se prevé una tasa de 5,1% para la gestión 2022, con estos resultados la economía boliviana podrá retornar a niveles prepandemia este año, y no en 2023 o 2024 como augura la dirigencia del sector industrial.
En segundo lugar, el gobierno nacional no ha abandonado al sector de la industria manufacturera. De hecho, el Estado desde 2006 reconoce, protege y fomenta al sector, y en ese sentido se aplicaron diferentes medidas de promoción del rubro industrial como la priorización de los créditos productivos y la posibilidad de acceso del sector a financiamiento en condiciones preferenciales, el gravamen arancelario de 0% para la importación de bienes de capital, la búsqueda y aseguramiento de nuevos mercados para productos nacionales, entre otros.
Asimismo, desde noviembre de 2020, con el restablecimiento del Modelo Económico Social Comunitario Productivo y en el marco de la política de reconstrucción de la economía, se determinaron varias medidas de fomento al sector como los fideicomisos para los créditos SIBOLIVIA, con una tasa de 0,5%, que beneficia a pequeños, medianos y grandes productores; el fondo de garantía para estos créditos que permite una cobertura del 50% y que recientemente se amplió a la aceptación de garantías no convencionales; también destaca el IVA de 0% para la importación y comercialización de bienes de capital, plantas industriales y maquinaria pesada; el restablecimiento de los límites de créditos productivos; entre otras medidas que contribuyen a la recuperación del sector y fomentan su capacidad productiva.
Por último, es importante señalar respecto a las propuestas de la CNI para las que busca el respaldo de la cooperación internacional así como de los diferentes niveles de gobierno, que la referida a la modificación de la legislación laboral, que al parecer se enfocaría en aminorar costos laborales, atenta contra los derechos y el bienestar de los trabajadores, lo cual finalmente perjudicaría al propio rubro industrial al afectarse indirectamente la demanda interna que es uno de los motores del crecimiento de la economía boliviana.
Evidentemente son necesarias acciones de fomento al sector, el gobierno nacional está realizando los esfuerzos en ese sentido, y corresponde también al sector empresarial desempeñar un papel activo en este proceso, que no sólo gire en torno a planteamientos de flexibilización laboral o tributaria sino que por el contrario se oriente a mayores inversiones destinadas a fortalecer su capital humano, fomentar innovaciones y tecnologías para mejorar sus procesos de producción, entre otros, contribuyendo así a la capacidad productiva del país y beneficiando al sector industrial, a la economía nacional y a la población boliviana en general.