Las responsabilidades históricas de Evo Morales
En la actualidad política boliviana se presenta una interrogante fundamental sobre las responsabilidades de Evo Morales Ayma, Jefe Nacional del Movimiento Al Socialismo (MAS), en relación al futuro del proceso de liberación nacional y de la Revolución Boliviana tomando en cuenta los procesos electorales nacionales y sub-nacionales, la fuerza del movimiento nacional-popular organizado en la Central Obrera Boliviana (COB), el Pacto de Unidad (PU) y otras manifestaciones de organizaciones de base, las iniciativas del gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca para enfrentar las crisis económica, sanitaria y educativa y la situación regional de recuperación de las fuerzas nacionales y antiimperialistas.
Después del Golpe de Estado de noviembre de 2019, el desastre causado por el gobierno de facto en apenas un año, las grandes movilizaciones populares de agosto de 2020 para recuperar la democracia, el triunfo electoral del MAS en octubre del mismo año y el reacomodo de la fuerzas sociales, políticas y económicas, se hace imprescindible replantear y/o reactualizar las acciones que permitan profundizar los avances estratégicos implementados durante los 14 años de gobierno de Morales de 2006 a 2019 que transformaron radicalmente las estructuras del poder, la cultura colonial y racista, el orden social, el rol del Estado en la economía, el protagonismo soberano en las relaciones internacionales y la autoestima y dignidad del pueblo boliviano.
El liderazgo popular de Evo Morales
Evo Morales no solamente representa una trayectoria de lucha sindical y popular, tiene el liderazgo de las masas más postergadas y empobrecidas del país, la dirección política del MAS, la capacidad articuladora de movimientos sociales y populares diversos o de regiones geográficas diferenciadas, siendo un referente mundial de las luchas de los pueblos indígenas. Es el caudillo nacional que representa al conjunto de la nación boliviana y ha conseguido dirigir el proceso nacional-popular. Al mismo tiempo las oligarquías neoliberales y conservadoras y sus manifestaciones políticas y sus medios de comunicación, en concordancia con las políticas imperialistas intervencionistas en la región, lo consideran su enemigo central.
A inicios del siglo XXI, entre 2000 y 2003, se produjeron la guerra del agua y la guerra y rebelión del gas que, con grandes movilizaciones sociales, expulsaron a los partidos neoliberales y entreguistas de los recursos naturales y su representante Gonzalo Sanchez de Lozada.
Posteriormente en las elecciones sucesivas de 2005, 2009. 2014 y 2019 el MAS ganó por amplia mayoría, lo que permitió que se realicen profundas reformas estructurales como la nacionalización de los hidrocarburos, la recuperación de las empresas estatales, la industrialización, el papel central del Estado en la economía, el fortalecimiento del mercado interno, la redistribución de la riqueza, la reducción sostenida a la pobreza y la extrema pobreza, la integración geográfica interna o el rechazo a la intervención política de la embajada de Estados Unidos en Bolivia, todo esto bajo el liderazgo de Evo Morales, quien contó con un contexto bolivariano y latinoamericanista de los gobiernos de Hugo Chavez, Fidel Castro, Lula Da Silva y Nestor Kirchner, entre otros.
Las tareas históricas de liberación
En este momento histórico las responsabilidades de Morales residen en dos grandes campos:
Por una parte las tareas de construir una organización política sólida, articulada, politizada y movilizada en la confluencia del MAS con las organizaciones sociales y populares que se agrupan alrededor de la COB, el Pacto de Unidad, las Juntas Vecinales, los Autoconvocados, los intelectuales y profesionales así como los militares y policías comprometidos con la patria, para ejercer el poder popular y la democracia participativa.
Por otra parte, el estudio, debate, formulación e impulso de un programa político y proyecto nacional-popular de liberación en coordinación con el gobierno encabezado por Arce y Choquehuanca con alcances estratégicos de la lucha por un socialismo comunitario articulado con la integración emancipadora de América Latina y el Caribe y con el Socialismo Nacional Latinoamericano.
Esto significa establecer acciones para el control pleno y soberano de los recursos naturales fortaleciendo YPFB (hidrocarburos), COMIBOL (minerales) y YEB (litio) y su consiguiente industrialización; el control del Comercio Exterior para evitar la exportación de capitales, particularmente de los grandes agroindustriales de la soya y de las transnacionales mineras y petroleras; la fiscalización y control del sistema bancario y financiero; la aplicación de tasas reales de aportación del oligopolio de las operadoras de telecomunicaciones que están multiplicando sus ganancias en la actual crisis; el impulso del mercado interno con el impulso y fomento a las manufacturas y la industria liviana y con la imposición de aranceles a las importaciones que hacen competencia a la producción nacional y a los productos suntuarios; todo esto acompañado del fortalecimiento del Estado Nacional y de la integración económica con los países de la región.
La implementación de un proyecto de liberación nacional y de soberanía impedirá las acciones intervencionistas del imperialismo norteamericano que con Biden, al igual que con Trump, pretende controlar América Latina, en tanto que la geopolítica internacional está cambiando vertiginosamente con el ascenso y presencia mundial de Rusia, China, India y la Unión Europea.