Letras del tesoro de El Salvador
Frente a una denuncia reciente de posibles intenciones en comprar letras del tesoro del Banco Central de Reserva (BCR) de El Salvador, por parte del Banco Central de Bolivia (BCB), por la suma de 200 millones de dólares con una tasa promedio del 6.5% anual, se realizan algunas inferencias sobre los riesgos potenciales en la posible inversión (aún no oficial).
De forma usual, antes de efectuar una inversión financiera, lo primero en considerar es la calificación de riesgo, así como las condiciones de plazos y rentabilidad inmersa. La mejor inversión considerada, por el lado del riesgo bajo, es en aquellos países con la menor probabilidad de incumplimiento de pago, llamada calificación de largo plazo ‘AAA’, misma que fue asignada a 12 países (Alemania, Estados Unidos, Canadá, Suiza, Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Nueva Zelanda, Singapur y Suecia).
Otros grados de inversión aceptables, se pueden clasificar en: alto grado (‘AA’, Ej. Bélgica, China, Chile, Finlandia, etc.); grado medio superior (‘A’, Ej. Japón, Israel, Islandia) y grado medio inferior (‘BAA’, Tailandia, Uruguay, Colombia y Panamá, entre otros)
Por su parte, la calificación de riesgo de El Salvador de largo plazo, según Moody’s, recibió una disminución en la calificación de ‘B1’ a ‘B3’ interpretada como inversión especulativa, con valoración no apta para la realización de inversiones financieras con probabilidad de pérdida parcial o total de capitales e interés, así como modificaciones en los plazos pactados, sensibles al deterioro económico del país emisor.
Invertir en los bonos de El Salvador es equivalente, por su calificación de riesgo, a comprar letras del tesoro de Argentina, Pakistán, Jamaica, Bosnia-Herzegovina y San Vicente y Granadinas; más aún si la calificación de riesgo de El Salvador tiende a la baja (CAA1) como riesgo substancial con alta probabilidad de incumplimiento en términos de capital y de interés.
La Economía de El Salvador en el 2015 cerró con contracción económica (crecimiento negativo) y de forma actual, ostenta una estrategia de captación internacional de fondos para cumplir con sus acreedores de corto plazo, también llamada deuda bola de nieves o esquema de financiamiento ‘Ponzi’, en atribución a un inmigrante italiano (Carlos Ponzi) quién llegó a Estados Unidos, funcionando a déficit y conseguía nuevos financiamientos para pagar sus deudas antiguas.