Reconstrucción de la economía boliviana
Indiscutiblemente, la gestión 2020 fue complicada para la economía boliviana, debido a los conflictos sociales y políticos de octubre y noviembre de 2019, los cuales desembocaron en la ruptura del orden constitucional y la toma de mando del Gobierno de Facto (GF), dando inicio a un periodo de incertidumbre con terribles impactos en la economía del país y en la calidad de vida de la población, sumado a este escenario el arribo del COVID-19.
El GF desde noviembre de 2019 marcó la interrupción abrupta del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), mediante determinaciones de políticas neoliberales y en contra de los logros alcanzados por el MESCP, paralizando la inversión pública, atacando las operaciones de las empresas públicas, ralentizando los depósitos y créditos en el sistema financiero, incrementando la deuda interna ante la incapacidad de generación de ingresos, entre otras medidas que impactaron negativamente en la economía del país.
En consecuencia, y adicionando la pésima administración pública del GF, la economía nacional registró una contracción de 8,2% hasta noviembre de 2020, generando un retroceso en las actividades económicas, aspecto que incidió en la fuerte caída de la demanda interna; asimismo, y ante la ausencia de una política fiscal expansiva y contra cíclica, el déficit fiscal alcanzó el 12,2%, traducido en un pronunciado descenso de ingresos y retroceso de gastos de capital, desplomando la ejecución de inversión pública a 52,7%.
Por otra parte, y con el retorno de un gobierno elegido democráticamente, comandado por el Presidente Luis Arce Catacora desde noviembre de 2020, el Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia viene implementando medidas para la reconstrucción de la economía boliviana, con pilares basados en el restablecimiento del MESCP, política de sustitución de importaciones, política de redistribución de los ingresos, reactivación de la inversión pública, restablecimiento de la generación de excedentes de las empresas públicas y el plan estratégico de lucha contra el COVID-19.
En este sentido, y con el objeto de dinamizar la economía nacional, por el lado de la demanda se aplicaron las siguientes medidas en los primeros 6 meses de gestión: Reactivación de la Inversión Pública con un presupuesto de USD4.011 millones, cuya ejecución repunta en el primer trimestre en 47% respecto al mismo período de 2020; Bono contra el Hambre de Bs1.000.- con más de 4 millones de beneficiarios; Aumento adicional y extraordinario de rentas para los jubilados; Reintegro al Impuesto al Valor Agregado con un importe devuelto de Bs3,5 millones; Impuesto a las Grandes Fortunas cuya recaudación asciende a Bs237,2 millones; Incremento del 2% del salario mínimo nacional a Bs2.164; Ampliación de la vigencia de la Billetera Móvil; y la Creación de 1500 ítems en favor del Magisterio Fiscal.
Asimismo, por el lado de la oferta se tiene el Fortalecimiento de empresas públicas mediante aportes de capital; Apoyo al sector productivo y promoción de la Política de Sustitución de Importaciones mediante el Crédito SIBOLIVIA con más de Bs911 millones; Fondo de Garantía para el Desarrollo de la Industria Nacional por Bs150 millones para cubrir el 50% de la garantía de créditos SIBOLIVIA; Refinanciamiento y/o Reprogramación de créditos y periodo de gracia; Restablecimiento de límites de cartera para apoyar al sector productivo; Ejecución de la Subasta Electrónica y Mercado Virtual Estatal; Implementación del Catalogo Electrónico – Compra Hecho en Bolivia; y el Concurso Bolivia “C-reActiva“.
Finalmente, es necesario hacer notar al lector que, la totalidad de actividades económicas muestran una tendencia de reactivación en los primeros meses de este año, se aprecia la mejoría de otros indicadores a marzo, como el ahorro en el sistema financiero que creció un 7%, las exportaciones ascendieron un 11% y se registra un importante saldo positivo en la balanza comercial de USD 339 millones. Al mes de abril se destaca el incremento de las recaudaciones tributarias en 28%, que refleja el restablecimiento de la actividad económica, así como la disminución de la tasa de desempleo abierto urbano. Por lo que, se demuestra que se esta retornando a la senda del crecimiento económico, garantizando a los bolivianos que ¡Vamos a salir adelante!