Gobierno del pueblo y golpe de Estado
Si bien las condiciones sociales y políticas en Bolivia no son las mismas de noviembre de 2019 para que prospere un nuevo Golpe de Estado, el terror de los sectores más conservadores y radicales de las oligarquías locales al triunfo democrático electoral del Movimiento Al Socialismo (MAS), aliado a la Central Obrera Boliviana (COB) y al Pacto de Unidad (PU), en las próximas elecciones nacionales del 18 de octubre, los está impulsando a generar una situación de violencia y preparando condiciones para frenar el ascenso nacional-popular orientado a recuperar y profundizar el proceso de liberación nacional.
Todas las encuestas sobre preferencias electorales señalan la gran distancia de apoyo existente entre los candidatos del MAS, Luis Arce y David Choquehuanca, alrededor del 42%, y los demás candidatos, particularmente los dos siguientes de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Mesa y Gustavo Pedraza con 26% y de CREEMOS, Fernando Camacho y Marco Pumari con 20%, que se encuentran pugnando la posibilidad de conseguir una segunda vuelta electoral.
El sistema legal boliviano determina que si ninguno de los candidatos consigue mayoría absoluta o una votación de más del 40% con una diferencia de 10% sobre el segundo, se hace necesaria una segunda vuelta electoral entre los dos más votados.
La autoproclamada presidenta de facto, Jeanine Añez, quien retiró su candidatura presidencial con el frente JUNTOS hace veinte días y quedado abandonada por sus aliados políticos, ha perdido cuatro ministros que han renunciado en los últimos días. Entretanto los partidos que la apoyaban, Unidad Nacional (UN) de Samuel Doria y Movimiento Demócratas (MDS) del gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, están orientando su apoyo a Carlos Mesa el primero y a Fernando Camacho el segundo.
Ante un panorama sombrío para los impulsores del Golpe de Estado de noviembre de 2019, que han conseguido prorrogarse en tres ocasiones postergando la elecciones de marzo a mayo, luego a septiembre y finalmente a octubre, éstos pretenden generar una situación de violencia y convulsión utilizando a grupos paramilitares, ex policías, guardias de seguridad privada, provocadores rentados, grupos de choque de jóvenes de Santa y Cruz y Cochabamba buscando apoyo de los mismos impulsores del primer golpe: Mike Pompeo, Secretario de Estado de EEUU, Luis Almagro de la Organización de Estados Americanos (OEA), senadores republicanos de Miami como Ted Cruz o Marco Rubio, gusanos cubanos y expresidentes y exministros neoliberales afincados en Estados Unidos.
El The Morning Star de Inglaterra publicó el pasado 2 de octubre que grupos de extrema derecha en Bolivia preparan atentados terroristas, incluidos algunos contra observadores internacionales de las elecciones con el objetivo de atribuirlos a miembros del MAS e impedir, de esta manera, su victoria electoral
Sin embargo, este intento de los grupos de la oligarquía aliada al imperialismo norteamericano por impedir la recuperación de la democracia ha sido denunciado por los movimientos populares nacionales y organizaciones políticas de Bolivia y de América Latina y, especialmente, enfrentado por las masivas movilizaciones políticas, sociales y electorales de la COB, el PU y el MAS en todo el territorio nacional, generando condiciones totalmente distintas a las del año pasado. Además en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se han manifestado importantes sectores contra la mala gestión económica, sanitaria y social del gobierno y la necesaria democratización del país.
Tampoco alcanzan los llamados de algunos medios de comunicación nacionales e internacionales (como CNN) o analistas, intelectuales y académicos para incentivar a los sectores medios urbanos a organizar movilizaciones similares a las que acompañaron al Golpe de Estado contra el presidente Evo Morales Ayma. A sólo diez días de las elecciones las tensiones tienden a disminuir, esperando que los candidatos presenten sus propuestas y convenzan a los electores de sus intenciones y proyectos de gobierno. Los días y las semanas posteriores al 18 de octubre serán muy importantes para definir el futuro de Bolivia.