El velo de la Verónica

Rodolfo Faggioni

Según la tradición Cristiana, Verónica fue la mujer que, durante la Via Crucis, tendió a Cristo un velo para que enjugara el sudor y la sangre. En la tela había quedado milagrosamente impreso el Santo Rostro de Nuestro Señor. La escena no se encuentra en los Evangelios Canónicos, se refiere solamente al Evangelio Apócripo de Nicodemo.

En 1208, con una breve «Ad commemorandas nuptias»  firmado el 13 de Enero por el Papa Inocencio III, se instituyó una solemne procesión, que de la Basilica de San Pedro, en Roma, llegase hasta la Iglesia del Espíritu Santo, de una reliquia sagrada que llevava impresa el rostro de Jesús, llamada,»Sacrosancto Veronicae Sudario«. En 1300, durante la solemne exposición de la reliquia en la Ciudad del Vaticano, el Papa Bonifacio VIII anunció solemnemente que había decidido convocar un Jubileo Universal, con la ostensión del velo con la imágen del Nazareno. Esta tradición presiguió durante dos siglos y medio, hasta el Jubileo de 1450 cuando la falsa voz de una exposición extraordinaria hizo que los peregrinos que deseaban participar a la procesión fuesen pisoteados por la enorme muchedumbre muriendo más de 200 personas. Por este motivo, en 1471 el Papa Sixto IV decidió que la procesión se realizase únicamente al interior de la Basilica de San Pedro.

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En 1527 la reliquia desaparece. El 6 de Mayo, Roma fue saqueda por los mercenarios al servicio de Carlos V de Asburgo, rival accérrimo de Francisco I de Valois y por lo tanto del Papa Clemente VII. El Pontífice tuvo que refugiarse en Castel Sant’Angelo y luego escapar a Orvieto donde fue obligado a coronar Carlos V como Emperador del Sagrado Imperio.

En pasado, los Pontífices Romanos tuvieron que salvar la sagrada reliquia de las incursiones de  españoles, alemanes y lanquenetes. En 1409, durante el saqueo de Ladislao de Nápoles, la «Verónica» fue escondida al interior de Castel Sant’Angelo, en 1410 en solemne procesión fue llevada otra vez a San Pedro.

Desde 1527 no se sabe nada de la santa reliquia venerada en todo el Medio Evo. El Cardenal Giovanni Salviati en una carta fechada el 8 de Junio y dirigida a Baldassare Castiglione sostenía que había sido quemada. En 1616 el clérigo y archivista de la Basilica Vaticana, Giacomo Grimaldi, afirmó que «la Verónica, la lanza y la cabeza de San Andrés apóstol, durante el saqueo de Roma, fueron salvados».

Según la “Relación Histórica” escrita en 1646 por el sacerdote capuchino Donato da Bomba, en 1608 una señora, Marzia Leonelli, para sacar a su marido de la cárcel, vendió por 400 escudos el “Velo de la Verónca”, que había recibido como dote, a Donato de Fabritiis. Dado que la reliquia no se encontraba en buenas condiciones, de Fabritiis la entregó a los Padres Capucchinos que tenían un Santuario en la pequeña población de Manopello, en la región de los Abruzos, centro de Italia.

El fraile capuchino Remigio de Rapino recortó los bordes del Velo y lo colocó entre dos marcos de madera de nogal. Los marcos y los cristales son los que todavía hoy conservan el velo en el Santuario de  Manopello. Esta relación diverge de la historia popular de la llegada del icono al pueblecito de Manopello, de manos de un peregrino, en 1506.

La Sagrada Reliquia actualmente se encuentra en el “Santuario del Rostro Santo” de Manopello y no se sabe como o porqué se encuentre en esa localidad. El condado de Manopello fue fundado en 1061, cuando al primer conde, Boemondo, le fue asignado el feudo que se encontraba en la parte septentrional del Reino de Nápoles casi al confín con el Estado de la Iglesia.

Algunos estudiosos, entre los que podemos mencional a Leonardo Santoro (1475-1569) en su manuscrito original «Historia del Saqueo de Roma» afirma que el comandante del Ejército Español en Italia Fernando de Alarcón, por los servicios prestados al Rey Fernando el Católico, obtuvo el Marquesado del Valle Siciliano en Abruzzo.

Según los estudios del historiador, es muy probable que durante el saqueo de Roma, Fernando de Alarcón con las fuerzas imperiales que ocuparon Roma hasta Febrero de 1528 se haya apropiado del «Santo Rostro» saqueado en San Pedro, y terminado el conflicto franco-español se lo haya llevado a los territorios dónde era Marqués.

Solamente el 6 de Abril de 1646, la Santa Reliquia fue expuesta por primera vez a la veneración pública de los fieles en la pequeña población de Manopello y por casi cuarenta años estuvo custodiada al interior de un nicho, en la parte derecha del altar mayor del Convento de los Padres Capuchinos. En 1690, los frailes establecireon que la fiesta del «Velo de la Verónica» se hubiese celebrado el 6 de Agosto, coincidiendo con la solemne fiesta liturgica de la Transfiguración de Nuestro Señor.

Solamente desde 1703 el velo con la imágen de Cristo se expone solennemente en la Iglesia de los Capuchinos y desde 1712, una vez al año sale en procesión por las calles de la población.

El «Velo de la Verónica” donde está impreso el “Santo Rostro de Jesús» es un Velo de cm. 17×24, desplegado y protegido en un marco entre dos hojas de vidrio y es tan sutíl que no se puede extraerlo del relicario sin correr el riesgo de dañar la imágen de Nuestro Señor impresa misteriosamente.

En 1997 el estudioso y catedrático de la Universidad de Bari (Italia) Donato Vittori, hizo un examen del velo con los rayos ultravioleta, descubriendo que las fibras no tienen ningún tipo de pigmentación. Al observarse la reliquia con el microscopio se descubre que no está pintada y que no está tejida con fibras de color.

A través de sofisticadas técnicas fotográficas digitales, se ha podido constatar que la imagen es idéntica en ambos lados del velo, como si fuera una diapositiva y se ha demostrado que la imagen de la” Sábana Santa” de Torino se sobrepone perfectamente al “Velo de la Verónca” de Manopello

Es otro de los grandes misterios de la bimilenaria historia de la Iglesia Católica que apasiona a creyentes y no creyentes. La respuesta a estos interrogativos no la puede dar la ciencia, solamente la  fe.

Rodolfo Faggioni

Es periodista boliviano. Actualmente vive y trabaja en Italia como corresponsal de medios de comunicación latinoamericanos. Desde 1975 es miembro de la Asociación de Prensa Internacional en Italia. En 1995 fue ganador del XXI Premio Internacional "DANTE ALIGHIERI" en Artes, Letras y Comunicación Social en la sección Periodismo.

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