Elecciones legislativas en Argentina del 14 de noviembre
La crisis sanitaria vota a favor de la derecha
El próximo domingo 14 de noviembre los argentinos renovarán en las urnas la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la Cámara de Senadores. Será una elección legislativa importante para el futuro del país sudamericano, golpeado por el impacto de la pandemia, la crisis económica y el aumento de los niveles de pobreza.
Si se confirman los resultados de las elecciones primarias que se acaban de realizar el 12 de septiembre pasado, las PASO, (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), el Gobierno corre el riesgo de perder la mayoría en el Senado, lo que le complicaría aún más su gestión en los dos años que faltan hasta las presidenciales de octubre de 2023.
En dichas primarias, que sirven para definir candidaturas y constituyen un termómetro político, participaron unos 23 millones de electores, apenas el 66% del padrón electoral, el nivel más bajo en la historia del país. Esa marcada abstención castigó al gobernante Frente de Todos del presidente Alberto Fernández, que con apenas el 31% de los votos fue vencido por Juntos por el Cambio, del ex presidente Mauricio Macri, que obtuvo 40%. La izquierda ganó el 6% en tanto el resto de votos se repartió en diversas fuerzas menores.
Terremoto electoral
El resultado de septiembre sorprendió tanto al oficialismo como a la oposición. “Para el gobierno fue una derrota inesperada y para la derecha un triunfo no imaginado”, evalúa Victorio Paulón, histórico dirigente sindical metalúrgico, responsable de Derechos Humanos de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) y afinado analista político del cotidiano Página 12.
La baja participación castigó al peronismo en el gobierno, que registró casi 4 millones menos de votos con respecto a las elecciones primarias de 2019. Para Paulón, los porcentajes reflejan el enojo generalizado por el largo confinamiento debido al COVID 19 y por la pésima situación económica que vive el país. Y expresan la desmovilización social, producto de las medidas sanitarias de control pandémico impuestas por las autoridades. “La derecha desplegó todos sus recursos para movilizar a los votantes, el oficialismo no lo hizo”, constata el dirigente sindical.
Paulón recuerda que Argentina entró en la cuarentena solo pocos meses después que el gobierno de Alberto Fernández asumiera sus funciones el 10 de diciembre de 2019. Fue “en medio de una crisis prolongada, heredada del ajuste neoliberal impuesto por el anterior presidente Macri, con consecuencias nefastas a nivel de puestos de trabajo, nivel salarial, crisis de las pequeñas y medianas empresas, así como un nuevo y explosivo endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional”. La pandemia agravó esta situación y debilitó al nuevo gobierno que a pesar del gran esfuerzo para asegurar la salud pública y evitar las muertes en masa, se confrontó a un “demoledor discurso negacionista antivacunas articulado por la oposición a través de los medios de comunicación privados hegemónicos”.
El estilo presidencial conciliador de Fernández, que llamó en repetidas ocasiones al diálogo, no tuvo efecto y provocó una respuesta extrema de la oposición que usó un lenguaje casi fascista, evalúa Paulón. La imagen inicial positiva del Frente de Todos que hacia fines del 2019 llegaba al 70% cayó con el transcurrir de los meses. Así, las enormes expectativas sociales y las promesas de un cambio de rumbo con respecto al macrismo (2015-2019) se neutralizaron debido a las restricciones por el confinamiento y al aumento de la pobreza que golpea, en este momento, a más de un 40 % de la población. “Esta situación se reflejó en las primarias de septiembre, con el muy alto abstencionismo”, enfatiza.
Se perdieron bases históricas
Ese abultado abstencionismo se dio en barrios y distritos electorales históricamente afines al peronismo que en 2019 habían votado mayoritariamente a favor del actual gobierno. “Expresó la gran desilusión de mucha gente que manifiesta su reacción postraumática luego de la pandemia. Son, entre otros, sectores económicamente vulnerables, como jubilados con una sola renta o trabajadores informales, que no vieron un horizonte”, explica Daniel Gollan, ex ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires –decisivo distrito electoral a nivel nacional—y actual candidato a diputado nacional por el Frente de Todos.
¿Podrá cambiar el próximo domingo el peronismo en el Gobierno la tendencia desfavorable de los resultados de septiembre? “No estamos en un escenario fácil”, responde Gollan, quien recuerda que tanto en Argentina como a nivel mundial, “las derechas están desbocadas, aprovechan de la pandemia, no quieren perder sus privilegios y para ello, no dudan en aumentar la desigualdad y la pobreza”.
Nuestra perspectiva, subraya el candidato a diputado, está puesta a mediano plazo. “Debemos actuar para mejorar efectivamente la situación de la gente, volver al Programa de Gobierno con el que llegamos en 2019, apostar a la reactivación económica — con perspectivas de crecimiento posibles del 8 % para el año en curso– y asegurar una equitativa redistribución de los ingresos para que los sectores vulnerables recuperen posiciones”.
Es fundamental, agrega, “recomponer una alianza real con la gente, especialmente la que se abstuvo de participar en las elecciones primarias, y ofrecerles medidas y propuestas concretas, como la reciente decisión de congelar y controlar los precios de los productos de primera necesidad”.
Además, debemos operar un viraje profundo en la metodología de nuestra presencia: “estamos retomando la comunicación directa con el pueblo, en los barrios, los sindicatos, los centros de jubilados, con la juventud. Vamos a visitar a cada vecino, pero no por un mero interés electoral, sino para recuperar la relación histórica de cercanía que nos caracteriza como movimiento de masas. Debemos escuchar, elaborar y proponer políticas concretas.
Y en lo específicamente electoral, “hemos intensificado el tono propositivo de la campaña”, explica el ex ministro de salud. Con la perspectiva de que aun si no se lograra revertir el resultado de la primaria podamos reducir la diferencia de votos y crear, así, mejores condiciones a mediano plazo, para las elecciones presidenciales del 2023.
En las últimas semanas, el Frente de Todos intensificó su campaña electoral en los barrios, especialmente en la Provincia de Buenos Aires, que tiene la mayor concentración demográfica del país. La intención del oficialismo es recortar distancias con la derecha macrista en este distrito electoral (incluso intentar ganarlo) y al mismo tiempo recuperar votos en algunas de las ocho provincias donde se disputan puestos de senadores para evitar perder la mayoría en esa cámara. Sin embargo, muchas de las últimas encuestas — que en su mayoría habían fallado en las primarias— señalan para el 14 de noviembre similitudes en el comportamiento electoral de septiembre.
El 17 y 18 de octubre el oficialismo convocó a dos actos públicos masivos en la Plaza de Mayo y en la Central General de Trabajadores. El 27, realizó otra concentración en el local del Club de futbol Deportivo Morón para recordar los 11 años de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. Decenas de miles de personas en las calles en un esfuerzo superlativo por recuperar posiciones contrarreloj.
Sergio Ferrari
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Pastor Aníbal Sicardi y la coyuntura argentina
“Se enfrentan dos proyectos opuestos”
El pastor Aníbal Sicardi dirige la Iglesia Evangélica Metodista de la ciudad de Bahía Blanca, en el sur de la Provincia de Buenos Aires. Hace parte del sector de cristianos progresistas y en tanto periodista dirige la Agencia de Noticias Ecupres.
¿Cuáles han sido las causas principales de la derrota electoral del Gobierno en las primarias de septiembre?
Aníbal Sicardi: El equipo gubernamental abusó de su excelente gestión dirigencial durante la pandemia y la trasladó a la esfera político-social sin priorizar el contacto con la opinión popular. Si bien la población acompañó la gestión pandémica obedeciendo directivas, no recibió explicaciones adecuadas para aceptar la precaria situación económico-social que vivía. La dirigencia no se acercó a ella. La población se sintió abandonada, la propuesta inclusiva se rompió. La pandemia tuvo un impacto negativo, como en todo el mundo, ya que exigió y desvió fuerzas enormes que hubieran tenido que ir a la reconstrucción productiva y social del país luego de los cuatro años de neoliberalismo puro de Macri.
P: ¿Aparte de ese alejamiento que usted critica, ha habido errores gravísimos de gestión de parte del Gobierno como para recibir un voto castigo de esta dimensión en septiembre?
AS: No. Para nada. Es increíble lo que el Gobierno debió hacer dado que se encontró con un sistema de salud pública destruido por la administración anterior. Hizo esfuerzos enormes: como los beneficios otorgados a los jubilados y sectores postergados, los pagos para sostener a los desempleados. Todo esto, soportando la feroz y malsana crítica de la oposición. Y, por cierto, viendo como negociar la enorme deuda externa contraída por Mauricio Macri que sigue siendo una carga brutal para el país sin resolución definitiva, por el momento.
¿Es posible un cambio de la tendencia de las elecciones de septiembre pasado?
AS: Pienso que puede llegar a modificarse parcialmente lo ocurrido en las PASO. Especialmente si hay más votantes que concurran a las urnas. De todas formas, no tenemos herramientas ciertas para saber cuál es el actual estado de ánimo de la población. La oposición ha instalado una postura de odio feroz mientras que el Gobierno continúa con la proposición de un país distinto que tiene posturas nuevas como el valor de la justicia y el cuidado social, que habrá que ver que efecto tienen. Hablamos de dos proyectos muy distintos en disputa. Hay que ver si el electorado se da cuenta de lo que realmente está en juego este 14 de noviembre. (Sergio Ferrari)