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Los golpistas no pueden disimular su racismo

Carlos Echazú Cortez

Esa amplia y mayoritaria proporción de bolivianos que repudiamos el racismo y toda forma de discriminación hemos quedado pasmados al escuchar a la autoproclamada Jeanine Añez decir, en acto público, que el juicio del caso de racismo  del 24 de mayo de 2008 en Sucre fue «infundado, manipulado y tergiversado«. Uno se pregunta si ella  pretende que se olvide que varios indígenas fueron obligados a marchar descalzos y semidesnudos por las calles de Sucre, mientras eran insultados y agredidos por una turba, hasta llegar a la plaza 25 de mayo, donde se les obligó a arrodillarse, disculparse y besar el suelo. ¿es eso?, ¿Pretende que lo olvidemos? Si es así, pues sus pretensiones son vanas ya que esos sucesos están grabados.

Cuando dice que lo ocurrido fue tergiversado, uno se pregunta ¿Cómo se puede tergiversar eso?, si todos los vimos, esos acontecimientos están filmados. No hay lugar a interpretaciones o enfoques diversos. Simplemente ocurrió eso: Los racistas humillaron y mancillaron a varios indígenas ante la vista de todo el país.

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Por otro lado, el señalamiento en relación a que el juicio fuera infundado da lugar a una consideración todavía peor a la de pretender que se olviden los actos racistas del 24 de mayo en Sucre, vale decir, que la autoproclamada considera que lo que ocurrió no fue tan grave como para enjuiciar a sus promotores. Entonces cuando uno piensa en los antecedentes de Añez es que se comprende que ésta si puede ser la explicación a lo vertido por ella. Después de todo, ella twiteó que el «indio» se estaba aferrando al poder. También fue ella que, en sus tiempos de parlamentaria, se refirió tan despectivamente a la Wiphala, símbolo de los pueblos indígenas. Al respecto, hay que recordar que en aquél 24 de mayo de 2008, así como durante el golpe de Estado de 2019 se quemó la wiphala por parte de los grupos racistas. Unos y otros tienen pues coincidencias. Entonces ¿por qué sorprenderse que la autoproclamada diga que el juicio a los racistas de Sucre fue infundado?, es lo mismo que pretender que un racista considere que el juicio a otro racista fuera justo. Eso no puede ocurrir, es ilógico. Por lo tanto, lo que tenemos al frente es, ni más ni menos, racistas defendiendo a racistas.

En ese mismo acto, la autoproclamada se refirió a la necesidad que tienen ellos de unificar sus fuerzas y evitar la dispersión de su voto para que «los violentos y los salvajes no vuelvan al poder«. La referencia a los «violentos salvajes» en consideración a lo ocurrido en mayo de 2008 en Sucre cabría perfectamente a quienes agredieron de modo brutal a los indígenas. Sin embargo, la autoproclamada se está refiriendo justamente a los indígenas que fueron los que detentaron el poder durante el proceso de cambio. Efectivamente, los racistas siempre se han referido a los pueblos indígenas de todo el mundo como a «salvajes». Lo que asombra es que lo digan con un descaro tan abierto en acto público y lo hagan a nombre que de la democracia.

Después de estos razonamientos básicos queda simplemente la constatación en torno a lo que ha emergido en nuestro país es un golpe fascista y racista. Su falacia en torno a una «revolución ciudadana, pacífica y democrática» queda en el ridículo ya que un racista no puede ser demócrata, y estos golpistas no pueden disimular su racismo.

Carlos Echazú Cortez

Paceño nacido en 1964. Graduado en Ciencias Políticas en la Universidad de Uppsala en Suecia. Se ha desempeñado como docente universitario en varias universidades públicas y privadas del País. Ha dictado cátedra en las materias de Historia de Bolivia y Ciencia Política. Es autor de dos ensayos político-históricos sobre el “Estado y dominio de clase” y “Estado y clases dominantes en Bolivia”. Ha escrito también un manual crítico en métodos de investigación denominado “Crítica al método y método crítico”.

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