Hay racismo implícito en la convocatoria a frente único

Carlos Echazú Cortez

Una vez que se hizo pública la convocatoria a elecciones, ha ido creciendo cada vez con más brío un clamor desesperado entre las capas conservadoras de la sociedad boliviana para que las candidaturas electorales de derecha se agrupen en un frente único. Este clamor por parte de estos grupos sociales se ha manifestado afirmando que toda Bolivia debe unirse, como si lo que se tuviera que enfrentar fuera un peligro que nadie sabe de dónde viene, pero que amenazaría a todo el país. Entonces, es natural preguntarse ¿contra quién debemos unirnos los bolivianos?. Resulta que debemos unirnos contra la candidatura del MAS. Pero, si esta opción electoral fuera tan «maligna» que amenaza a toda Bolivia, pues obviamente será rechazada por el gran electorado, entonces ¿cuál es el problema? El problema radica en que, al parecer, esa opción electoral no es considerada maligna por muchos y además es tan grande que si los frentes adversos a ella no se unen, pues podría ganar las elecciones. Sin embargo, si esta opción, la del MAS, gana las elecciones, es pues una representación de Bolivia, por lo menos de una parte grande de Bolivia. Y es precisamente esa parte de Bolivia la que los clamores por un «frente unificado de Bolivia» están tipificando como si no fuera una Bolivia.

Eso implica entonces el clamor por un frente único de «los bolivianos»: los que están al frente no son considerados bolivianos. Esta misma idea fue expresada de modo muy ilustrativo por la autoproclamada Jeanine Añez en una declaración pública hecha en la ciudad de Sucre, hace semanas atrás, cuando sostuvo que debería hacerse todos los esfuerzos para que los «salvajes» nunca más retornen. Se tiene entonces que, en la mentalidad de estas capas sociales, «los bolivianos deben unirse contra los salvajes». Esta es la única conclusión lógica y posible de la convocatoria a frente único, y se revela como una expresión racista por excelencia. De lo que se trata es de volver a los tiempos en que los indios no eran considerados ciudadanos como los demás.

El contenido de estas páginas no refleja necesariamente la opinión de Bolpress

Como toda expresión racista es profundamente antidemocrática, ésta tiende a convertirse en violenta. Eso lo pudo experimentar el mismo Carlos Mesa cuando fue increpado tiempo atrás en las mismas puertas del Comité Cívico pro Santa Cruz, por un grupo de exaltados, que a gritos le exigían promueva ese frente único, en otras palabras, que retire su candidatura para dejarle vía abierta a la de Camacho. Así también, en fecha 30 de enero, un grupo de integrantes de la denominada Resistencia K’ochala, encapuchados  y con ropa militar, se hicieron grabar un video en el que amenazaban a los candidatos de derecha con la frase «O SE UNEN, O LOS UNIMOS«, para luego concluir su arenga gritando «Bolivia unida, Bolivia unida». Está claro pues, que para estos señores una Bolivia unida no incluye a amplias masas campesinas adherentes del MAS.

Los medios de comunicación se han sumado a esta campaña por excluir a la gente del MAS de la categoría de Bolivianos. De este modo, a diario entrevistan a políticos de derecha consultándoles, instándolos y a veces hasta increpándolos, por la «tan ansiada unidad de los bolivianos mediante un frente único». Por su parte, los políticos de todas las tendencias conservadoras no se muestran ajenos a la idea del Frente Único de «los bolivianos». Sólo requieren que la unidad «del pueblo boliviano» se realice en torno a cada uno de ellos. Están muy lejos de pensar, menos argumentar por la necesidad de una sociedad plural y tolerante, lo que era uno de sus temas favoritos cuando el MAS ejercía su hegemonía.

Lo realmente preocupante de todo esto es que esta mentalidad se ha ido apoderando de sectores sociales de la clase media y que constituyen una amenaza muy seria para la proliferación de tendencias fascistas en su seno: la condición básica para que el fascismo se consolide en esos sectores sociales está dada con la idea del frente único, vale decir, el concepto de OTROS que, por muchos que sean, no merecen ser considerados como bolivianos.

Carlos Echazú Cortez

Paceño nacido en 1964. Graduado en Ciencias Políticas en la Universidad de Uppsala en Suecia. Se ha desempeñado como docente universitario en varias universidades públicas y privadas del País. Ha dictado cátedra en las materias de Historia de Bolivia y Ciencia Política. Es autor de dos ensayos político-históricos sobre el “Estado y dominio de clase” y “Estado y clases dominantes en Bolivia”. Ha escrito también un manual crítico en métodos de investigación denominado “Crítica al método y método crítico”.

Atrás